El BCE afronta resistencia a su plan de crear una unión bancaria

El Banco Central Europeo, que celebrará su reunión mensual el jueves, probablemente se abstendrá de tomar nuevas medidas para revivir la expansión de la zona euro en medio de crecientes temores de que los gobiernos están dando marcha atrás en sus promesas de construir una red de contención común para sus bancos.

Funcionarios de la Unión Europea, incluidos del BCE, presionan para que se cree una autoridad central, respaldada por una fuente común de dinero, que se encargue de «sanear» o desactivar bancos atribulados en cualquier lugar del bloque monetario de 17 países.

Pero aunque el BCE y muchos analistas afirman que eso es vital para estabilizar la zona euro, la semana pasada, Alemania y Francia propusieron dejar en manos de las autoridades nacionales la tarea de lidiar con los bancos quebrados.

La renuencia de los gobiernos a delegar poderes a nivel continental resaltan los temores del BCE de que sus propios esfuerzos por solucionar la crisis de deuda libra a los políticos de la presión de actuar.

«El BCE hace más y los estados miembros menos», afirmó Mujtaba Rahman, director de la consultora Eurasia Group. «Un acuerdo sobre las dos cuestiones políticas más importantes —quién decide y quién paga— aún está muy lejos».

Los analistas prevén que el BCE no tocará las tasas de interés el jueves, luego de que en mayo redujera su tasa de referencia para préstamos en un cuarto de punto porcentual a 0,5%, un mínimo récord. Aun así, algunos analistas afirman que es posible un mayor recorte, ya que la inflación está muy por debajo de la meta de 2% del BCE.

Funcionarios del banco han relativizado la perspectiva de que se tomen medidas más radicales para impulsar los préstamos y la actividad económica, como imponer tasas de depósito negativas a fondos de bancos aparcados en el BCE, o comprar grandes cantidades de pequeños préstamos empresariales.

El mercado de créditos a pequeñas empresas respaldados por valores es «muy pequeño», indicó la semana pasada el vicepresidente del BCE, Vítor Constâncio. «No exageremos» el tema, agregó.

Se prevé que el BCE reducirá el jueves su proyección de la economía y la inflación para 2013.

Recientes sondeos a empresas sugieren que la economía de la zona euro se contraerá por séptimo trimestre consecutivo, aunque el ritmo de la caída podría estar cediendo. El BCE sigue proyectando un leve repunte para fines de año.

La promesa del presidente del BCE, Mario Draghi, en julio de 2012 de hacer «lo que sea necesario» para salvar el euro ha mantenido la calma en los mercados financieros de la región, a pesar de los temores de que el bloque no esté logrando solucionar lo que muchos analistas consideran su debilidad subyacente, incluyendo la salud inestable de muchos de sus bancos.

Con los retornos sobre los bonos de España e Italia estables, el BCE ingresa al segundo semestre sin pánico en los mercados de deuda por primera vez en cuatro años. Pero muchos funcionarios europeos advierten que la zona euro sigue siendo vulnerable a un cambio de ánimo de los inversionistas.

Los críticos afirman que la complacencia política se ha instalado en muchas capitales, y que el BCE es parcialmente responsable.

El BCE ganó tiempo para que los gobiernos reformen sus economías y bancos, y para que apuntalen el gobierno de la zona euro. Pero los políticos se han aprovechado de la calma del mercado financiero para reducir sus esfuerzos.

La falta de avances en una «unión bancaria» también complican los esfuerzos del BCE de incentivar el crecimiento y estabilizar la inflación, porque sus bajas tasas de interés y los préstamos ilimitados a los bancos están llegando de forma dispareja a la zona euro. Un motivo importante son las dudas sobre la fortaleza financiera de los bancos del sur de Europa, y los gobiernos afectados por la crisis que los respaldan, están obstaculizando los préstamos internacionales.

Los líderes de la zona euro acordaron en 2012 formar una unión bancaria que incluiría un solo supervisor ubicado dentro del BCE, una garantía común para los depósitos y el fondo de resolución.

El BCE debe hacerse cargo de la supervisión de bancos grandes en 2014, pero sostiene que su rol no tendrá peso si no hay un mecanismo continental para desarmar bancos en problemas.

Pero con elecciones en Alemania en septiembre, Berlín encabeza la resistencia contra las propuestas que implicarían crear fuentes centralizadas de dinero. El seguro para depósitos está fuera de discusión por ahora. Y Berlín insiste en que una autoridad central de resolución requeriría cambios a tratados de la UE, un proceso engorroso. Sugiere, en cambio, más coordinación entre las autoridades nacionales.

Fuente: Wall Street Journal (http://online.wsj.com/article/SB10001424127887324063304578525941530074334.html?mod=WSJS_mercados_LeadStory)

 

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