Warren Buffett: «A Wall Street le importa más generar honorarios que promover la cultura de la inversión»
El «Gurú de Omaha» dijo en un reportaje en The New York Times que «es una falacia que que los mercados son más ricos debido a la gran liquidez de la bolsa»
En un artículo publicado en The New York Times, el periodista Andrew Ross Sorkin relata en primera persona la conversación que mantuvo recientemetne con el Gurú de Omaha, Warren Buffett.
A continuación parte de su nota.
«Si alguien compró acciones de Berkshire Hathaway en 1965 y se las quedó, hizo una gran inversión – y su broker se murió de hambre».
Quien lo dijo fue Warren E. Buffett, con quien me encontraba almorzando en un club privado del centro de Manhattan la semana pasada, lamentaba el estado actual de Wall Street, que promueve una cultura comercial antes que una cultura de inversión y ofrece incentivos a brokers y operadores para generar honorarios y ganancias rápidas.
«Ahora se pone más énfasis en el trading. Lo puede comprobar con sólo ver el volumen de operado de todas las acciones», comentó.
Buffett, de 82 años, es famoso por invertir en empresas que considera sólidas y esenciales para la economía, como ferrocarriles, empresas públicas y compañías financieras, y retener su participación en el largo plazo. El argumento de que los mercados son más ricos hoy debido a la gran liquidez de la bolsa, una función de compraventa rápida y trading electrónico, es una falacia, dijo.
«Usted no puede comprar 10% de la tierra de cultivo en Nebraska en tres años si se decide a hacerlo», explicó. Pero, señaló, él pudo adquirir el equivalente del 10% de IBM en 6 a 8 meses por la liquidez del mercado.
«La idea de que la gente considere sus tenencias de tal modo que esa clase de volumen exista significa, en gran medida, que se trata de un juego de casino», dijo. A diferencia de muchos inversores, Buffett planea quedarse con su participación en IBM durante muchos años.
Buffett hizo constantes referencias a un tiempo pasado, en parte porque había llegado a Nueva York con el fin de presentarse en distintos programas de televisión para hablar sobre un nuevo libro que relata su trayectoria de 61 años, que comenzó en 1951 con Buffett-Falk & Company, en Omaha.
El libro, Tap Dancing to Work , escrito por una periodista y buena amiga suya, Carol Loomis, de la revista Fortune , es un compendio de artículos que ella y otros escribieron en Fortune que recorre la trayectoria de Buffett.
Mientras conversábamos sobre los «buenos tiempos pasados» -habló de algunos viejos amigos que fueron exitosos inversionistas en fondos especulativos, como Julian Robertson, fundador de Tiger Management- quedó claro que Buffett estaba menos entusiasmado con la clase de inversor de la siguiente generación. Cuando le pregunté, por ejemplo, si había algún inversionista privado que admirase, respondió a secas: «No».
Cuando le pregunté si seguía a algún administrador de un hedge fund , tardó en dar un nombre hasta que mencionó que le agradaba Seth Klarman, un inversor de bajo perfil que maneja el Baupost Group, con sede en Boston.
«En general, no son tan buenos como los viejos. El campo se ha inundado, hay tanto dinero en juego y la gente ha ganado plata diciendo sólo ‘ hedge fund ‘. En otros tiempos esto no ocurría: uno tenía que hacer cierto recorrido antes de que la gente pusiera plata en uno. Cuestión de marketing».
Por un momento hizo una pausa, y luego planteó que si hoy crease un fondo de riesgo, «probablemente crecería más rápido, porque un informe hoy atraería dinero mucho más rápido», al conjeturar que su informe de ganancias atraería miles de millones de dólares de fondos de retiro y otros.
Pero luego admitió una obviedad de la inversión que conoce demasiado bien, como administrador de una empresa hoy valuada en unos u$s220.000 millones: «Y entonces el dinero empieza a volverse contraproducente en un punto, también».
Hasta 1969, Buffett dirigía una sociedad privada similar en algunos sentidos a un fondo especulativo moderno, excepto que la estructura de honorarios era realmente distinta. En lugar de cobrar «2 y 20»-un 2% de honorario de gestión y un 20% de ganancias- los inversores de Buffett «mantienen todas sus ganancias hasta un 6%; por encima de ese nivel, Buffett recorta un cuarto», escribió Loomis.
Sin embargo, en 1969, el «Oráculo de Omaha» anunció que iba a deshacerse de esa sociedad.
«Es un mercado que no entiendo» fue su explicación.
Buffett pensó que la bolsa de 1968 estaba exageradamente sobrevaluada, y tuvo razón. A fines de 1974, el mercado se desplomó. Buffett, por el contrario, siguió siendo el CEO de Berkshire Hathaway, una de sus primeras inversiones.
El gurú dice que ahora se considera un gerente comercial tanto como un inversor.
«Lo más importante que estoy haciendo es tratar de construir un negocio, y ya lo hicimos. Invertir es parte de eso, pero no lo principal», señaló.
En la actualidad, Buffett es particularmente cauteloso respecto de las estrategias de inversión que emplean los hedge funds , como vender a corto o apostar en contra de la acción de una compañía. Él solía vender a corto acciones de empresas como parte de una estrategia especulativa cuando estaba al frente de su sociedad, pero ahora sostiene que él y Charlie Munger, su viejo amigo y vicepresidente de Berkshire, lo ven muy difícil.
«Lo charlamos con Charlie, tenemos probablemente cien ideas de cosas que podrían ser buenas ventas a corto. Probablemente llegaron a serlo, por lo menos, el 95% de ellas, y no creo que habríamos sacado un centavo de ahí si nos hubiésemos metido en la actividad. Es demasiado difícil», explicó, sugiriendo que el timing es crucial en el caso de las inversiones a corto plazo.
Una de sus grandes preocupaciones en estos días es qué va a suceder con todo el dinero de las pensiones que se está invirtiendo en los mercados, a menudo con poco éxito, debido, en parte, a que los inversores constantemente están comprando y vendiendo títulos siguiendo el consejo de brokers y asesores, en lugar de conservarlos a largo plazo.
«La mayor parte de los inversores institucionales, sin importar quién esté a cargo -ya sea el tesorero de una universidad o los administradores del fondo de retiro de algún estado-, están comprando lo que les indican».
La mayoría de los fondos de pensión posiblemente no compraron acciones de Berkshire en 1965 y se quedaron con ellas, pero de haberlo hecho, hoy tendrían muchos menos problemas. Al final de su libro, Loomis recuerda que cuando mencionó el nombre de Buffett por primera vez en la revista Fortune en 1966, la acción de Berkshire se comercializaba a u$s22. Hoy vale casi 133 dólares.
(fuente: IProfesional.com – 17/12/12)