El seguro nace con el objetivo de resolver necesidades concretas de la sociedad y al mismo tiempo con el propósito de generar una empresa que fuera rentable. La autora de estas líneas reseña la historia, afirma que el Seguro es el antecedente natural de la Responsabilidad Social Empresaria (RSE) y traza líneas sobre cómo gestionarla en las organizaciones.
La esencia de la actividad aseguradora es solidaria, se trata de una mutualidad de riesgos, que resguarda a las personas.Su origen se remonta a las antiguas civilizaciones griega, romana, babilonios e hindúes quienes efectuaban contratos “a la gruesa” financiando pérdidas colectivamente. También se reconoce durante la edad media la costumbre de asociaciones religiosas de colectar y distribuir fondos entre sus miembros en caso de muerte de alguno de ellos. Las personas que vivían en pequeños grupos, solidariay fraternalmente se apoyaban para hacer frente a las consecuencias de diferentes desgracias a las que estabanexpuestas, dando así origen al Seguro que hoy conocemos, pero nuestra memoria al pensar en la génesis nos remonta a navíos, con un sentido empresario ya constituido y hasta se nos escapa decir “industria” para referirnos a la actividad aseguradora. Cuando en realidad ésta es el antecedente natural de la concepción actual de la Responsabilidad Social Empresaria (RSE).
CÓDIGO. Los mercaderes babilónicos, entre los 4000 y 3000 años antes de Cristo, asumían el riesgo de pérdida por piratería de las caravanas movilizadas en la antigua Babilonia. Su Talmud, además, ofrecía ciertas prácticas similares a los seguros que realizaban los hebreos. Y hablando de documentos, cabe resaltar que el Código de Hummurabi ya incluía 282 cláusulas dedicadas al «préstamo a la gruesa ventura». Pero en la antigua Grecia, podemos decir que comienza a convivir la práctica solidaria original del seguro al mismo tiempo que se va desarrollando la actividad como un negocio que dé garantías a otros comercios.
Situados en Grecia entonces, mientras algunas asociaciones de artesanos se organizaban por medio de una aportación con la que aseguraban sus propios funerales, el comercio marítimo de Rodas hace que dicha civilización legisle el “Préstamo a la Gruesa”, sobre los barcos y sus cargas. Durante la Edad Media, el préstamo a la gruesa sigue perfeccionándose, pero el asegurador era todavía un comerciante individual y aún no existían compañías aseguradoras. En paralelo, los gremios medievales, establecieron asociaciones con fines caritativos, cuyos fondos servían para proteger a sus miembros contra las pérdidas sufridas por incendio, inundaciones o robo. Y similares a los gremios, surgen en esta época las guildas, asociaciones a las que puede considerarse comola antesala de las mutuas o de las compañías de seguros. Constituidas por artesanos, mercaderes o comerciantes de una misma actividad, a través del pago de una cuota que permitía el acceso a un proteccionismo mutuo que cubría las pérdidas hacia la familia, a modo de seguro, en caso de que ocurriera algún imprevisto como un incendio, una muerte o la enfermedad.
Ahora bien, ya el seguro explotado con ánimo de lucro tiene su antecedente en el primer contrato de seguro marítimo en 1347. Durante la Edad Moderna, aparece el seguro contra incendios en Inglaterra ante el siniestro histórico de 1666 iniciado en el comercio de Thomas Farynor, panadero de Carlos II.
También es preciso mencionar el seguro generado en las montañas. Los campesinos de los Alpes organizaron sociedades de ayuda mutua a principios del siglo XVI, para cuidarse mutuamente. Cuando los campesinos descendieron de las montañas y fueron a Zúrich y Múnich establecieron los embriones de las compañías que hoy conocemos.
GESTIÓN ESTRATÉGICA. De esta manera, con la descripción histórica, sobre todo haciendo foco en las primeras etapas embrionarias del seguro, se puede afirmar que la actividad aseguradora es el antecedente natural de la Responsabilidad Social Empresaria, no en su faceta filantrópica sino en su concepción evolucionada y actualmente definida como gestión estratégica de los impactos sociales y ambientales (y hasta culturales) de las decisiones y acciones de las organizaciones, generando valor compartido. Concepto del cual se desprenden algunas reflexiones:
Se alude a la responsabilidad de las organizaciones por sus impactos y no actos. Las responsabilidades moral y jurídica remiten a lo que las personas hacen; la responsabilidad social remite a lo que hace lo que ellas hacen (Vallaeys, 2012). El impacto pierde su carácter anónimo y por lo tanto debe gestionarse, se puede interpelar (recordando que la Responsabilidad Social no debe ser entendida como compromiso social voluntarioso). Y rompiendo aún más paradigmas, la responsabilidad social no está más allá y fuera de las leyes sino que se articula con las obligaciones legales.
No se trata de compartir el valor económico ya creado (filantropía, donaciones, inversión o integración social-etapas previas de la RSE), ni de una buena ciudadanía corporativa, ni de mitigar el riesgo y el daño, ni de equilibrar los intereses de todos los grupos de interés. Se trata de la RSE ahora como una herramienta de gestión estratégica (Sustentabilidad) estrechamente vinculada al negocio, creando valor económico y social en simultaneo para sí misma y para otro grupo de interés (ejemplo: programas de seguridad vial que provocan ahorros para las comunas por menor cantidad de personas accidentadas hospitalizadas, al mismo tiempo que disminuyen los siniestros).
Pero además, según un estudio científico propio, abordando al mercado asegurador argentino en particular (abordaje de todo el universo y su comportamiento en los últimos 10 años) para que una estrategia de Sustentabilidad destinada hacia adentro de la organización genere valor se requiere que esas acciones sean difundidas/socializadas entre el capital humano y éste coparticipe de las mismas (valor compartido), impactando así en su motivación, pertenencia y productividad. Dato de color: se comprueba una mayor correlación cuando se trata de aseguradoras argentinas de la economía solidaria (ej.: cooperativas).
Bajo esta y no otra definición de la RSE, hoy llamada Sustentabilidad (1), es que se puede afirmar que el Seguro, con sus propósitos originarios, es el antecedente de la misma, pues su constitución se emplaza para generar una empresa que fuera rentable y que al mismo tiempo estuviera resolviendo necesidades concretas de la sociedad (el resguardo solidario frente a eventos imprevistos futuros), e impactando además con el devenir de su actividad en el desarrollo sostenible de los pueblos (directa e indirectamente hoy sobre cada uno de los llamados Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas).
NOTA
(1) Ya se discute su reemplazo por la terminología ASG, siglas para referirse a los criterios Ambientales, Sociales y Gubernamentales.
* Belén Gómez, Dra. en Ciencias Económicas. Magister en Innovación Social y Economía Solidaria por la Universidad de Salamanca. Economista especializada en Sustentabilidad por la Universidad de Oxford y el BID. Integrante de CERX (Centro de Economía Regional y Experimental). Adscripta a Presidencia Ejecutiva en Río Uruguay Seguros.
Fuente: www.revistaestrategas.com.ar