El pasado 12 de septiembre Apple dio a conocer sus nuevos teléfonos iPhone 8 y iPhone X, el Apple Watch Series 3 y el Apple TV 4K. En esta nota nos atrevemos a hacer algo de futurología de estos avances respecto al mercado asegurador. ¿Por qué el iPhone como referencia? Porque desde que Steve Jobs presentó su primera versión se convirtió en el norte para lo que hacen luego los otros fabricantes de smartphones.
Como en cada lanzamiento de la firma las expectativas y especulaciones abundaron. Ya está oficialmente disponible y podemos trazar algunas líneas imaginarias de lo que permitiría esta tecnología en un mercado asegurador altamente tecnificado.
La realidad aumentada, más aumentada
Por primera vez se presentó un iPhone cuya cámara y componentes están pensados para sacar el máximo provecho a la realidad aumentada. De hecho, en el iPhone X -una versión más potente que el 8- la cámara es capaz no sólo de reconocer a su dueño para desbloquearse automáticamente, sino que además detecta cuándo éste tiene la intención de usar el teléfono o simplemente quiere leer las notificaciones en pantalla. Esto gracias a que el equipo cuenta con sensores capaces de hacer un «mapa» de nuestro rostro y «entender» qué gesto estamos haciendo.
Según Phil Schiller, vicepresidente de mercadotecnia de Apple, con este equipo podremos apuntar la cámara a un partido de fútbol y ver a través de la pantalla el nombre de los jugadores por encima.
Si llevamos esto al mercado asegurador, se podría pensar en aplicaciones capaces de «reconocer» el nivel de daño en un vehículo tras un siniestro y hacer una inspección 100% digital y online, incluso a través del teléfono del asegurado. Esto mismo se podría pensarse aplicado a una cotización automatizada, en la que el interesado le «muestre» el vehículo a la aplicación y ésta determine automáticamente los costos y alcance de la cobertura.
La salud mejor monitoreada
Junto con el teléfono se presentó el nuevo reloj inteligente de Apple: el Apple Watch Series 3. Con su nuevo sistema operativo será capaz de medir con mayor precisión nuestro ritmo cardíaco, al punto de emitir alertas si aparecen arritmias.
Imaginemos que estos parámetros de medición vayan mejorando y sumando. ¿Se podría pensar en una contratación de seguro de salud cuya declaración jurada se complete automáticamente con la información del Apple Watch? ¿Y en un sistema que «premie» a aquellos clientes que más cuidado hagan de su salud, a partir de parámetros reales medidos minuto a minuto?
Inteligencia artificial y machine learning
Esta presentación de iPhone viene acompañada, como es costumbre, de una nueva versión del sistema operativo que usa el teléfono (iOS) y que también estará disponible para ediciones anteriores.
La versión 11 de iOS incorporará una versión de Siri (su asistente de voz) más inteligente, capaz de entablar un mejor diálogo con el propietario del teléfono. El camino apunta a un aparato con el que podamos hablar naturalmente para pedirle cosas, en otras palabras, con una inteligencia artificial más «humana».
Pero esto no será lo único. El sistema operativo incluirá mejoras en lo que hace a Machine Learning: la inteligencia artificial capaz de «aprender». Por ejemplo, el sistema de mapas de Apple «aprenderá» de nuestras actividades cotidianas y a partir de ello nos sugerirá lugares para visitar o alternativas mejores de ruta para llegar al trabajo.
Imaginemos esto trasladado al seguro. Si la aplicación de una aseguradora tuviera acceso a esta información, también podría «aprender» de los hábitos de conducción y sugerir coberturas más acordes a la rutina del cliente, o premiarlo si conduce de manera más segura. ¿Se imaginan al teléfono ofreciendo una cobertura contra robo más completa, o haciendo más precisa la cotización de la misma, según la peligrosidad de las zonas por las que circula?
¿Y el teléfono comprando por nosotros?
Cuando se habla de Machine Learning y de Inteligencia Artificial, surge la posibilidad de que las máquinas se relacionen entre sí. Se habla con entusiasmo del comercio electrónico, pero siempre haciendo foco en un cliente humano. ¿Y si es una máquina la que adopta la decisión de compra? ¿Qué pasaría si una persona le pidiera a su iPhone que busque una mejor aseguradora para su hogar, y éste se conectara con los cotizadores en línea de las empresas para intercambiar datos biométricos y estadísticos, cerrando la operatoria con la que considere mejor sin que el humano intervenga?
Absoluta personalización
Lo antes descrito parece tener una dirección definida: la personalización de los servicios al máximo nivel. Las máquinas entienden, aprenden y ofrecen soluciones a medida, no de un segmento, sino de cada individuo que las usa.
Lo mismo podría ocurrir con los servicios. Un cliente hiperconectado y con inteligencia artificial a su disposición, seguramente no se conformará con servicios pensados para «gente como él». Querrá servicios pensados para él individuo.
Si bien hasta acá no son más que especulaciones, la realidad es que el iPhone 8 y iPhone X ya están a la venta, y en los próximos días seremos testigos de las nuevas funcionalidades de iOS 11. A partir de allí, se abrirá una nueva etapa para Apple, y también para el comercio electrónico.
Fuentes consultadas: