Las universidades se preparan para responder a la demanda de las empresas este año, que exigen productos customizados con una respuesta casi inmediata en el mercado. Las nuevas tecnologías permean de forma transversal todos los programas.
En los últimos años hubo una transformación en materia de educación ejecutiva que tiene una dimensión global, agudizando la capacidad de adaptación de las universidades, que plantea nuevos desafíos para cumplir con la demanda de productos customizados que tengan una respuesta casi inmediata en el mercado.
Una de las tendencias más importante es la aplicabilidad del conocimiento. Es el foco que tienen las empresas a la hora de elegir una propuesta académica para sus empleados. Al mismo tiempo, recurren a las universidades para recibir asesoramiento, una especie de consultoría en «formación» de acuerdo a las habilidades necesarias para resolver problemas.
El cambio de gobierno, y un nuevo contexto macro con mayor apertura y una economía abierta, fomentan un clima de negocios que anima a las casas de estudio a buscar una mayor innovación y efectividad en sus ofertas académicas. «Las empresas son las que más demandan. Quieren que la educación ejecutiva sirva para resolver problemas concretos», dice Diego Luzuriaga, director de la Escuela de Posgrado del ITBA.
La oferta de educación ejecutiva es muy variada. Desde programas orientados a emprendedores, diplomaturas en Ventas o Liderazgo, a posgrados en Smart Cities y Energías Renovables. Los jóvenes profesionales y los recién graduados optan por estos programas que mezclan la experiencia aúlica con las nuevas tecnologías y la práctica, buscando tener nuevas herramientas para poder acceder a un mercado laboral cada vez más competitivo.
Una de las claves es la personalización de los contenidos y las metodologías, incorporando el uso de tecnologías como e-learning, simuladores virtuales, webinars, MOOC y otras herramientas tecnológicas. «Se acentúa más la tendencia hacia el formato personalizado. Por eso, continuamos modificando las currículas de los masters para que cada alumno pueda elegir y apropiarse de los contenidos que le interesan», afirma Paula Rodríguez Etchard, directora Ejecutiva de IAE Business School.
«Cada vez hay una mayor demanda de programas de corta duración. Es una tendencia propia de nuestro tiempo: respuestas rápidas a problemas puntuales que puedan llevarse a la práctica lo antes posible», dice Alejandro Bernhardt, director del ICDA, la escuela de negocios de la Universidad Católica de Córdoba. «En tendencias de temáticas, análisis de entornos, sostenibilidad, innovación, internacionalización y todo lo referido a lo digital está en las agendas de 2017», comparte Marco Lorenzatti, secretario de Posgrado y Educación Continua de la Universidad Blas Pascal (UBP).
Innovación constante
El desarrollo del conocimiento y su impacto global en la economía contribuyen al crecimiento de las carreras de posgrados y de programas profesionales en la medida que se requiere de nuevos skills y habilidades, con una formación más compleja y colaborativa. Estas necesidades generan una demanda de personal altamente calificado por parte del mercado, incluso en el sector público.
Según Raúl Barroso, secretario de Posgrado de la escuela de negocios de la Universidad Siglo 21, los skills más buscados en 2017 son la capacidad de adaptación al cambio, la gestión del conflicto, la habilidad de comunicación, el trabajo en equipo, la capacidad de relación y la empatía. Lorenzatti coincide con estas tendencias que combinan la formación presencial con programas e-learning o a distancia, a los que llama «blended», como una mezcla de actividades presenciales con las de tipo virtual.
Con respecto a los programas in company, Luzuriaga explica: «Las empresas nos piden asistencia técnica o consultoría para saber cómo resolver los nuevos problemas que enfrentan». Por su parte, Gabriel Aramouni, director de la Escuela de Administración y Negocios y del Centro de Educación Empresaria de la Universidad de San Andrés, dice: «Nuestro lema es Generar conocimiento para la acción. Buscamos cooperar con el proceso de transformación que hoy requieren las empresas y organismos públicos para actuar en un mundo volátil, incierto, ambiguo y complejo».
Si bien las nuevas tecnologías avanzan, las metodologías de enseñanza requieren de la experiencia aúlica, la colaboración entre pares, las simulaciones, los talleres aplicados y los estudios de casos en vivo. «La nueva tecnología puede facilitar el packaging del contenido, pero los programas 100% a distancia son muy pocos. Si es una Diplomatura en Liderazgo, es poco probable que se pueda hacer online. A la gente le gusta compartir el aula, aunque incorporamos tecnologías de gamification y simulaciones», resalta Luzuriaga, del ITBA.
También hay posgrados que son en su totalidad a distancia. «En las empresas hay cada vez menos prejuicios hacia lo virtual y se está comenzando a sacar partido de las virtudes de estos formatos intensivos en uso de tecnología», afirma Lorenzatti, de Blas Pascal.
En el ICDA creen que un porcentaje del proceso de aprendizaje puede ser online, pero no en su totalidad. La b-school viene trabajando en procesos de inmersión con el programa MOC (Microeconomics of Competitiveness), un curso de posgrado desarrollado por Michael Porter y que brinda junto con la Universidad de Harvard. Cada año viajan a Boston con referentes de distintos clusters de tecnología o minería, y buscan abordar el aprendizaje desde un lugar de liderazgo. Rodríguez Etchard aporta que una de las claves es la internacionalización que dan alternativas como las del IAE para hacer una experiencia cursando una semana en el exterior, permitiéndoles a los participantes ampliar su red de networking.
por RICHARD HEURTLEY.
Fuente: http://www.cronista.com/management/Educacion-ejecutiva-modelo-2017-20170222-0024.html