En una década, las rutas y calles de la provincia de Córdoba se devoraron 4.905 vidas. En los últimos años, la cifra trágica ha ido mermando de a poco.
Es el drama más democrático de todos. No distingue edades ni clases sociales. La inseguridad vial toca a todos.
En los últimos 10 años, las rutas y calles de la provincia de Córdoba se cobraron 4.905 vidas. Una cifra que estremece.
Sin embargo, el análisis no se detiene sólo en la estadística trágica.
Ya que desde 2014 hasta esta parte, aunque de a poco, se puede observar una merma que justifica encender una señal de esperanza.
Para ello, hay que retroceder a aquel 1° de enero de 2007, cuando en la Redacción de La Voz decidimos que no podíamos acostumbrarnos a ser meros cronistas pasivos de un dolor que parecía estar naturalizado en la sociedad.
Porque morir en un choque de tránsito nada tiene de destino.
Fue entonces que comenzamos a elaborar una base de datos propia que hoy nos permite medir, con absoluta independencia, cómo han impactado en todo este tiempo las políticas públicas para intentar contrarrestar semejante tragedia cotidiana.
En todo este largo tiempo, pudimos observar cómo no sólo las rutas eran trágicas, sino que también las calles urbanas se habían convertido en el escenario de un dolor callado.
Comprobamos, con nombres y apellidos, que en toda la provincia cada 18 horas muere una persona por choques.
Gran parte de estas víctimas, advertimos, iban en moto y no habían superado, aún, los 35 años. Y colisionaron en horario nocturno.
También subrayamos que los llamados “operativos turísticos”, en los que se reforzaban los controles ante los períodos de vacaciones, en realidad debían trocar en “operativos anuales”, ya que todos los meses el promedio de fallecidos por impactos de tránsito era dantesco.
Pasivos. No manejan. No aceleran ni frenan. Pero en estos 10 años, 242 bebés y niños murieron en las rutas y calles de Córdoba (La Voz / Archivo).
Pasivos. No manejan. No aceleran ni frenan. Pero en estos 10 años, 242 bebés y niños murieron en las rutas y calles de Córdoba (La Voz / Archivo).
Fue en medio de esta tarea que se anunció el regreso de la Policía Caminera, allá por 2008, y recién varios años después podemos comenzar a advertir algún cambio de conducta derivado de la severidad –y la permanencia– de sus controles.
Por eso, fuimos cautos cuando desde algunos sectores se buscaba promocionarla casi como un “éxito” inmediato.
También se culminó, luego de años sostenidos de atraso, la autopista Córdoba-Rosario, que aglutina el mayor volumen del tránsito carretero de la provincia.
No obstante, comprobamos que no necesariamente una mejora de la infraestructura vial redundaba de manera directa en la disminución del número de víctimas.
En esa vía, cambió la modalidad de los choques fatales: ya no chocan de frente, pero despistan en solitario, abusando de la alta velocidad.
En este relevamiento, comprobamos cómo los bomberos voluntarios de distintas localidades del interior tenían mucho más trabajo socorriendo a personas entre las chapas de los vehículos antes que apagando incendios.
Observamos cómo en la ciudad de Córdoba la participación de los motociclistas jóvenes entre los fallecidos iba aumentado año a año.
Buscamos las causas, y advertimos sobre el escaso control, la facilidad de la adquisición de este tipo de rodados y, también, que muchos se veían empujados a buscar un medio de bajo costo ante los reiterados problemas en el transporte público.
En esta década, especialistas aportaron miradas desde áreas distintas. También, miembros de organizaciones que nacieron de la sociedad. Familiares de víctimas que querían cambiar impotencia por acción. O personas ajenas a este dolor que tomaron conciencia de que alguna vez podía tocarles, si nada cambiaban.
Todos enriquecieron en estas páginas un debate urgente: la inseguridad vial es una de las principales causas de muerte no natural, en Córdoba y en el país.
Desastre en autopista. El 29 de octubre de 2010, 17 vehículos quedaron en medio del viento y la tierra: 9 muertos (Antonio Carrizo / Archivo).
Desastre en autopista. El 29 de octubre de 2010, 17 vehículos quedaron en medio del viento y la tierra: 9 muertos (Antonio Carrizo / Archivo).Desastre en autopista. El 29 de octubre de 2010, 17 vehículos quedaron en medio del viento y la tierra: 9 muertos (Antonio Carrizo / Archivo).
Sus víctimas son de todas las edades, aunque más la mitad de los fallecidos no había cumplido aún los 35 años. Mucho más quedaron con secuelas irreversibles.
En todo este proceso, también advertimos señales que invitan a pensar que algo puede estar cambiando.
“A pesar del incremento de los últimos años del parque automotor en la provincia, más el tránsito que trae el movimiento turístico, en Córdoba estamos bajando la cifra de fallecidos porque la seguridad vial ya es una política de Estado”, observa Miguel Rizzoti, director de Prevención de Accidentes de Tránsito de la Provincia.
Y pondera como clave la incorporación de la Policía Caminera.
Pablo Farías, subsecretario de Tránsito de la Municipalidad de Córdoba, también traza un diagnóstico en el que cruza pasado, presente y futuro.
“En la Capital estamos notando una mejora en el comportamiento del usuario de la vía pública, se utilizan más casco, más cinturón de seguridad, más respeto a los peatones, pero aún estamos lejos de estándares considerados adecuados en este tema”, apunta.
Farías anota como positivo las 23 mil personas que pasaron por la Escuela de Conductores de Motos.
Pero no deja de marcar los puntos pendientes, también: “La gran deuda es bajar la velocidad, todos nos piden lomadas”.
Para Marcela Alfaro, del Foro Familiares Víctimas Siniestros Viales, el punto es “la falta de una política mancomunada de todos los gobiernos para un cambio en el paradigma en relación a la cultura vial”. “Se producen acciones fragmentadas de las instituciones encargadas de velar por la seguridad, educación, asistencia jurídica y salud en esta problemática por estar naturalizado e invisibilizado el peor flagelo que nos acomete día a día al trasladarnos de un lugar a otro”, critica.
Y concluye: “Debería declararse la emergencia vial para que puedan actuar en conjunto los municipios y la Provincia”.
Por su parte, la profesora Isabel Cano, especialista en seguridad vial, sostiene que urge “realizar un trabajo sostenido, también monitoreado a través de la Educación Vial, que es el espacio escuela donde abarca a toda la población desde la primera infancia”.
Visiones desde el Estado y desde la sociedad civil que confluyen en un mismo objetivo: no llorar una vida perdida cada 18 horas.
Cambios en la ley
Otras penas
A fines de diciembre de 2016, la Cámara de Diputados convirtió en ley el proyecto que agrava las penas por delitos viales. Para ciertos casos fijó una pena que no es excarcelable y agravó los delitos viales que se cometan en estado de ebriedad o bajo efectos de estupefacientes, algo valorado por Las Madres del Dolor. Sin embargo, en Córdoba el Foro Familiares Víctimas Siniestros Viales cuestionó la normativa: “Es una ley confusa con errores de redacción, que sigue dejando la interpretación y aplicación a discrecionalidad de los jueces y de lo que cada uno de ellos piensa que es un delito vial o no”.
Para dimensionar una tragedia cotidiana
En agosto de 1999, la tragedia aérea de Lapa, que afectó a decenas de familias cordobesas, dejó 67 víctimas fatales. En estos 10 años, en las rutas hubo más de 73 tragedias de este tipo.
El peor desastre natural de Córdoba ocurrió en San Carlos Minas. En 1992, la crecida de un arroyo dejó 35 muertos. En 10 años, este fenómeno se reprodujo 140 veces en las rutas y calles.
Los 4.905 muertos por choques ocurridos en la provincia de Córdoba entre 2007 y 2016 alcanzarían para cubrir el pasaje complejo de más de 87 ómnibus de dos pisos, con 56 asientos.
Si sólo si tienen en cuenta los adolescentes y niños muertos en choques durante estos últimos 10 años, por la inseguridad vial en Córdoba se habrían perdido 27 aulas enteras de 30 alumnos.
El total de víctimas fatales por tragedias de tránsito en 10 años alcanzaría para colmar los 3.200 lugares del Polideportivo Carlos Cerutti, de Córdoba. Y 1.705 más quedarían afuera.
Fuente: http://www.lavoz.com.ar/especiales/entre-el-dolor-y-la-esperanza