El Origen de las Frases Ilustres…

rasgarse las vestidurasRASGARSE LAS VESTIDURAS. Se ajusta a los casos en que alguien demuestra con evidencia  su dolor, malestar, rabia o indignación. También se usa por la negativa: “no hay que rasgarse las vestiduras”, para señalar que no se debe exagerar o dramatizar, pues lo acontecido no lo amerita. Puede creerse que se trata de una práctica exclusiva de gente pudiente, que posee ropa suficiente como para darse el lujo de romper alguna en un momento de ira, pero no es así. Era la actitud que asumían los miembros de antiguos pueblos, en particular judíos, cuando eran víctimas de desgracias. En algunos casos, también se complementaba la acción con autoflagelaciones.

La expresión es muy antigua. LA Biblia habla de situaciones en las que la gente se rasgaba la ropa. Es posible que hoy día nos extrañe que la gente se rasgara a propósito la ropa que llevaba puesta. Pero para los judíos de tiempos bíblicos eso no era raro. Tenían la costumbre de rasgarse la ropa cuando sentían vergüenza, furia, tristeza profunda o algún otro sentimiento intenso.

Veamos algunos ejemplos. La Biblia dice que Rubén “rasgó sus prendas de vestir” cuando se enteró de que sus hermanos habían vendido a José como esclavo. Su padre, Jacob, también “rasgó sus mantos” cuando pensó que un animal salvaje había matado a José (Génesis 37:18-35). Y Job se puso a “rasgar su vestidura” cuando le dijeron que todos sus hijos habían muerto (Job 1:18-20). Otro hombre que rasgó sus prendas de vestir fue el mensajero que llevó malas noticias a Elí. Tuvo que contarle a Elí que los israelitas habían perdido la batalla, que los dos hijos de Elí habían muerto y que los enemigos habían robado el arca del pacto (1 Samuel 4:12-17). El rey Josías también “rasgó sus prendas de vestir” cuando su secretario le leyó la Ley de Dios y se dio cuenta de que los israelitas estaban pecando contra Jehová (2 Reyes 22:8-13).

La Biblia dice que Caifás también “rasgó sus prendas de vestir exteriores” cuando acusó a Jesús de un pecado muy grave (Mateo 26:59-66). Los maestros religiosos judíos enseñaban que usar el nombre de Dios era un pecado. Por eso pusieron la norma de que cualquiera que oyera pronunciar el nombre de Dios tenía que rasgarse la ropa. Pero después de que el templo de Jerusalén fue destruido, algunos pensaban que esa norma ya no era necesaria. Decían que si había que rasgarse la ropa cada vez que oían el nombre de Dios, pronto destrozarían toda su ropa.

Muchos judíos se rasgaban la ropa solo porque era una costumbre o porque querían parecer muy buenos. Pero a Jehová lo que le importaba era si la persona estaba arrepentida de corazón por sus pecados. Por eso le dijo a su pueblo: “Rasguen su corazón, y no sus prendas de vestir; y vuelvan a Jehová su Dios” (Joel 2:13).

Esto es lo que podemos contar, pero no nos rasgamos las vestiduras porque haya algún otro tipo de explicación o antecedente…

Comments are closed.