Elon Musk ha dicho que no, que en el último accidente en el que supuestamente se había visto involucrado el piloto automático de uno de sus Model X no estaba activada la función autopilot. El piloto que sufrió accidente aseguraba que así había sido, pero los logs internos del coche apuntan en la dirección opuesta.
De esta manera, los coches autónomos de Tesla nos vuelven a dar pistas del futuro al que podría dirigirse la industria del automóvil. Un futuro en el que nuestros vehículos lleven auténticas cajas negras en su interior que sean capaces de aclarar los detalles de cualquier accidente que tengamos con ellos beneficiando a investigadores y aseguradoras y perjudicando a la picaresca.
Accidentes que no son lo que parecen
Mucho se ha estado hablando estos días de Tesla y el piloto automático de sus coches, sobre todo después de los accidentes de un Model S a finales de junio y un Model X una semana después. Estos casos no sólo han servido para encontrar deficiencias en este sistema, sino que han hecho que la empresa sea investigada por la Comisión de Valores de Estados Unidos.
Ahora, parece que uno de estos dos accidentes, concretamente el del Model X en Pensilvania, podría no estar relacionado con el piloto automático como se creía. Por lo menos eso es lo que ha asegurado Elon Musk en su Twitter, afirmando que los logs internos del vehículo apuntan a que esta funcionalidad estaba apagada en el momento del accidente
Musk también ha asegurado que si el piloto automático hubiera estado activado el accidente podría haberse evitado, ya que la función Autopilot de los Tesla está preparada para responder en las circunstancias en las que se produjo. Se momento no se han aportado las pruebas que maneja el CEO de la empresa para ser tan rotundo, pero es de suponer que el log se lo habrá enviado ya a las autoridades que están investigando el accidente.
Desde el primer momento que se produjo el accidente, desde Tesla dijeron que no tenían datos que apuntasen a que el piloto automático hubiera estado activado, ya que aseguran que cada vez que ocurre un accidente de gravedad reciben una alerta con los datos recogidos por el sistema. Los logs del vehículo, por lo tanto, vendrían a confirmar esta teoría.
A día de hoy, durante el proceso de investigación de un accidente cuyas causas no están claras hay que recoger, registrar e interpretar diferentes factores. Algunos de ellos son el punto físico del accidente, el estado de la carretera, la visibilidad y las marcas producidas, por ejemplo por los neumáticos, en el lugar de los hechos.
A la hora de investigar las causas también hay que tener en cuenta el factor humano, por lo que cuando uno de los involucrados ha fallecido o decide mentir sobre los hechos la investigación puede complicarse bastante. Estas mentiras también pueden darse a la hora de informar al seguro sobre lo ocurrido para intentar obtener una mayor indemnización o que nos cubra alguna reparación.
Pero este tipo de picaresca es incompatible con un futuro en el que los coches están repletos de sensores, sobre todo cuando estos son capaces de obtener toda la información sobre un accidente que hemos sufrido y enviársela a l fabricante en el mismo momento en el que se produce.
Sería algo parecido a las cajas negras de los aviones, un sistema con el que a fabricantes, aseguradoras y autoridades no les cueste nada reconstruir lo sucedido, y cuya información pueda utilizarse para agilizar las investigaciones sobre los hechos. Sabrán a qué velocidad íbamos, qué decisiones hemos tomado, y dependiendo de los sensores incluso cómo se han comportado otros vehículos que pudieran estar involucrados.
¿Y quién audita a los auditores? Esa sería la gran pregunta que quedaría por responder en este asunto, ya que Tesla no deja de ser una empresa privada, y como tal, si este tipo de tecnología se extiende, deberían crearse organismos de control que certifiquen la veracidad de los datos de estas empresas. Después de todo, de no ser así siempre nos quedaría la duda de si la información que le dan a las autoridades está o no manipulada para favorecer a los fabricantes.
El paraíso de las aseguradoras
En algunos países como Rusia, muchos de sus coches suelen llevar cámaras en el salpicadero. Estas son utilizadas para evitar la corrupción policial, demostrar cuales han sido los hechos en posibles accidentes y evitar fraudes a las aseguradoras.
Vamos, que si tenemos un accidente por saltarnos un Stop o un semáforo en rojo las aseguradoras verán a través de la grabación que ha sido así. De la misma manera, si un peatón se arroja a nuestro coche para provocar un accidente y reclamar una indemnización, podremos demostrar que no hemos sido nosotros los culpables del atropello.
Y si prevenir estas estafas es posible con una simple cámara situada en el salpicadero de un coche, imagínate todo lo que se podrá saber de un accidente o evento con los datos de un coche que tiene sensores que le dicen todo lo que pasa a su alrededor para el sistema de piloto automático pueda tomar decisiones cuando controla el vehículo.
En cualquier caso, también habrá que tener en cuenta que para cuando esta tecnología ya sea accesible para el común de los conductores los hackers y crackers también habrán avanzado a la hora de manipularla. De momento ya son capaces de robar coches hackeándolos con portátiles, pero esto es sólo la punta del iceberg, y no es descabellado pensar que en pocos años ya habrán encontrado maneras de hackear muchos de los sensores de los coches.