Para los cooperativistas desde el año 2012 se ha abierto un período especial. La importancia de haber sido declarado por las Naciones Unidas como el Año Internacional de las Cooperativas no puede extinguirse con la finalización del año calendario, sino que debe ser tomado como el inicio de una nueva época para el cooperativismo. El mismo lema elegido por Naciones Unidas como consigna universal «Las empresas cooperativas ayudan a construir un mundo mejor», sienta las bases para una perspectiva trascendente de lo cooperativo en el mundo contemporáneo y hacia el futuro. Los actos, foros y congresos realizados en todo el mundo tuvieron una matriz común en términos de objetivos estratégicos.
Se trata de Crear mayor conciencia del público sobre la contribución de las cooperativas al desarrollo económico y social, y al logro de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, de Fomentar la constitución y el crecimiento de cooperativas, compuestas de personas e instituciones, para abordar sus necesidades económicas mutuasademás de lograr una plena participación económica y social, y Alentar a los gobiernos y organismos reguladores a implementar políticas, leyes y normativas que propicien la constitución y el crecimiento de las cooperativas.
Claro que el abordaje de estos tres ejes axiales para el rol de las organizaciones cooperativas nos lleva a tener en cuenta la diversidad de enfoques que existen en el mundo. Por ello nosotros siempre decimos que no se trata de agitar la idea de un ideal cooperativo, sino de reconocer la existencia de un ideario cooperativo que recoge múltiples anclajes teóricos, diversas experiencias de configuraciones organizacionales y culturas de gestión, y desiguales grados de desarrollos vinculados a los entornos económicos-sociales específicos y a las relaciones con las políticas oficiales de cada país.
No obstante, por encima de estas diferencias, el llamado a contribuir a un mundo mejor instituye una gran oportunidad para quienes como nosotros nos inscribimos en la concepción del cooperativismo como herramienta de transformación social, alineada con las mejores causas populares en las luchas por la paz y la democracia en un mundo sin desigualdades, con educación, trabajo y salud para todos. Cuando se convoca a contribuir a un mundo mejor algo está implícito: la critica a la organización de la sociedad moderna basada en los parámetros del capitalismo como formación económica y social.
Se trata entonces de desplegar un gran debate al interior de las organizaciones cooperativas del rol potencial del cooperativismo para ofertar un modelo que no solo debe ser valorado por su naturaleza jurídica asociativa, y por ende constituyente de un tipo de propiedad social, sino además por portar gérmenes de democracia participativa, de relaciones solidarias de producción. Esto implica reconocer el carácter no solo económico sino político de la crisis global, de un mundo rico que fabrica pobres, de la revelación de una flagrante contradicción entre la fabulosa expansión de las fuerzas productivas de la especie humana y la mezquina y perversa apropiación individual de lo producido.
Esto incluye la horrible paradoja de la aplicación de los logros científico-técnicos a la producción en gran escala y la expulsión de millones de personas del mundo del trabajo, condenándolos a la exclusión y a la marginalidad. Esta crisis de Sustentabilidad, pero aun no de hegemonía, interpela al cooperativismo y lo convoca a involucrarse activamente en el debate no solo desde la defensa de sus reivindicaciones como sector en la actividad económica, sino como movimiento social con profundos anclajes políticos, desde su misma identidad acuñada por aquellos luchadores – fundadores imbricados en el diapasón del pensamiento socialista.
Esto a su vez coloca a lo cooperativo dentro de una complementariedad necesaria para la transformación social en los tiempos que corren, se trata de las relaciones entre cooperativismo y estado, y por ende la búsqueda de una ligazón virtuosa en el marco de las políticas públicas que desarticulan el andamiaje neoliberal de los últimos 40 años, e intentan rearticular sociedades gobernadas por sus pueblos dejando en la historia la sumisión de la política a los poderes fácticos. La nueva sociedad no surgirá sin duda de la toma por asalto de las ciudadelas del poder, será inequívocamente el resultado de las construcciones que los pueblos vayan edificando en medio de sus luchas, y el cooperativismo transformador ya no puede ser solo testimonial, está llamado a escena para ser un gran protagonista de la historia del siglo XXI.
Por Angel Petriella.
(fuente: http://www.gestarcoop.com/index.php?option=com_content&view=article&id=237:el-cooperativismo-como-herramienta-de-transformacion-social&catid=34:mundo-cooperativo&Itemid=274&utm_source=newsletter_62&utm_medium=email&utm_campaign=ultimas-noticias-del-mundo-cooperativo)