En el Summit de Recursos Humanos, ejecutivos y especialistas analizaron los cambios que surgen a partir de la llegada de los jóvenes al mundo laboral
Una fuerza laboral que está irrumpiendo con vigor y que será el 75% del capital humano en 2025, según Deloitte, fue el centro del debate en el Summit de Recursos Humanos, organizado por la nacion con la colaboración de Digital House en el auditorio del Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (Malba) y que fue moderador por José Del Rio, Adscripto a la Secretaría General de Redacción de la nacion. Entre los «no nos queda otra» y los «no hay progreso sin ellos», los millennials fueron las estrellas de paneles en los que se arriesgaron definiciones a partir de experiencias con jóvenes en la oficina.
Los nacidos entre 1980 y 2000 están colonizando la fuerza laboral y cambiando algunas concepciones básicas del trabajo. El reclamo por mayor flexibilidad, el derrumbe de las jerarquías tradicionales y la comunicación abierta e instantánea son sólo algunas de ellas. Según Lee Caraher, autora de Millennials en la oficina: Cómo lidiar con una generación que no sigue las reglas, que dio su visión global desde las pantallas del escenario, las empresas donde los baby boomers y la Generación X no logran adaptarse a la nueva realidad «son un negocio sin futuro».
En el primer panel, formado por ejecutivos de Recursos Humanos, Pablo Maison, de Unilever, subrayó la importancia de no idealizar mensajes para una generación cuyo umbral de tolerancia «es muy inferior al de las anteriores». Con respecto a la búsqueda de un mayor equilibrio entre vida personal y trabajo, que todos señalaron como un rasgo propio de los jóvenes, Romina Cavanna, de Pan American Energy, contó su experiencia con el área de wellness de la empresa, que desarrolló ideas como Rock & PAE, un espacio donde los empleados pueden tocar instrumentos, para lograr el bienestar y el fomento de las pasiones también dentro de la oficina. «Hoy, los empleados te eligen. Como compañía tenés que salir a entusiasmarlos, a mostrarles cómo sos internamente y hacer que te elijan. Competimos por el talento», concluyó.
En tanto, para Mariana Talarico, de Natura, la agenda de Recursos Humanos «tiene que ser cómo descentralizar el poder y tratar de formar a los líderes»; mientras que Paula Uhalde, del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, dio su visión desde el ámbito público.
Andrés Hatum, profesor de Management y Organización de la Escuela de Negocios de la Universidad Torcuato Di Tella y columnista de la nacion, hizo reflexionar -y reír- al auditorio con sus observaciones acerca de por qué los empleados huyen de las oficinas. Los malos jefes -o como él los llamó, «las bestias organizacionales»-, las empresas enfermas -mentirosas, esquizofrénicas y hasta paranoicas- y los «desfasajes» en los ciclos de vida personal, familiar y profesional son algunos de los motivos por los que las personas deciden renunciar a sus trabajos.
En este último punto, tras explicar que el momento de crisis personal (para las mujeres, a los 30, y para los hombres, a los 40) coincide con el armado de una familia, pero también con el desconcierto profesional y las ansias de una nueva búsqueda, el experto advirtió que hay que tener cuidado con irse de las organizaciones en ese punto, porque «un headhunter enseguida va a entender que está pasando algo».
En tanto, cuatro CEO de empresas en su mayoría integradas por millennialsdebatieron sobre los valores y hábitos que trajeron a la oficina. «No tenemos chances. O nosotros cambiamos o ellos nos cambian», apuntó Martín Migoya, de Globant, quien además reconoció que adoptó una posición de «total sumisión» ante las prerrogativas de algunos jóvenes, como las «vacaciones largas». Roby Souviron, de Despegar.com, subrayó que la nueva fuerza laboral le aportó a su empresa la idea de «vivir más en el presente» y no tanto en el «enamoramiento» de proyectarse a cinco o 10 años. Para Ricardo Méndez, de Arcos Dorados Argentina, los millennials lo ayudan a entender que los cambios están y que los tiene que afrontar y liderar; y para Alexia Keglevich (Assist Card) la estrategia pasa por «ponerse al mismo nivel» para que su aporte sea «verdadero».
Si hay una industria que tiene que atraer talento joven, esa es la del software, donde se calcula que cada año quedan 5000 puestos sin cubrir. Nelson Duboscq, socio de Digital House, una escuela de programación que se propuso reducir esa «sequía», dijo que su proyecto nació de las ganas de crear más «unicornios» argentinos. «Tiene sentido formarse en nuevas tecnologías, estudiar carreras duras y que el Estado dé mayor conectividad», indicó. Y añadió: «Trabajar en el conocimiento es nuevo. Recién estamos aprendiendo de productividad».
Para finalizar, un panel analizó la conflictividad actual y las tendencias del mercado laboral a futuro. Guillermo Cruces, de la Universidad de La Plata, destacó que los trabajos de los próximos años tendrán que ver con la especialización y aseguró que la Argentina está en una buena posición para aprovecharlo. Julián de Diego, abogado laboralista, enfatizó una revolución en el sindicalismo, con los «delegados millennials«; mientras que Paula Urien, de la nacion, advirtió que «hay un clamor a nivel mundial por la transparencia». Daniel Nadborny, director general de Mercer, le puso números al debate: estimó para 2016 un aumento del 32% en los salarios del personal fuera de convenio.
(fuente: http://www.lanacion.com.ar/1907824-millennials-el-desafio-de-entender-a-una-generacion-que-revoluciona-la-empresa)