Cada vez que una nueva generación se incorpora a una empresa familiar surge el desafío de integrarla a los distintos procesos que implica hacer negocios en una organización productiva (operaciones, administración, finanzas y comercial). En este recorrido, la cultura de cada compañía colisionará o se integrará con las nuevas ideas de los jóvenes que se incorporan.
La salud y el equilibrio del negocio (que lleva implícita la negación al ocio y la productividad por actividad laboral) dependerán de la capacidad que se desarrolle para lograr la convergencia entre las diversas generaciones involucradas.
En este sentido, la nueva generación que se está sumando hoy al mercado laboral y particularmente a las compañías familiares son los millennials, quienes han surgido de un proceso en el que sus abuelos superaron situaciones de escasez para constituir una empresa, y sus padres generaron abundancia, derramándola sobre sus hijos.
Este contexto de crianza, llevó a que los jóvenes actuales busquen el placer y la obtención de beneficios en forma instantánea. Si un trabajo no les resuelve esta necesidad, lo abandonan sin mayor problema. De igual manera, si la empresa familiar no asimila su dinamismo e impulso, dirigirán su atención a otros proyectos laborales y la familia perderá talentos, comprometiendo el futuro de su negocio.
Como contraposición a la generación anterior, donde valores y dogmas eran algo sólido, los millennials pertenecen a una generación líquida y su impulso es orientarse a negocios que generen liquidez inmediata. De hecho, son la encarnación de la modernidad líquida analizada por Zygmunt Bauman, caracterizada por la flexibilidad y el consumo, en la que nada es permanente ni hay compromisos a largo plazo (sino renovables, en una suerte de negociación constante), y siempre se debe estar listo para cambiar la sintonía, en el momento en el que sea requerido.
Veamos algunos desafíos que deberán resolverse para poder sumar exitosamente la generación millennial a las empresas familiares, entendiendo que este tipo de organizaciones esperan de ellos que continúen administrando la abundancia que les dejaron sus padres, para forjar más riqueza (capacidad para multiplicar lo recibido); ya que si no aprehenden a hacerlo a partir de la abundancia conseguida, el riesgo de muerte de la empresa familiar se incrementará:
1. Las empresas familiares deben asimilar la necesidad de liquidez de los jóvenes actuales y ofrecer un espacio en el que los millenials puedan desarrollarse, eventualmente a través de una nueva línea de negocio que sea independiente del foco de la compañía. En este proceso, cobra especial importancia la capacidad de poder desafiar a sus millennials a generar riquezas, además de dinero, para mejorar su calidad de vida y progresar; teniendo en cuenta que esta nueva generación no tiene incorporada la cultura del trabajo y que los modelos que más se adaptan a su cultura son las franquicias y el e-commerce.
2. Al incorporarse a las empresas familiares los millennials suelen preguntar a sus padres qué es lo que se puede hacer con los activos y el valor agregado de la compañía. El primer ejercicio para poder asimilar sus energías sin generar una colisión de intereses es responder a ese cuestionamiento con otro interrogante: “¿Qué harías vos?” (y luego vemos si lo financiamos y/o cómo lo financiamos). La clave está en desafiarlos, para apelar a que formulen sus ideas y deseos, y que a partir de este ejercicio eventualmente surja una nueva unidad de negocio enfocada en la experiencia que ellos quieren vivir.
3. En general, los millennials no tienen desarrollada una tendencia ni un interés por realizar estudios prolongados. Lo ideal es orientarlos a incorporar conocimientos en sus especializaciones de interés, a través de programas de pocos meses de duración, ya que después de estudiar una carrera de 5 años, su liquidez se tornará sólida, al igual que sus padres, y perderemos el valor agregado que esta generación tiene para aportarnos. Los jóvenes hoy pasan de la universidad o incluso del colegio al emprendedurismo, de un día para otro, y el reto de las empresas familiares es facilitar y despejar de obstáculos ese proceso, con el requerimiento adicional de enseñarles a manejar la abundancia.
4. Atarse a protocolos arcaicos en los que se plantea la incorporación de los hijos a las empresas familiares como empleados, es el primer paso hacia el fracaso de la incorporación de los milllennials. Encorsetar detrás de un escritorio a una generación que por definición no está diseñada para eso, es uno de los peores errores de management que se pueden cometer. Los millennials no son empleados, son emprendedores, y desde este rol es donde más pueden aportar a la organización. Por ello es necesario ir a un protocolo familiar y de negocios acorde a la realidad actual.
5. En lugar de incentivarlos a desarrollar experiencias de work & travel, la clave está en fomentarles las experiencias bussines & travel, que involucren capacitaciones reales en trabajos orientados a la actividad que la persona va a desarrollar en la empresa familiar o en el emprendimiento que quiere desarrollar, apoyado por su propia familia. Por ejemplo, viajar a Tailandia y ver cómo se realiza el negocio allá, para aprender de otras culturas y luego transferirlo a la práctica local.
6. Es preciso reconocer que a bisabuelos pétreos, les continuaron abuelos rígidos. Luego siguieron padres sólidos a quienes les suceden hoy hijos líquidos. A cada tiempo histórico le correspondió una lógica de trabajo y querer interferir en esa lógica evolutiva condiciona la posibilidad de permanecer por generaciones trabajando con la familia.
7. Como señalo en mi libro ‘Claves para progresar en la vida’, trabajar con la familia es una filosofía de vida. Si los millennials no son tentados en términos liquidez, e invitados a participar activamente en la dirección de la empresa, se incrementa sustancialmente la posibilidad de que la compañía, como la familia, tienda a licuarse en su proceso evolutivo, perdiendo la posibilidad de permanecer por generaciones.
Incorporar eficientemente a una nueva generación permite que las empresas familiares perduren en el tiempo. La clave es desafiar a los millennials a crear riquezas para los mercados, partiendo desde la abundancia y no desde la escasez.
Fuente: Apertura.