
Si bien la siniestralidad aumenta en viviendas y en industrias, solo entre el 15% y el 20% de los edificios y de las casas particulares están protegidos. Además, las sumas aseguradas suelen actualizarse por debajo de la tasa de inflación.
Las oportunidades.
El 6 de agosto de 2013, la explosión de un edificio en pleno centro de la ciudad de Rosario conmocionó a la opinión pública. Tras un escape de gas que no fue controlado, 22 personas murieron y más de 60 resultaron heridas, sin contar las pérdidas materiales millonarias que afectaron a más de 1.000 familias.
Más allá de que la gravedad de ese episodio fue superlativa, la siniestralidad por incendios está en aumento, tanto en las industrias como en viviendas e inmuebles, pero, aun así, de acuerdo al último informe realizado por las principales cámaras aseguradoras de nuestro país, sólo entre el 15% y el 20% de los edificios y de las casas particulares cuentan con este tipo de coberturas. Y, además, las sumas aseguradas no suelen ser actualizadas con respecto al ritmo de la inflación y, por lo tanto, se calcula que el infraseguro supera el 49% en comercios y viviendas, el 42% en las pymes y el 32% en las industrias.
En este contexto, el ramo de incendios viene generando resultados técnicos negativos para el sector desde 2011, cuando se alcanzó un índice negativo de 45,36%. Si bien el panorama se fue recuperando paulatinamente, sigue arrojando balances a pérdida. Sin ir más lejos, 2014 cerró con un rojo de 24% y, a pesar de que, según el último boletín estadístico de la Superintendencia de Seguros de la Nación (SSN), durante el segundo trimestre de 2015, las primas emitidas por el sector superaron los $ 5.231 millones -lo que representa un crecimiento de 19,3% respecto a 2014- el resultado técnico fue 0,3% negativo. Si ese porcentaje se suma al logrado en el primer trimestre del año, las aseguradoras ya acumulan una diferencia negativa de 14,5% entre las primas emitidas y las devengadas por incendios. Sólo en el primer semestre, los siniestros del sector superaron los $ 1.046 millones.
Ante esta situación, las aseguradoras saben que hay una oportunidad a explotar y que es necesario mejorar los resultados del segmento. Consultadas por Seguros, analizaron el panorama y las novedades en el sector.
El mercado se adapta
Muchas veces, y sobre todo en la industria del seguro, la experiencia significa un aprendizaje que se puede potenciar. En ese sentido, Martín Argañaraz Luque, socio del estudio jurídico Allende & Brea, recuerda que “no resulta en vano que, justamente, este tipo de coberturas haya nacido a partir del gran incendio que sufrió Londres en 1966, que devastó, prácticamente, a toda la ciudad”, lo que demuestra que “muchas veces, la conciencia aseguradora, lamentablemente, se genera a partir del acaecimiento de los mismos siniestros y, por lo tanto, la reacción resulta tardía”.
“Lo que ocurre con este tipo de riesgo es que su ocurrencia resulta ser baja si se lo compara con otros riesgos y, por tal motivo, la sociedad en general no siente la necesidad de contratar ese tipo de seguros. Pero, cuando ocurre, las consecuencias económicas suelen ser significantes y ni que hablar cuando el incendio destruye el esfuerzo de toda una vida para adquirir el inmueble y los muebles siniestrados”, completa acerca de la necesidad de contar con estas pólizas.
Diego Flecchia, gerente de Suscripción de Seguros Generales de Mapfre, coincide en este análisis y plantea que, por eso, “es clave el asesoramiento”. “Si a las personas se las aconseja y se les explica los alcances de la cobertura, por ejemplo, que además de resguardarse frente a un incendio, contarán con una protección frente al granizo, tal como lo pueden hacer para sus vehículos, entonces serán más atractivas y los asegurados contarán con mayores herramientas en el momento de contratar una póliza”, destaca el ejecutivo.
Aun así, desde la aseguradora advierten que “en los últimos años, creció la siniestralidad en contrapartida con las primas en general, que no acompañaron dicho aumento”, no sólo porque los fenómenos naturales extremos contribuyeron a esa situación, sino porque los incendios “también han crecido en sucesos pico e, incluso, ha habido un aumento de la frecuencia de siniestros chicos o medios”, describe Flecchia.
Esa situación, que plantea una “tendencia que amenaza con continuar por el mismo camino”, está obligando a la compañía a virar el objetivo para trabajar con mayor foco en el resultado y, así, potenciar el crecimiento. “Esto implica no sólo un aumento en las tasas o los deducibles, sino también mayores exigencias en la suscripción técnica de los riesgos, pensando no solamente en adecuadas medidas de seguridad, sino en la exigencia de contar con una suma asegurada declarada acorde a los valores reales. Ello provocará negocios más atractivos para el mercado reasegurador, que podrá participar mucho más activamente y acompañar más a las compañías”, vaticina al respecto.
Asimismo, si bien no es probable que este tipo de seguros se convierta en obligatorio a nivel general, Carlos Bernardi, gerente de Grandes Riesgos de Sancor Seguros, explica que “la mayoría de las entidades bancarias lo exigen como requisito para otorgar una hipoteca y algunos propietarios de inmuebles lo establecen como condición para alquilarlos”. Si bien no es una obligación legal, suele ser un requisito contractual, ya que las entidades de crédito muy frecuentemente supeditan la concesión del préstamo a la contratación de un seguro contra incendios, según lo prescribe la Ley de Regulación del Mercado Hipotecario y las normas que lo desarrollan. Las empresas especializadas en siniestros están trabajando para incentivar este tipo de prácticas y expandir, así, la cultura aseguradora y el desarrollo a futuro del rubro.
En tanto, para Gustavo Palotta, gerente Comercial de San Cristóbal, “oportunidades de mercado objetivo para las aseguradoras pueden ser los seguros modulados, el riesgo generado por los fenómenos de la naturaleza con adicionales de incendio y la captación de clientes con buena conciencia de seguridad”, sobre todo, teniendo en cuenta que, en los últimos años, “se observa una mayor tendencia de las compañías a participar con sumas más bajas de su capacidad de reaseguro en aquellos riesgos de mayor exposición y una alta competitividad en la mayoría de los riesgos, salvo en los de mayor exposición, donde los controles y pautas de suscripción son más estrictos”.
“Por otro lado, se acentúan los casos de infraseguros con implicancias comerciales a la hora de la prestación”, subraya el ejecutivo, a pesar de que el costo de las coberturas no suelen superar “el 0,50% de la suma asegurada total”.
En esa misma línea, Argañaraz Luque aconseja “cerciorar que la contratación sea a la medida justa del bien asegurado a fin de evitar casos de infraseguro” porque “un siniestro, frente a un seguro barato, resultará salir más caro”. “Se debe realizar una tasación concienzuda del bien asegurado que refleje el valor real del mismo toda vez que, en el supuesto de ocurrir el siniestro, el asegurado recibirá la indemnización debida para compensar satisfactoriamente las pérdidas económicas”, resalta.
“También es importante, una vez contratada la póliza, realizar una actualización periódica de sumas aseguradas a lo largo del tiempo, pues de lo contrario tiene lugar una insuficiencia que hará que la indemnización no cubra el valor real del bien”, agrega Bernardi.
En industrias y comercios
El panorama en cuanto a penetración de estas pólizas en el sector industrial y comercial no escapa a la generalidad del mercado, pero, aun así, es un nicho en crecimiento. “Incendio es uno de los ramos de mayor importancia porque tuvo un crecimiento sostenido en los últimos años y, si bien tuvo una importante insuficiencia técnica, muchas compañías han trabajado para revertir el resultado ajustando tasas de prima, aumentando los deducibles y realizando un seguimiento del riesgo en cuanto a medidas preventivas de seguridad y estados de riesgos”, subraya Silvia Tononi, team leader de QBE Seguros La Buenos Aires.
Para revertir este panorama, en la aseguradora se está “acompañando y asesorando a los clientes desde el departamento de Ingeniería de Riesgos, a fin de bajar el nivel de siniestralidad”, ya que es común “la falta de inversión en materia de seguridad por parte de la industria en general”, explicó la ejecutiva. Toda esa situación “redunda en primas insuficientes para poder sostener la frecuencia e intensidad siniestral del sector industrial argentino”, puntualiza.
Además de trabajar en pos de una mayor conciencia aseguradora a la hora de contratar y mantener una póliza adecuada a los riesgos de exposición, las compañías están lanzando productos que se ajusten más a las necesidades de los clientes. Por ejemplo, QBE ofrece en las pólizas Todo Riesgo Operativo adicionales por inundación y otros posibles eventos, lo que genera un atractivo extra para las industrias.
Del mismo modo, Meridional-AIG sumó esta opción a sus coberturas TRO y, también, desde los últimos meses, en sus pólizas de incendios básicas, que reparan los daños en el edificio, el contenido y las mercaderías, se puede agregar la protección frente a las pérdidas de beneficios sufridas a consecuencia de un siniestro, además de otras coberturas por incendio a equipos de contratistas y equipos electrónicos, a los que también se los cubre por robo.
Paralelamente, la compañía lanzó su programa de proceso de servicio al cliente con el que se asesora a los asegurados de mayor tamaño para agregar valor al producto, más allá de la estricta contratación de la póliza. “Incluimos servicio de ingeniería, capacitación y atención especial en caso de siniestros, entre otros beneficios, y para eso, a cada cuenta se le asigna un ingeniero que visita las locaciones del asegurado y se reúne dos veces por año con él para analizar los riesgos y brindar recomendaciones”, describe Miguel Del Giudice, gerente de Property de la firma.
Pero no sólo las grandes empresas e industrias representan potencial para las aseguradoras, sino también los pequeños comercios y pymes. “Considerando que estamos en un año de cambio electoral, el crecimiento en lo que va del año está en cerca del 36% y estimamos que irá manteniéndose. No obstante, estamos en una situación económica particular que nos lleva a una ligera falta de inversión, por ello el desafío está en encontrar nuevos nichos, desarrollando productos y coberturas específicas para cada actividad”, analiza Tononi.
En ese contexto, las pymes son vistas “como una oportunidad importante, puesto que se crean muchas pequeñas y medianas empresas que no asumen el seguro como un costo inicial y entienden la necesidad de asegurarse recién luego de un tiempo en actividad”, observa la ejecutiva de QBE.
Siguiendo la misma línea, desde Sancor sostienen que, como “los pequeños comerciantes deben proteger no solo el edificio sino también su contenido frente al riesgo de incendio, pues en ciertos casos el valor del segundo supera al del primero”, representan “un segmento de crecimiento”. “La no contratación de una póliza de incendio representa un grave riesgo para la continuidad del negocio en caso de que se dé”, expone Bernardi como un argumento de concientización.
Con el mismo objetivo, Mapfre busca captar más clientes a partir de “facilitar el acceso a este tipo de cobertura, por ejemplo, a través de la simplificación de los productos y la posibilidad de hacer cotizaciones y emisiones online”, puntualiza Flecchia.
Al igual que en el caso de viviendas particulares, los especialistas aconsejaron hacer una valuación acorde de los riesgos y minimizar las posibilidades de accidentes a través de medidas de seguridad aceptables para no encontrarse con problemas en el momento del siniestro y, así, asegurar la sustentabilidad del negocio a largo plazo.
“Las pólizas de incendio cubren lo que tal vez significó el esfuerzo de toda una vida. Por lo tanto, amerita prestarle mucha atención y contar con un asesoramiento de primer nivel”, resume Del Giudice.
(fuente: Boletines Latinoinsurance [boletines@latinoins.com]- Boletín de Noticias No. 3495)




