España: Las aseguradoras, detrás de Facebook y Twitter

 Muy pronto las aseguradoras recabarán datos de Twitter y otras redes sociales para valorar su nivel de riesgo.

Ninguna aseguradora ha admitido todavía haberlo puesto en práctica, pero un alto cargo de una reaseguradora europea afirmó que algunas compañías están experimentando cómo predecir con exactitud las probabilidades de que una persona presente un parte.

Matthew Josefowicz, director gerente de Novarica, una consultora tecnológica de servicios financieros explicó a El Economista de España que, «ha habido programas piloto que forman parte de una tendencia a usar los datos disponibles.

Esos datos disponibles pueden obtenerse de muchas fuentes. Desde hace años, las aseguradoras y otras empresas de servicios financieros utilizan bases de datos como los registros electorales y las agencias de calificación crediticia a la hora de decidir si conceden un préstamo o emiten una póliza.

Además, la información de las redes sociales ha servido para detectar el fraude. En EE.UU. lo protagonizó una mujer que reclamó al seguro tras un accidente con su automóvil, afirmó no conocer al conductor del otro vehículo pero las pruebas de Facebook demostraron que habían tenido contacto antes del siniestro.

Ahora, las aseguradoras están valorando la posibilidad de utilizar el montón de información que publican libremente las personas para analizar el riesgo del seguro y definir la prima correspondiente.

«Ya está sucediendo con las calificaciones crediticias», asegura Craig Beattie, analista de Celent, que investiga la aplicación de las TIC en los servicios financieros. «En algún momento del futuro, las aseguradoras se interesarán por los grupos de amigos ¿Son buenos o malos conductores?», se pregunta.

Un informe de Celent dice que, «cuando los usuarios interactúan con las webs, compran artículos online y se comunican con otras personas en foros públicos, van dejando tras de sí una estela de datos sobre sus preferencias, estilo de vida, negocios y hábitos. Esos datos pueden usarse para desarrollar su propio perfil de riesgo».

Sin embargo, la tecnología no es aún lo bastante barata ni avanzada como para hacer predicciones firmes del riesgo basado en «datos no estructurados».

A la hora de evaluar la contratación de un seguro de vida, el efecto de un comentario en Facebook en el que un usuario esté «disfrutando de una exhibición de ala delta» no es el mismo que si dijera que le «encantó participar en la exhibición de ala delta».

Es más, los consumidores podrían ofenderse de que las aseguradoras recojan datos en silencio sobre sus hábitos y preferencias. «Si las aseguradoras empiezan a meter las narices en los medios sociales, la gente podría ponerse hecha una furia», vaticina Beattie. Sugiere esquivar el problema, «involucrándose activamente con los clientes potenciales, solicitando permiso para usar datos sociales y después recopilarlos de forma automática. Podrían ofrecer descuentos a cambio de la información sobre el estilo de vida».

Nick Pickles, director del grupo Big Brother Watch, explica que «incluso con la configuración de máxima privacidad, los me gusta de Facebook son públicos. Si alguien publica que le gusta Fast & furious y las carreras de coches, podría serle más difícil conseguir un seguro que si se decanta por ir a la iglesia. Cuando la gente se dé cuenta, los cachorros se van a hacer muy populares».

(fuente: http://www.100seguro.com.ar/100Breves.aspx?Prog=319#3283)

 

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