El Origen de las Frases Ilustres…

(f) A BUEN ENTENDEDOR, POCAS PALABRAS

Cuando reinaba Luis XVI, ejercía el cargo de primer ministro un cardenal llamado Mazarino. Hombre de pocas pulgas y palabras, un día le anuncian que un mendigo pedía una entrevista con él porque tenía que pedirle algo.

Claro, por sus ocupaciones gubernamentales no tenía tiempo, pero por su deber eclesiástico no podía decir que no. Entonces aceptó, pero con una condición: el hombre no podía expresar sus deseos mas que en dos palabras.

Este, obediente, entró en el despacho y dijo: «Hambre, frío…».

Mazarino, volviéndose a su secretario, reclamó: «Comida, ropas…».

Allí terminó la mini entrevista, dejando un buen ejemplo y un refrán que perduró a lo largo de los tiempos: «A buen entendedor, pocas palabras».

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