Accidentes infantiles un drama que es posible evitar

(f) Un pequeño descuido, una milésima de segundo de distracción pueden ser determinantes para que un chico tenga un accidente en su casa. La prevención es la mejor manera de evitarlos. Consejos.

El entorno más peligroso aparece a partir de que el chico empieza a gatear.

¿Existe algo más seguro que la propia casa? A primera vista, todos diríamos que no. Y sin embargo más de la mitad de los accidentes infantiles ocurren en el hogar, con las caídas y las quemaduras en los primeros lugares. Es esa milésima de segundo en que los adultos se distraen o se separan apenas de los chicos y ahí sucede. “Que los accidentes sean inesperados no significa que sean inevitables. La característica de un accidente es que una vez que se ha producido, en el 99% de los casos vemos que habría sido posible evitarlos. Esto es, precisamente, lo que debería motivar uno de los grandes desafíos en la materia: la prevención”, dice el doctor Alberto Iñón, cirujano pediatra e integrante del Comité de Prevención de Lesiones de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP).

Los accidentes, que los especialistas prefieren llamar “lesiones por causas externas” para enfatizar su carácter no accidental o no fortuito, son una de las primeras causas de discapacidad y muerte en la niñez, la adolescencia y la juventud. Entre los más pequeños, el propio hogar es territorio de riesgo. Ambos sexos están expuestos por igual, pero a menudo los varones pueden estar más expuestos porque se los educa para mostrar más arrojo, valentía o decisión y así se los alienta a comportarse de manera más riesgosa.

Los riesgos existen a toda edad. ¿O quién no ha escuchado la historia de algún bebé que se cayó de la cama mientras le cambiaban los pañales porque la mamá fue a atender el teléfono o a revolver la comida? Sin embargo, puntualiza el doctor Iñón, los entornos más peligrosos aparecen a partir de la primera forma de deambulación infantil: el gateo.

“Los adultos deberían hacer lo mismo que los bebés, es decir, gatear, para identificar cuántos objetos pueden oficiar de grandes tentaciones para alguien que está descubriendo el mundo. “Por ejemplo -dice el médico-, enchufes, cajones, estanterías. A esa altura no debería haber nada peligroso al alcance de los chicos. Ni envases de vidrio, ni bebidas alcohólicas, ni productos de limpieza ni medicamentos”.

Entre el primer año y los dos, los bebés son sumamente curiosos y quieren tocar, investigar y explorar todo lo que tienen a su alrededor. Les atraen, en especial, los objetos que sobresalen, los huecos y las hendiduras. No solamente gatean y caminan. También trepan, saltan, se las ingenian para llegar adonde haya algo que les llame la atención.

Una forma de evitar golpes es forrar las puntas de las mesas y tener como costumbre cerrar las puertas de las alacenas, placards y roperos. Es un clásico el bebé frente al tomacorriente, intentando introducir algún objeto adentro. Cubrirlo con tapas plásticas es una alternativa. Y un buen disyuntor es un elemento imprescindible, que puede implicar la diferencia entre la vida y la muerte.

“La visión directa de un adulto responsable en forma permanente es el mejor y más económico resguardo de la seguridad. En segundos puede generarse una situación de riesgo, especialmente en chicos pequeños”, añade la doctora Ingrid Waisman, presidenta del Comité de Prevención de Lesiones de la SAP.

 

Cuidados en cada lugar

Según el ambiente de la casa de que se trate, existen distintas medidas a tener en cuenta.

En la cocina

• Usar las hornallas traseras, con el mango de los recipientes hacia atrás o los costados.

• Cuando está encendido el horno, es conveniente que el niño no esté en la cocina.

• En general, no se recomienda que estén en este ambiente cuando haya fuego encendido y líquidos calientes.

• Cerrar la llave de paso del gas toda vez que no se utilice.

• No dejar platos, vasos u otros recipientes de materiales peligrosos al alcance de la gente menuda.

En el baño

• Los bebés y niños no pueden quedarse jamás solos en el baño.

• Eliminar todo mecanismo que cierre las puertas desde dentro.

• El calefón a gas debe estar afuera y los calefactores de gas ser de tiro balanceado.

• Los pisos mojados son sinónimo de riesgo de caída. Evitarlos, dentro o fuera de la bañera o la ducha. Hay alfombras antideslizantes que pueden ser muy útiles.

• Todos los sanitarios deben estar fijados al suelo o a la pared.

• Mantener siempre tapado el inodoro.

• Todo uso de agua caliente (canillas, bidet o ducha) debe ser supervisado por un adulto. Se recomienda introducir el codo en el agua para comprobar que no vaya a quemarlos.

En el living

• Que los pisos no permitan deslizamientos. En especial, cuando hay desniveles, porque son causa frecuente de caídas.

• Tapar enchufes.

• Las “zapatillas” y enchufes múltiples, como así también los prolongadores, suelen ser un motivo frecuente de accidentes.

• Atención con manteles o “caminos” que se usan sobre las mesas: a los chicos seguramente les encantará tironear… y llevarse todo lo que haya encima de ellos.

• Los adornos de vidrio u otro material rompible no tienen que estar a su alcance.

• Los controles remoto suelen ser objetos de devoción de los pequeños, por más chiquitos que sean. Evitar dejarlos cerca. Hay accidentes producidos como consecuencia de la ingestión de las pilas de estos artefactos, que a veces son pequeñas y se pueden introducir fácilmente en la boca.

En el dormitorio

• Jamás dejar un bebé solo en su cambiador, en su cuna o en la cama de los padres.

• Placares o similares: no deben tener llave (peligro de ingestión o encierro) y jamás utilizar los cajones para jugar.

• En los cajones o puertas de la mesa de luz de los padres no debe haber ningún objeto elemento de riesgo. (tijeras, medicamentos, etc.)

• La cuna del bebé debe tener patas firmes (sin ruedas), barrotes a 6 cm. de distancia, baranda de 60cm como mínimo y un colchón no muy blando que además ocupe todo el rectángulo de madera.

Balcones y terrazas.

• No deben ser utilizados como lugar de juego, y tener barandas o similares de 1,70 cm como mínimo, que no den paso a la cabeza o miembros de los niños

• El piso irregular, con baldosas rotas o césped crecido, es causa de caídas traumáticas. .Todo recipiente (baldes, palanganas, tarros y piletas inflables) que tenga agua, son un peligro para los más pequeños, ya sea por ingestión o inmersión (los ahogamientos infantiles, créase o no, pueden ocurrir hasta en un balde de agua).

• En verano, determinados pisos se calientan mucho por el sol: nunca deben estar descalzos en esta área.

• Los vegetales de cualquier tipo que tengan frutos o similares, de tamaño pequeño, pueden ser ingeridos y causar intoxicaciones u obstrucción de las vías aéreas.

• Todo plaguicida (en su envase, en el suelo o en las plantas) puede ser potencialmente tóxico.

• Todas las herramientas (incluyendo cortadoras de césped eléctricas) deben estar guardadas bajo llave.

En el garage:

• No debe ser lugar de juego, estén o no los autos allí o no.

• La apertura y el cierre, así como la entrada o salida de los vehículos (automóviles, motos, etc.) debe estar estrictamente vigilado por un adulto.

• Jamás el vehículo debe tener la llave de arranque puesta y debe estar cerrado si en la casa hay niños.

 

«Sos» ascensor

Según la Federación de Asociaciones y Cámaras de Ascensores de la República Argentina, un 40 por ciento de los accidentes producidos allí se deben a malas maniobras de las víctimas y al “pie de ascensor”, un problema que ocurre cuando alguna extremidad queda enganchada a las puertas tijera de los ascensores, que en realidad deberían ser cambiadas por otras más seguras, tal como marca la ley desde 1999.

La curiosidad e imprudencia de los chicos es constante, y es por eso que se recomienda que la gente menuda espere siempre el ascensor en compañía de una persona mayor para comprobar que la cabina esté completamente detenida antes de ingresar y a una misma altura del piso externo.

Además, los chicos siempre deben viajar acompañados de un adulto responsable, que cuide que no introduzcan ni manos ni pies en las puertas tijera, que desciendan antes que los mayores y que eviten movimientos bruscos dentro de la cabina.

Si las puertas del ascensor abren y cierran en forma automática se aplican los mismos recaudos, ya que no siempre tienen detectores de movimiento y pueden cerrarse -o abrirse- en momentos no apropiados.

(fuente: clarín.com POR GABRIELA NAVARRA – 18/2/14)

 

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