
(f) Ir a contramano del turismo masivo tiene sus ventajas: no hay que hacer reservas previas, las tarifas son menores y se tiene todo disponible para uno.
Mar del Plata (después de Semana Santa y hasta bien avanzada la primavera) está llena sólo de marplatenses y a diferencia de otros balnearios vacíos y melancólicos fuera de temporada, ofrece mucho más que playa. Tiene desde alta cocina hasta pizzerías y comedores económicos, alojamiento para todos los gustos y bolsillos, museos de arte y de ciencia, cines, cierta vida cultural y un encanto a mi gusto irresistible en días de tormenta y mar embravecido. En los alrededores hay mucho para ver y hacer: pescar en la albufera de Mar Chiquita, recorrer la Sierra de los Padres, conocer el Museo Fangio de Balcarce y explorar los caminos rurales que a través de la Sierra de Balcarce llegan hasta Chapadmalal a través de una espléndida campiña.
Otro gran destino de baja temporada es Bariloche, después de Semana Santa y hasta que comienza a nevar. El otoño es espléndido, se encuentran hongos en los bosques y las lluvias, frecuentes en esta época del año, también tienen su encanto junto a un ventanal y un fuego de leña, con un buen libro. Entre diciembre y febrero es la época ideal para disfrutar del Noroeste sin turismo: los calores y las lluvias disuaden a las mayorías. Pero en las alturas no hace tanto calor y siempre refresca de noche, los cortes por aluviones en los caminos sólo requieren un poco de paciencia y son una ocasión ideal para conocer lugareños, las tormentas eléctricas en la Puna son inolvidables y los hoteles están vacíos. Eso sí: en lugares bajos y deśerticos como Ischigualasto o Talampaya en las horas de canícula la sensación al salir de un auto con aire acondicionado es la de entrar a un horno. Hay que cuidarse: beber mucha agua y siestear.
Si se quiere hacer turismo sedentario y gastar bien poco, “el” lugar es Termas de Río Hondo en enero y febrero: las tarifas de hoteles con agua termal en el baño son ridículamente accesibles, los restaurantes donde hartarse de comer cabrito están vacíos y toda la ciudad parece dormir una larga siesta. Para encerrarse en un hotel a escribir un libro, recomiendo el Hotel Internacional de Turismo de Formosa: es un cuatro estrellas accesible, de habitaciones con terraza y hermosa vista a la Vuelta Fermosa del río Paraguay. A una cuadra hay varios lugares donde comer muy bien, para estirar las piernas por la mañana o al atardecer está la hermosa costanera y para una excursión exótica de shopping al Paraguay, basta tomar una lancha a unos pasos del hotel.
(fuente: http://www.ypf.com/guia/Paginas/Nota.aspx?idnota=48)




