En marzo de 1996 debutaron la Pilot 1000 (la primera palmtop) y el smartphone Nokia 9000 Communicator; en septiembre de ese año la canadiense RIM anunció un pager de dos vías; son clásicos que iniciaron una revolución en la informática personal.
No fue el primer smartphone: esa marca se la lleva el IBM Simon, que debutó en noviembre de 1992. Pero el Nokia 9000 Communicator, que fue presentado en sociedad hace 20 años (el 13 de marzo de 1996; llegaría al mercado en agosto de ese año) es, para muchos, el primero en ofrecer -a diferencia del de IBM, que no tuvo mucha distribución en el mercado- un producto sólido, funcional y que hacía lo que prometía. Y popular, dentro de lo que por mucho tiempo sería un nicho.
Eso fue en Europa. Ese mismo mes de 1996, una compañía estadounidense (US Robotics, conocida entonces por sus módems) presentó la Pilot 1000, la primera «palmtop» y una computadora que era, de verdad, de bolsillo: la premisa de Jeff Hawkins, uno de sus creadores, era que debía entrar en el bolsillo de una camisa. No era el primero en tomar esa condición: es el mismo pedido que hizo Bill Hewlett al pensar en la HP-35, la calculadora de bolsillo que presentó en 1972. A propósito: la Pilot se transformó en Palm Pilot luego de un juicio que le hizo el fabricante de biromes y lapiceras.
¿Pero no había precedentes a la Pilot? Varias: por citar dos ejemplos, las Psion inglesas (con la Psion 3 de 1991, a la cabeza; ofrecían teclado Qwerty y pantalla monocromática, con un diseño más parecido a las viejas agendas digitales de Casio, pero legendaria gestión de documentos y una batería eterna) y, por supuesto, la Newton de Apple (anunciada en 1993), pero con un tamaño y una propuesta de uso más cercanos a la de las tabletas modernas.
Pero por combinación de prestaciones y precio, por popularidad y -sobre todo- por lo que sirvieron de inspiración a modelos siguientes, los de Nokia y Palm son equipos que cambiaron la manera de imaginar lo que entonces era un segmento en gestación; lo hicieron crecer y madurar. Algo similar pasó una década después con el primer iPhone (de 2007): no fue ni el primer smartphone, ni el primero en tener una pantalla táctil (ahí está el Ericsson R380, de 2000, por ejemplo), pero fue el que sentó la base de lo que vendría después en computación móvil.
Estos dos no fueron los únicos dispositivos iniciáticos de la categoría, lo que hace de 1996 un año muy interesante, en lo que refiere a tecnología móvil: en enero debutó el StarTAC de Motorola, que aunque no tenía funciones inteligentes (de hecho, no tenía pantalla en el sentido moderno del término; era un teléfono celular en el sentido tradicional del término) demostró lo que se podía hacer en términos de miniaturización, y el valor que le asignarían los usuarios a algo así.
En septiembre de ese año, Research In Motion presentó el primer pager de dos vías, el Inter@ctive Pager 900, que permitía responder a los mensajes de texto que le llegaban, algo novedoso para la época. Incluía un teclado completo y una pantalla capaz de mostrar 4 líneas de texto, en un dispositivo del tamaño de una hamburguesa (con pan y todo). Recién en 1999 la firma canadiense presentaría su primer BlackBerry, el 850 (que ya incluía la bolita para desplazar el cursor).
Visitar estos dispositivos, 20 años después (y en un segmento tan dinámico como el de la informática personal) es un viaje al asombro: la Pilot 1000 tenía un precio de 300 dólares y una pantalla de 160 x 160 pixeles apreciables a simple vista (25.000 pixeles en total, contra las pantallas actuales de un smartphone, de entre 1 y 3,6 millones de pixeles), 128 KB de RAM (es decir, 0,000128 GB; un smartphone moderno tiene 1 o 2 GB como mínimo) y un chip Motorola 68328 a 16 MHz (descendiente directo del Motorola 68000 que dio vida a las primeras Apple); los actuales van a un ritmo 100 veces mayor, y con varios núcleos. Motorola, dicho sea de paso, transformó en 2003 su división de chips en una empresa independiente, Freescale.
La Pilot tenía varias novedades para la época: una pantalla sensible al tacto (resistiva; usaba un lápiz para hacer marcas en la pantalla o pulsar botones virtuales), un sistema de reconocimiento de trazos (Graffiti) y un sistema operativo abierto, que permitía sumar más aplicaciones a las que incluía el equipo y que apostaban, sobre todo, a lo que entonces se llamaba un Asistente Digital Personal (PDA, por sus siglas en inglés): calendario de citas y gestión de contactos, un anotador y una lista de tareas.
El Nokia 9000 iba un poco más allá: era un teléfono móvil capaz de acceder a Internet para descargar e-mail e incluía una suite de oficina (procesador de texto, gestor de planillas de cálculo) compatible con la de Microsoft. También podía enviar y recibir faxes (algo crucial en esa época), más allá de su funcionamiento como teléfono.
La pantalla interna era monocromática y de 640 x 200 pixeles; cuando se cerraba la tapa se activaban la pantalla y el teclado numérico exteriores. El procesador era un Intel i386 a 24 MHz (el mismo que llevaría unos años después el BlackBerry 850), y el módem -para aquellos afortunados que accedían a las primeras redes de telefonía móvil con datos- era capaz de descargar información digital a 9600 bits por segundo. Como el despliegue era incipiente, y las conexiones de datos eran carísimas, el módem era algo que había que activar y desactivar, como en un dial-up de telefonía fija. Es decir, el teléfono se conectaba a Internet, descargaba el contenido, y luego se desconectaba. Ambos equipos se destacaban por ser capaces de sincronizar su contenido con una PC. El de Palm era muy superior en este punto.
Todavía no habíamos llegado al mundo de la presencia online permanente, ni a la época en la que es la PC la que muchas veces funciona de accesorio de la computadora de bolsillo.
La Pilot original vendió 1 millones de unidades en su primer año y medio en el mercado, un número descomunal para la época. Como parámetro: en 2015 se vendieron en todo el mundo 3,8 millones de smartphones por día.
Para quienes no vivieron esa época es difícil entender el impacto que tenía ver algo así en una revista, o tenerlo en la mano: mucha gente recién estaba subiéndose a la computación en general (y ni tenía celular), por lo que la idea de llevar un dispositivo electrónico en el bolsillo que supliera a la computadora de escritorio parecía una exageración. Pero fue el germen de lo que después hizo (o permitió) que mucha gente tome hoy al smartphone como el centro de la informática cotidiana, y a la PC, que hasta entonces era la única computadora personal posible, en un dispositivo de uso más ocasional.
Una pequeña nota al pie: el Nokia 9000 Communicator estuvo en la portada de la primera edición del Suplemento Informática de LA NACION, que el próximo 22 de abril cumple 20 años.
Fuente: http://www.lanacion.com.ar/1880270-a-20-anos-de-un-marzo-clave-en-la-historia-de-la-computacion-de-bolsillo