El Origen de las Frases Ilustres…

poner las manos en el fuegoPONER LAS MANOS EN EL FUEGO. Se afirma cuando alguien está convencida sobre la inocencia de otra persona sobre la que pesa una sospecha de haber cometido un ilícito o realizado algún hecho de mala conducta, no obstante no tener pruebas de su certidumbre. La procedencia de este dicho, que se utiliza para manifestar el respaldo total a alguien o algo, se remonta a la época en la que se practicaba el llamado juicio de Dios. También conocida como Ordalía, ésta era una institución jurídica que dictaminaba, atendiendo a supuestos mandatos divinos, la inocencia o culpabilidad de una persona o una cosa, acusadas de quebrantar las normas establecidas o cometer un pecado. Esta costumbre pagana se ejecutaba de formas muy diversas. No obstante, casi todas consistían en pruebas de fuego (sujetar hierros candentes, introducir las manos en la lumbre); si la persona salía de la prueba con pocas quemaduras, significaba que Dios la consideraba inocente y, por lo tanto, no tenía que recibir ningún castigo.

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