Habitualmente escuchamos y repetimos conceptos como «cambio», «transformación», «digital», «innovación», «movilidad», «disrupción», etcétera, pero no estoy muy seguro de que estos términos alcancen a describir la era que estamos viviendo.
Se trata de una revolución en la que muchos de los cambios que intentamos predecir se producen a una velocidad exponencial. Un buen ejemplo de ello es la evolución de la inteligencia artificial y la robótica, que ya están siendo aplicadas en el día a día de todas las industrias.
¿Pero están preparadas nuestras organizaciones para enfrentar esta revolución? ¿Estamos preparados como líderes para aprovechar esta era de disrupción?
En los últimos años la mitad de las compañías que figuraban en la lista de Fortune 500 han desaparecido por no cambiar a tiempo, víctimas de la revolución digital. Y esta evolución digital no deja de acelerarse con modelos de negocio cada vez más disruptivos.
Sabemos que gran parte del éxito de Silicon Valley se debe a la actitud de no temer al fracaso. Allí los errores son parte natural de los procesos de innovación, aprendizaje y crecimiento. Es «la prueba y el error» lo que genera, perfecciona y ejecuta nuevas ideas a medida que «fracasamos» en el intento.
La revolución digital exige desafiar los modelos de negocio, las formas de trabajar, las fuentes de valor y sobre todo la cultura de las organizaciones.
Y es en este desafío donde los líderes disruptivos harán la diferencia. ¿Cómo? Liderando esta nueva cultura de cambio acelerado, fomentando la prueba y el error. Premiando no solo las nuevas ideas, sino también a quienes se animen a ejecutarlas ágilmente. Liderando una forma diferente de trabajar, con menos megaproyectos y más prototipos a menor escala. Integrando los negocios tradicionales con los de pequeños emprendedores digitales en distintos nichos tecnológicos para crear valor.
El éxito de los líderes no se basará solamente en implementar estrategias de largo plazo sino en avanzar con múltiples ideas simultáneamente. Algunos prototipos tendrán éxito y otros no, pero la disrupción de múltiples estrategias con gran agilidad es lo que diferenciará la supervivencia en el nuevo mundo. Testear nuevos modelos en forma veloz y aprender rápido del fracaso son parte necesaria del nuevo paradigma.
Durante años vimos a las corporaciones apoyar a los emprendedores brindándoles acceso a sus experiencias, a sus ejecutivos y a su capital. Estamos frente a una era en la que muchas organizaciones no sobrevivirán si no logran incorporar en su ADN el liderazgo, la velocidad y la cultura de los emprendedores.
Aunque cueste reconocerlo, muchas organizaciones tradicionales no están reaccionando a la velocidad necesaria para subsistir y crecer. Será clave la capacidad de generar líderes que se animen a cosas impensadas hasta ahora como premiar el fracaso, reclutar y retener emprendedores y hasta abandonar algunos modelos de negocio tradicionales para transformarse desde cero en nativos digitales
Quizás estemos más cerca de entender esta nueva era cuando introduzcamos en nuestras conversaciones conceptos tales como, «agilidad «, «prueba y error», «fracasar rápido», «testear», «prototipos», «iterar» y sobre todo, aprender para salir fortalecido.
Mariano Lavecchia–El autor es director ejecutivo líder de la industria de Comunicaciones, Medios y Tecnología para Sudamérica Hispana
(fuente: http://www.lanacion.com.ar/1896299-una-revolucion-con-cambios-que-se-dan-a-gran-velocidad)
Lectura sugerida por Presidencia del CA – Muchas gracias María Belén Gomez por aportarla.