Se esperaba que la norma dejara fuera de juego a reaseguradoras locales. Sin embargo, por ahora el mercado muestra voluntad de seguir operando. Los brokers dudan de la viabilidad del negocio local a futuro, mientras que los reaseguradores todavía ven buenas oportunidades. Foto: Horacio Cavallero, gerente General de Punto Sur.
En mayo pasado se publicó en el Boletín Oficial la Resolución 40.422-E/2017 de la Superintendencia de Seguros de la Nación (SSN) que aplicó, entre otros, cuatro cambios que modifican por completo el escenario actual del reaseguro nacional:
· Aumentó de 300 millones de pesos a 350 millones el capital mínimo que deben acreditar las compañías de reaseguro para poder operar en nuestro país y extendió los plazos en los que debe hacerse efectivo este cumplimiento: antes era hasta junio de 2018 y ahora, en función de la nueva exigencia, el Régimen de Adecuación Gradual de Capitales Mínimos se estira hasta el 31 de diciembre de 2019 (con dos escalones intermedios: 130 millones al 31 de diciembre de 2017 y 250 millones al 31 de diciembre de 2018).
· La norma advierte que las reaseguradoras que no adhieran a este régimen de adecuación o que no acrediten el capital mínimo nuevo, podrán presentar un Plan de Reconversión que ofrece distintas alternativas: fusión por absorción de la entidad por parte de otra reaseguradora o aseguradora; cesión de cartera de reaseguros a otra reaseguradora local o aseguradora; cesión de derechos a favor del asegurador respecto de los contratos de retrocesión celebrados con los retrocesionarios (neto de aquellas obligaciones de pago de prima pendientes); o acuerdos de corte de responsabilidad (de primas, de siniestros o de ambos) pactado con las aseguradoras cedentes y/o retrocesionarios.
· Además, la Resolución dispone una apertura gradual aún mayor que la vigente hasta ahora. Las aseguradoras podrán realizar operaciones de reaseguro pasivo automáticos y/o facultativos en todos sus ramos con reaseguradoras admitidas según el siguiente esquema: contratos con inicio de vigencia a partir del 1° de julio de 2017 hasta un máximo del 50% de sus primas cedidas por contrato; a partir del 1° de julio de 2018 hasta el 60%; y a partir del 1° de julio de 2019 hasta el 75%. En resumen: sólo el 25% del negocio quedará en manos de las aseguradoras locales, si es que no se introducen más cambios a futuro.
· Por último, bajó de 50 millones de dólares a 35 millones la suma a partir de la cual se puede ir directamente a las admitidas para los contratos de reaseguro facultativos de riesgos individuales y para los contratos catastróficos en todas sus formas (con inicio de vigencia a partir del 01 de julio de 2017).
Entendida en contexto, esta norma firmada por el superintendente Juan Pazo profundiza los lineamientos ya establecidos en noviembre del año pasado con la Resolución 40.163, cuando la SSN todavía estaba a cargo de Edgardo Podjarny.
“Entramos en un proceso de desregulación más rápido, con mucho más sentido. Esto mejora notablemente tres aspectos del reaseguro: en materia de costos, porque se podrá ir dejando de pagar el fronting fee a un reasegurador local por intermediar; en materia de agilidad, debido a que eliminar un eslabón en la cadena redundará en velocidad de gestión; y en materia imagen, ya que mostrarnos al mundo como una economía más abierta despertará el apetito de los inversores internacionales”, dispara Guillermo Pastore, CEO de Special Division Corredores de Reaseguros.
“El hecho de que la norma misma establezca un plan de reconversión pone de manifiesto que es esperable para el organismo de control la salida de algunos operadores”, comienza diciendo a Estrategas Alcides Ricardes, CEO de Re Solutions Corredores de Reaseguros.
“La resolución está muy orientada a favorecer la apertura al mercado internacional; vamos hacia una retención mínima del 25 por ciento. La pregunta es de qué manera las autoridades van a procurar que el negocio quede con un impacto positivo para el país en términos de reservas y capital”, se suma Horacio Cavallero, gerente General de Punto Sur Sociedad Argentina de Reaseguros, del conglomerado Grupo Sancor Seguros, una de las primeras reaseguradoras argentinas que nació bajo el marco regulatorio impuesto en septiembre de 2011 por la administración de Juan Bontempo y que hoy está abierta al mercado. “El nivel de incertidumbre es gigantesco teniendo en cuenta la cantidad de veces que se cambió el formato del mercado en menos de dos años”, lamenta el ejecutivo.
PRIMER IMPACTO. La pregunta que dispara esta nota es cómo responderá el mercado a esta apertura. Con el aumento de capital y la reducción de la prima, el negocio en 2019 puede no cerrar para muchas reaseguradoras locales. El primer desafío intermedio fuerte se espera para 2018: desde julio, sólo pasará por las manos de las reaseguradoras locales el 40% del negocio y, a diciembre, las mismas deberán acreditar 250 millones de capital mínimo.
“Hasta ahora el mercado sigue en pie, sorprendentemente. Yo pensé que el impacto de esta norma iba a dejar rápidamente afuera a más jugadores, pero fueron muy pocos los que se bajaron -o cayeron-, algunos de ellos con una participación de mercado mínima”, se sorprende Cavallero.
Ciertamente, al cierre de esta edición se habían impuesto medidas (aunque apelables todas) de prohibición para realizar nuevos contratos de reaseguros e de inhibición general de bienes a NRE Compañía de Reaseguros (Resolución 40.562), Intégrity Reaseguros (Res. 40.561), Compañía Reaseguradora del Sur (Res. 40.560), Nova Re (Res. 40.559) y Latin American Re (Res. 40.558). ¿Los motivos? No acreditar el capital mínimo exigido por el Régimen de Adecuación Gradual ni adherir al Plan de Reconversión. “Cinco de 23 no es tanto; se esperaba que el golpe fuera más fuerte. Además, técnicamente desaparecen solamente tres ya que dos tienen planes de fusión o absorción con otros operadores del mercado”, repasa el ejecutivo de Punto Sur. Es verdad: en junio Intégrity Seguros anunció la fusión por absorción de Intégrity Reaseguros.
“En principio queda de manifiesto que muchas reaseguradoras locales tienen, a la fecha, la voluntad de quedarse -interpreta Ricardes-. No es posible decir si cinco es mucho o es poco; cada compañía hará sus cuentas para definir la viabilidad de su operación. Lo que sí se puede suponer es que, teniendo en cuenta que el negocio deja de ser compulsivo, el mercado se va a reducir y, en esa línea, sería lógico imaginar que la cantidad de operadores terminará siendo menor”, calcula el broker.
“Hay tres compañías que son realmente reaseguradores locales, que operan también como admitidas, que tienen negocios en muchos lugares del mundo y que muy probablemente van a seguir operando: Scor, Mapfre e IRB. Las demás están haciendo sus cuentas. ¿Quién y por qué mantendrá un negocio cuyo costo de oportunidad va a terminar siendo poco atractivo? En mis cálculos es un muy mal negocio, pero cada uno lo evaluará. Me consta que hay tres o cuatro operadores -de los que, además de atender a la aseguradora de su grupo, se abrieron al mercado-, que tienen la visión de quedarse”, comparte Pastore.
VIABILIDAD DEL NEGOCIO. Así cómo está planteado, ¿es viable el negocio para las reaseguradoras argentinas? “Existe la posibilidad de seguir haciendo negocios, claramente, porque hay carteras que no son interesantes para los admitidos. Repasemos: Para operar en nuestro país, los reaseguradores internacionales ahora tienen que acreditar un capital de 100 millones de dólares (antes, apenas 30 millones). Eso, combinado con el hecho de que la Argentina es un mundo pyme que paga niveles de primas bajos -que muchas veces no cubre la prima mínima que algunos operadores se fijan para hacer determinados negocios-, puede resultar en una ecuación poco atractiva para algunos jugadores internacionales”, explica Cavallero.
Pastore agrega que, además, “hay algunas aseguradoras que se sienten cómodas operando con reaseguradoras locales” por el estilo que estás últimas demostraron en el manejo de sus carteras y porque conocen la realidad local de sus negocios.
Por otra parte, el ejecutivo de Punto Sur señala que el hecho de que en el marco anterior muchas reaseguradoras locales no retuvieran el negocio, de que lo retrocesionaran casi todo convirtiéndose en los tristemente célebres intermediarios que sólo encarecieron el reaseguro (el famoso pasamanos), respondió a una exigencia de las aseguradoras. “Si no retrocesionabas todo, directamente no te contrataban -recuerda-. Había que minimizar el concepto de retención. Pero con el nuevo esquema eso se acabó y hay un negocio. Además, creo que debemos proyectarnos como reaseguradores argentinos, no locales, con posibilidades de internacionalizarnos, aunque sea en la región. Ese sería el camino ideal y el que tomaría Punto Sur si estuvieran dadas las condiciones”.
Ricardes, sobre la posible proyección internacional, señala que la calificación de riesgos de las empresas argentinas está sujeta a la calificación del riesgo soberano de la Argentina como país. “Ninguna reaseguradora local puede tener una calificación de riesgos superior a la que tenga nuestro país, lo que no es menor porque los tomadores de reaseguro miran este dato. Si tenés una calificación inferior al promedio en nivel internacional podés quedar afuera de la competencia y, en ese caso, estaríamos hablando de un mercado de reaseguro que sólo puede operar en nuestro país. Yo me pregunto si eso tiene sentido. La base de este negocio es la dispersión. Es casi inconcebible que un negocio de reaseguro exista exclusivamente para un solo país. Ahí hay una incertidumbre a futuro”, platea el CEO de Re Solutions para quien, al igual que para Pastore, no puede haber un reaseguro argentino sólo para riesgo argentino.
El CEO de Special Division agrega: “Otro problema que afrontan las reaseguradoras locales es que, por una cuestión de competitividad con el exterior, vienen bajando sus comisiones -el fronting fee que están cobrando-. ¿Qué tamaño de negocio les va a quedar, entonces, si a esto le sumamos la reducción al 25 por ciento de su participación en el mercado y el aumento de su exigencia de capitales?”.
APERTURA. Según Cavallero, para hablar con seriedad, “hay que desterrar dos mitos, impuestos por intereses particulares” y explica: “Primero, no es cierto que para funcionar una reaseguradora tenga que ser necesariamente enorme. Hay muchas reaseguradoras más pequeñas que están funcionando perfectamente a nivel mundial. El tamaño no hace a la solvencia; la solvencia no se asocia solamente al capital. Segundo, el reaseguro no es totalmente abierto a nivel mundial como nos quieren hacer creer acá. Los países se han puesto muy restrictivos en cuanto a las operaciones de reaseguro fuera de cada bloque (Asia, Europa y Estados Unidos). Hay reglas de juego pesadas. Incluso en América Latina muchos países han levantado las barreras para operar en reaseguro”.
Por otra parte, el empresario de Punto Sur subraya la importancia de que el marco de reaseguro tenga de una vez por todas fuerza ley y no de resolución, “para que no pueda ser modificado de un día para el otro según la visión del superintendente de turno”.
Ricardes, por su parte, sostiene que “son muy pocos los países del mundo en los que el reaseguro está regulado en el mismo sentido en que está regulado aquí”, justamente porque la esencia del reaseguro es otra. Y repasa: “Las razones por las que se creó el reaseguro local obligatorio, que eran más políticas que de negocio, ya no existen y, por lo tanto, no tiene sentido sostenerlo. Claramente no se puede apretar un botón y hacer desaparecer todo; hay empresa y trabajadores afectados. No es sencillo, pero una cosa no quita la otra. Se está gestionando”.
Para Pastore, el reaseguro finalmente se va a terminar desregulando por completo: “Creo que ese será el escenario final. Pero, planteado como está hasta hoy, tal vez queden ocho o nueve operadores en pie”.
RUN OFF. La nueva normativa ofrece varias alternativas para administrar de manera razonable el run off de las compañías que dejen de operar. Como ya se dijo, fusión por absorción, cesión de cartera, cesión de derechos o acuerdos de corte de responsabilidad. Sin dudas habrá quienes vean como apetecible tomar, bajo alguna de estas modalidades, el negocio que vaya quedando vivo cuando algunas reaseguradoras mueran. “El regulador les está dando tiempo para que se vayan en orden. Las inhibiciones son, justamente, para dejar en claro que los recursos de las empresas que se bajen del negocio tienen que servir para paliar el run off que, para empezar, no es tan grande”, explica Pastore. “A aquellas reaseguradoras que tienen alocado un porcentaje muy grande de su cartera en Caución sí hay que mirarlas con mayor atención, porque son contratos proporcionales de cuentas trimestrales y de cola larga”, puntualiza.
Y eso es justamente lo que le preocupa a Ricardes: los seguros de cola larga. “Un dato concreto es que está previsto que lo jugadores de hoy no necesariamente serán los mismos que queden en el futuro. En el mientras tanto, si permito que se sigan generando ciclos de suscripción de seguros de cola larga de acá a 2019, estoy aumentando el pasivo que habrá que administrar como run off cuando el mapa de operadores haya cambiado. Es algo que hay que atender. Una alternativa para resolverlo de manera anticipada sería desafectar hoy la obligatoriedad de pasar por el reaseguro local a todos los negocios de long tail”, propone.
Por otro parte, no se sabe si el Plan de Reconversión continuará vigente en los próximos años, cuando el escenario se vaya poniendo más duro según los sucesivos aumentos de las exigencias. Se pregunta Cavallero: “¿Qué va a pasar si un reasegurador local no puede continuar en 2018 o en 2019? ¿Habrá algún camino de salida marcado por la Superintendencia?”.
Una contingencia adicional es la posibilidad de que este negocio, que es local y obligatorio, quede concentrado en muy pocos jugadores. “Puede llegar a ser un problema. Por eso creo que es esperable que se sumen todavía más cambios a la normativa: a medida que el mercado vaya adaptándose a las nuevas condiciones, el regulador tendrá que ir reaccionando para cuidar que, por ejemplo, no exista un oligopolio”, concluye Ricardes.