Cuánto hay de mito y cuánto de realidad en el rol que juegan las emociones en la salud. Ocho preguntas para descubrir cuál es el «origen psi» de una dolencia física
Cuando aparece una enfermedad, el primer instinto –casi que de supervivencia– apunta a apurar su pronta desaparición. De alguna manera se corre una carrera contra reloj para deshacerse de ella y dejar de sentir los síntomas: se recurre a medicamentos o lo que haga falta para hacer pasar el malestar y volver a disfrutar de un estado equilibrado de salud.
«Esa información que sale y toma la forma de una enfermedad puede ser tanto un pensamiento, una emoción o una acción, hecha o recibida por el individuo en algún momento de su vida y que no logró terminar de procesar o entender. Por eso la expresión de una afección es en principio una manifestación del inconsciente«, explicó Monika Correia Nobre, instructora de meditación.
Carl Jung fue un médico psiquiatra y psicólogo suizo, que solía asegurar que las personas «no se curan de sus enfermedades» sino que son estos males «las que curan» a las personas. «¿Qué quería decir? Que la enfermedad manifiesta algo oculto en la conciencia, algo que se niega incluso frente a sí mismo, la mayoría de las veces por lo doloroso que resulta observarlo».
«Cada enfermedad tiene un momento de inicio, que pasó imperceptible para la conciencia de la persona. Ese momento existió y permitió el anclaje del síntoma cuando por alguna razón no pudimos entender algo que vivimos, algo que nos dijeron o que sentimos y no pudimos expresarlo ni reaccionar como hubiéramos querido –explicó Correia Nobre–. En ese instante está la raíz de la enfermedad. Reconocer ese inicio, que está en el pasado y se expresa en el presente, es la llave de la solución».
«CADA PERSONA TIENE EL PODER PARA MEJORAR SU SALUD AL ESTAR DISPUESTOS A BUSCAR LA SOLUCIÓN EN SU INTERIOR».
Pero para poder reconocer estos patrones que llevaron al síntoma y a la enfermedad es necesario hacerse por completo responsable de la situación. «Entender que somos nosotros mismos los que nos creamos las enfermedades es algo que en principio parece inaceptable, sin embargo son los conflictos en nuestros pensamientos, emociones y acciones las que producen todas las manifestaciones físicas y emocionales», agregó la especialista.
Desde la óptica de la meditación, un mal, leve o persistente, está relacionado con información del pasado, que se encuentra en proceso de aprendizaje, que quedó estancado o en conflicto. Información que de alguna manera es resistente a ser aprendida desde el punto de conciencia de la persona en el momento en que fue vivida.
Para Correia Nobre, «al observar esos eventos y traerlos al ‘ahora’ se hacen conscientes» y ese primer paso «coloca a la persona en otro lugar: el de comenzar un camino curativo».
«La meditación tiene la reconocida capacidad de otorgar a sus practicantes mejor salud o mayor resistencia a las enfermedades. Eso se debe principalmente a que la práctica de la meditación trae una cualidad clarificadora de la conciencia –insistió–. La meditación mejora la autopercepción y así permite que esos procesos de aprendizaje se realicen con mayor celeridad».
CADA ENFERMEDAD TIENE UN MOMENTO DE INICIO, QUE PASÓ IMPERCEPTIBLE PARA LA CONCIENCIA DE LA PERSONA
Y agregó: «Además es calmante, analgésico, relajante, antidepresivo y permite regular la presión arterial. Incluso la práctica de la meditación impacta en la estructura genética, en el ADN, restaurando y sanando».
Por su fuerza de choque, algunas enfermedades impulsan conscientemente a la persona hacia nuevos espacios y la desafían a mutar o transformarse. Ese despertar de la conciencia invita a una exploración interna que da sentido a la existencia misma y además de permitir recuperar la salud y el bienestar permite recuperar partes de cada uno olvidadas o rezagadas.
Algunas preguntas que pueden ayudar a dilucidar la raíz de la enfermedad y eliminar el conflicto que la creó:
* ¿Qué estaba haciendo antes de la aparición del síntoma?
* ¿Cuál era mi estado general en ese momento?
* ¿Qué áreas internas manifestaban un conflicto mayor?
* ¿Qué ideas tenía a esa edad o en ese momento con respecto a la situación vivida?
* ¿Qué emociones se disparaban por lo que estaba experimentando?
* ¿Identifico actos (realizados o no) que derivaron de esa experiencia?
* ¿En qué me benefició transitar esa dolencia?
* ¿Cómo crear armonía en mi vida y mi salud? ¿Qué cambios debo hacer?
(fuente: http://www.infobae.com/2016/05/25/1813844-pueden-los-malos-pensamientos-enfermar)