Romper patrones culturales, una variable adicional para promover los derechos de la infancia en la sociedad
Salvaguardar, respetar y promover los derechos de los niños suele ser algo asociado a los distintos niveles de gobierno de un país. Cuando hace 25 años se firmó la Convención sobre los Derechos del Niño, más de 190 gobiernos se sumaron a la iniciativa para incluir en sus leyes este concepto que les otorga a las personas menos protegidas de una sociedad, los mismos derechos de los que gozamos los adultos.
Sin embargo, se tiene poca conciencia de que las empresas, sin importar su tamaño, tienen también un rol importante en materia de protección y promoción de los derechos de niños y jóvenes menores de 18 años. La iniciativa lanzada por UNICEF Global, Pacto Mundial de las Naciones Unidas y Save The Children en todo el mundo, promoviendo los “Derechos del Niño y Principios Empresariales” es relevante precisamente porque pone en la mesa este tema para reflexionar sobre las medidas más importantes que las empresas deben considerar a la hora de hacer negocios en la sociedad.
En Argentina, la iniciativa está siendo impulsada por UNICEF y varias fundaciones y empresas que reconocen la importancia de cuidar el presente de los niños que serán los futuros líderes de las organizaciones empresarias. No es un desafío menor, ya que cumplir con los 10 principios que se promueven implica en algunos casos un cambio de cultura de la sociedad, lo cual requiere de constancia y tiempo para que suceda.
Si revisamos el segundo principio que alude a la erradicación del trabajo infantil en todas las actividades empresariales y comerciales, esta acción que supondría ser lógica y fácilmente alcanzable, presenta un desafío importante para muchas empresas, ya que existen zonas del país, especialmente las rurales, en las que aún se debe luchar contra la promoción de esta actividad desde el seno familiar. ¿Cómo modificar una cultura de trabajo infantil cuando la comunidad misma la acepta y promueve por el bienestar de la familia?
El trabajo que la empresa tiene que hacer en estos casos no sólo es evitar el trabajo infantil en su propia organización sino también debe generar sinergias y un trabajo en conjunto con gobiernos, iglesias, escuelas y otras organizaciones clave de la comunidad para concientizar a los padres que apostando a la educación y enviando a los chicos al colegio ganan más como grupo familiar que si los envían a trabajar.
En este punto, las empresas también deben reforzar el derecho a proporcionar un empleo digno a padres, hombres y mujeres, no sólo para proteger de quienes cuidan a los niños sino también para brindar oportunidades de mejora en la calidad de vida y lograr que muchas familias dejen de ver en el trabajo infantil una alternativa de ingreso adicional.
Otro principio incluido en los Principios Empresarios es el de asegurar que los productos y servicios cuiden y respeten la vida de los niños. Tal vez hoy este principio sea uno de los más instalados en las organizaciones empresarias, lo que sin duda es un avance importante. Desde las industrias alimenticias, pasando por la de la indumentaria y el juguete y hasta la de los autos, están realizando los estudios y tomando las medidas necesarias para asegurar la salud y la seguridad del público infantil y juvenil que accede a sus productos o servicios.
El que hoy se desarrollen pruebas de choque de vehículos en el que se mide el impacto puntual en los chicos que van en los asientos traseros del auto y los dispositivos de seguridad que se están creando para mejorar la seguridad de estos pequeños ocupantes dentro de los mismos demuestra el compromiso de una industria no sólo con la satisfacción, el confort y la seguridad de los adultos sino también de los niños que los acompañan.
Desafortunadamente, en este caso se presentan nuevamente patrones culturales que necesitan abordarse conjuntamente para evitar accidentes, por ejemplo, que los padres conduzcan con los niños en los asientos delanteros o peor aún, en la falda paterna-materna que se encuentra frente al volante. Además de fabricar un producto seguro, en este caso un auto, se debe reforzar junto con autoridades, escuelas y organismos de seguridad vial las campañas de educación a la comunidad que apuntan al correcto uso del cinturón de seguridad y de los asientos diseñados para los menores de edad, entre otras medidas, de lo contrario, los elementos de seguridad instalados en los vehículos como los ganchos isofix, pierden sentido.
Las empresas que inician o que ya están transitando el camino de la sustentabilidad y tienen un compromiso firme con los derechos de los niños, deben buscar generar sinergias que contribuyan a instalar y promover estos cambios culturales que harán más efectivo su compromiso con la sociedad.
Autor Bernardo S. García Gerente de Comunicaciones & Responsabilidad Corporativa de General Motors de Argentina
(fuente: Empresas por la Infancia [boletin@empresasxlainfancia.org]-26/3/15)