Por Google la gente hace menos esfuerzo para recordar

(f) Así surge de un estudio científico. Aseguran que la posibilidad de encontrar todo a través de internet relaja los mecanismos para memorizar

ESPECIALISTAS SEÑALAN QUE LA SEGURIDAD EN LA TECNOLOGÍA HACE QUE SE EJERCITE MENOS LA MEMORIA

La confianza en poder encontrar un dato relaja el esfuerzo para recordarlo. Esa, al menos, es una de las conclusiones principales a las que llegó un grupo de investigadores de la Universidad de Columbia, en Estados Unidos, al intentar demostrar que la tecnología -sobre todo buscadores como Google- influye directamente en los hábitos de la memoria.

Según el trabajo, liderado por Betsy Sparrow y publicado en la revista Science, en los tiempos actuales la gente hace más esfuerzo en recordar dónde se puede encontrar un dato que en recordar el dato en sí. Una posible falta de ortografía, la capital de un país, el título de una película o un número de teléfono. ¿Cuántas veces olvidamos algo y lo buscamos en Google? El acceso rápido a esta información, apuntan los hacedores de esta investigación, hace que renunciemos a ejercitar nuestras células grises a cambio de resultados inmediatos. ¿Es así?

Para la neuróloga platense Diana Cristalli, “es cierto que la tecnología lleva a que se relajen ciertos mecanismos y se ejercite así menos la memoria, pero también lo es que ese mecanismo dependerá en cada caso de la personalidad de base de quien haga el ejercicio de memorizar”.

EL ESTUDIO

Uno de los experimentos para probar la tesis de los investigadores norteamericanos -a la que los propios expertos bautizaron como “efecto Google”- consistió en dar determinadas informaciones a un grupo de personas. A la mitad se les explicó que las citadas informaciones se guardarían en una computadora, mientras que la otra mitad estaba convencida de que no se salvarían en ningún sistema de almacenamiento. Las personas que pensaron que no precisaban retener los datos porque estaban guardados demostraron menos capacidad para recordarlos que quienes fueron advertidos de que la información se perdería.

Otra prueba consistió en escribir una serie de preguntas y respuestas en una computadora. Algunas de ellas se guardaban en un sitio específico, otras en uno genérico y un tercer grupo de respuestas se borraban. Al ser preguntados después, las personas que participaban en la prueba demostraron que recordaban mejor los datos que habían borrado que los que habían conservado en la computadora, y que tenían muy claro cuáles habían sido guardados aunque no recordaran exactamente dónde.

“Esto demuestra que inconscientemente hacemos menos esfuerzos para recordar una información que sabemos donde consultar -explica Cristalli-. Hay que tener en cuenta que en la calidad del recuerdo influye la intensidad de la codificación inicial. Si no existe una codificación intensa del mensaje, lo más probable es que ese mensaje se convierta en un recuerdo débil o, directamente, en algo que ni siquiera se lo recuerde”.

Claro que esta mirada que ahora se tiene sobre el uso de determinada tecnología y su influencia en nuestra memoria no es algo nuevo ni se relaciona únicamente a la expansión de internet o al acceso indiscriminado a todo tipo de contenidos, como ocurre con Google. En 1985, de hecho, el psicólogo de la Universidad de Harvard David Wegner ya hablaba de la llamada “memoria transactiva”, según la cual en un grupo de trabajo un experto en una determinada materia se “despreocupa” de retener los conocimientos que tiene otro miembro del equipo ya que sabe dónde acudir para conseguir los datos que necesita. Dicho en términos simples: si alguien sabe que la información no se perderá, aunque busque retenerla no lo hará de un modo tan eficaz como si, en efecto, supiera que ese almacenaje depende únicamente de él.

(fuente: eldia.com.ar – 10/7/13)

 

Comments are closed.