Management 2020: abrirse paso y superar los miedos, el camino de los emprendedores

Los emprendedores que generan negocios de alto impacto, arman empresas, ofrecen nuevos puestos de trabajo y disrumpen industrias también tienen miedos, sueños no cumplidos, historias de fracasos y arrepentimientos. Sus ejemplos de resiliencia sirven para entender cómo navegar las confusas aguas de proyectos, inversión y financiamiento, siempre teniendo en cuenta las oportunidades -y las dificultades- que un país como la Argentina plantea. Con un auditorio lleno, referentes del ecosistema emprendedor, invitados por La Nación, debatieron junto a José Del Rio, secretario general de Redacción del diario, las visiones, los datos y las anécdotas de los famosos entrepreneurs.

Alejandro (Alec) Oxenford es un emprendedor serial, estuvo presente desde la primera camada de emprendedores de Internet en la Argentina: en el año 2003 creó Deremate.com. Es también el cofundador de OLX, que nació en 2006 y Letgo, desde 2005 ambos negocios que marcaron un quiebre en los clasificados online y transformaron para siempre la manera de comprar y vender entre particulares en muchos rincones del mundo.

«Los emprendedores tenemos un mecanismo psicológico selectivo, no nos acordamos tanto del tiempo de sufrimiento porque somos naturalmente optimistas. Si uno hace un análisis de la probabilidad de éxito en cualquier proyecto nuevo, es de menos de 50%, no es racional emprender. Tiene que ver con una pasión, una locura sana, no con un comportamiento lógico, por eso la mayoría de la gente elige trabajar en relación de dependencia, donde las probabilidades de fracasar y sufrir son más bajas», comentó Oxenford. «Se asocia ‘emprender’ con ‘éxito ya’, pero es dificilísimo en serio, además de muy costoso, es muy sacrificado. Si tengo que ponerle un número requiere, al menos, 50% más de esfuerzo que un trabajo en relación de dependencia», disparó Oxenford. Y concluyó con un dato que explica por qué es un deporte para los más osados: «Es un esfuerzo que casi nadie está dispuesto a enfrentar».

Otro emprendedor que arrancó de cero fue Fernando Storchi. Hace más de 20 años, en Floresta, manejaba unas canchas de fútbol 5. Hoy tiene la red de gimnasios Megatlon, con 1600 puestos de trabajo directos. Al principio eran unas pocas canchas, un pequeño gimnasio, pero fue tomando concesiones en clubes de barrio y en 1999 nació la marca que agrupaba a cuatro sucursales, un número que luego creció (hoy son 31 y hay dos en construcción). Habló acerca de las instituciones que potencian los vínculos, y como estas sirven para compartir las problemáticas, que muchas veces son las mismas para los emprendedores de distintos rubros. «En la Cámara de Gimnasios queremos hacer crecer el mercado, solo el 5% de la población asiste a uno, mientras que en Europa es el 15% y en Estados Unidos es el 20%. Nuestro mayor competidor es el sedentarismo, trabajamos en conjunto para agrandar la torta», comentó Storchi.

Los emprendedores, claro, no nacen de un repollo y también están los que abren su propio camino dentro del contexto de una empresa familiar. Martín Fidani, hoy director y CEO del grupo ENA, dedicado a la elaboración y comercialización de productos de nutrición y salud, es un ejemplo de quienes que con su empuje potencian una organización existente. Originalmente, su familia se dedicaba al negocio de suplementos nutricionales; hoy la compañía es líder en materia de nutrición y salud en el país, con 5000 puntos de venta.

«Me metí en la empresa familiar y empecé a pensarla como una startup , empecé a profesionalizarla y a regionalizarla. Junto con mi hermano operamos la empresa y para crecer, hay que motivar. Es muy importante vender el sueño internamente; comunicar qué es lo que creemos que se puede hacer», comentó Fidani. La empresa cumple 30 años en 2019, en una industria que a nivel mundial mueve US$8000 millones anuales. «Crece a tasas muy importantes, porque la gente entiende el valor de la nutrición en los alimentos. En la Argentina, ya salió del nicho de deportistas profesionales ir a gente más común, que entrena día a día, sale a correr o va al gimnasio», sumó Fidani. La firma hoy tiene entre sus productos barritas y otros alimentos.

De lo corporativo a lo propio

En el ecosistema emprendedor siempre están aquellos que llegaron luego de algunas temporadas en el mundo corporativo. Antes de empezar a hacer realidad su sueño propio, Lucrecia Cornejo, cofundadora y directora de Diderot.Art, estuvo 11 años en American Express como gerenta de Marketing y 6 años en el Citi. «Estaba buscando un nuevo desafío, algo que me inspirara a hacer los próximos 10 años y que fuera un proyecto con propósito. Surgió la idea de juntar el marketing con el arte, que son mis dos pasiones», comentó la emprendedora, creadora del sitio web que comercializa obras de arte y asesora sobre el tema.

Cuando analizó su idea, entendió también que la tecnología permite expandir los límites. Y para que fuera un proyecto sustentable y sostenido, pensó en encararlo como un negocio. «No solo es un emprendimiento, sino una innovación, algo que todavía no existía. A nivel profesional es mucho mayor el capital ganado en un camino propio, aunque todavía no cumplimos el año de vida, que si me hubiera quedado en una gran corporación», añadió Cornejo.

Los emprendedores no solo viven de pasión y empuje. Un elemento clave para el éxito de los proyectos es la financiación. Lorena Suárez es una de las jugadoras claves en este ambiente, ya que es la country manager de Wayra, la aceleradora corporativa parte del grupo Telefónica.

«Debo haber visto más de 2000 proyectos, Wayra es una startup dentro de una compañía que nació en 2011 como una aceleradora en el estadio temprano en proyectos de tecnología, en un momento en el que la inversión estaba desarticulada», comentó la ejecutiva. El 80% de las empresas donde colocaron inversiones levantó una siguiente ronda de inversión.

«Hay algo muy importante que aprendimos con el tiempo, que es el momento clave para buscar capital. Uno de los feedbacks más frecuentes que les damos a emprendedores consiste en decirles que vuelvan cuando tengan algo más armado y entiendan por dónde va el negocio, una vez que los primeros pasos estén dados y que ya hayan consolidado al equipo», comentó Suárez. La inversión corporativa comenzó en lo últimos años a ganar fuerza, por la oportunidad de crear proyectos desde la Argentina para el resto del mundo, y para las grandes compañías es una manera de encontrar innovación completamente distinta a la que pueda surgir dentro de los equipos de desarrollo. «Es estar cerca de los negocios digitales del futuro», sintetizó la ejecutiva, que trabaja con emprendedores.

Fuente: La Nación

 

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