Hoy en día, los avances tecnológicos en el mundo automovilístico parecen superarse a sí mismos (y a nuestras expectativas) con gran rapidez, en compromiso con la seguridad y confort que, como usuarios, experimentamos durante la conducción. Uno de estos avances, que sin lugar a dudas, facilita y hace más cómoda la experiencia al volante es la automatización de muchos procesos que, por su sencillez, a veces son más susceptibles de caer en el error humano. Por ejemplo, una cuestión que pocos admiten pero muchos olvidan es la de encender y apagar las luces del coche, ya sea por descuido o por no conocer con claridad en qué situaciones concretas debe usarse cada tipo de alumbrado.
Por suerte, prácticamente la totalidad de vehículos de clase media que existen, incorporan sistemas de automatización para la activación de luces de gran fidelidad, que hacen más seguros nuestros trayectos en carretera y ciudad.
¿Cómo funciona el encendido automático de luces?
Las luces automáticas suponen un dispositivo de seguridad en primer lugar, como hemos dicho, para evitar errores ocasionados por el factor humano que puedan provocar situaciones comprometidas en carretera y prever olvidos con el encendido y apagado. Esta función se está generalizando en la mayoría de los modelos y cada vez resulta más conveniente, aunque todavía muchos encuentren dificultad al adaptarse y prefieran el alumbrado manual.
Puede venir de serie, ser opcional o se puede añadir con posterioridad, aunque esta última no asegura el reconocimiento tan fiel de la luz ambiente como los otros métodos. De cualquier forma, la función tradicional manual sigue disponible en el mando siempre que quiera hacerse uso de ella para hacer ráfagas de advertencia y señales luminosas, por ejemplo, sin alterar la automatización.
Funciona gracias a la instalación de células fotoeléctricas que miden la luminosidad exterior para gestionar en cada caso concreto el encendido y apagado de las luces de cruce (en exclusiva, aunque ya se van encontrando modelos con función en luces de carretera), a través generalmente del sensor de lluvia. Este controla tanto las luces como los limpiaparabrisas de forma automática. Consiste en un sensor instalado en el interior del vehículo a la altura del espejo retrovisor central que basa su funcionamiento en los principios de reflexión y refracción de la luz. Por un lado, gracias a un diodo emisor que lanza un haz de luz infrarroja a través del parabrisas que al encontrarse con una gota de lluvia, cambia su intensidad y ángulo de refracción; este cambio es detectado por el diodo receptor que interpreta que está lloviendo y activa los limpiaparabrisas.
Además de la función de los diodos, este sensor de lluvia incorpora sensores de luz ambiental y puntos lejanos que no sólo adaptan la velocidad del movimiento de los limpiaparabrisas en función de la cantidad de agua detectada (sensibilidad 0,02 metros cúbicos), sino que activan también las luces de cruce de forma automática, en aquellas circunstancias en que se sobrepase cierto umbral de luminosidad. Por un lado el sensor de luz ambiental registra la luz mientras circulamos sin tener en cuenta de dónde procede; y por otro lado, el sensor de luz de la calzada, interpreta la intensidad de la luz en función de un ángulo menor directamente enfocado delante del vehículo.
Otras automatizaciones
Por último, lo vehículos más modernos incorporan otros sistemas automatizados que facilitan nuestra visibilidad si hablamos en términos de alumbrado. En primer lugar encontramos las luces de giro que tienen como objetivo iluminar aquella zona hacia la que estamos girando con nuestro coche, y que se activan cuando señalizamos con el intermitente y empezamos a girar unos grados el volante a velocidad media. Al terminar la maniobra y enderezar el volante, las luces se irán apagando de forma gradual.
Las luces en curva en contraposición con las anteriores no se encienden y apagan al realizar giros cerrados, sino que son las propias luces de cruce las que modifican su trayectoria gracias a unos pequeños motores eléctricos para iluminar el trazado que estamos efectuando, ya sea en curvas, badenes o cambios de rasante.
El asistente de iluminación predictiva anticipa el trazado del recorrido de un viaje largo en función de lo que se haya programado en el navegador o GPS previamente, para decidir de esta forma, qué alumbrado usar en cada momento del viaje.
Como ya hemos dicho anteriormente, poco a poco se va implantando la automatización de las luces de carretera o largas, gracias a un asistente que se vale de una cámara instalada en el retrovisor central que reconoce los vehículos que vienen de frente o las vías mejor iluminadas, para activar o desactivar las luces largas en consecuencia y así no deslumbrar al resto de usuarios de la vía.
(fuente: http://www.circulaseguro.com/luces-automaticas-como-funcionan-sensor-de-lluvia-y-de-luz-ambiental-kits-de-activacion/#more-89266) publicaciòn española