Los sindicatos del Lloyd’s de Londres brindan coberturas a partes del cuerpo de famosos: desde los dedos de Keith Richards hasta las piernas de Lionel Messi.
Cuando uno creía que ya lo había visto (casi) todo, se encuentra con una aseguradora que ofrece un seguro contra abducciones extraterrestres. ¿Chiste? ¿Estrategia de marketing? La realidad es que una compañía estadounidense aseguraba haber vendido -allá por los años 80 y 90- cerca de 40 mil de estas pólizas que, como beneficio adicional, ofrecían una compensación económica en caso de que los visitantes del espacio dejasen a su abducida embarazada durante sus experimentos además de, claro, asistencia psicológica. Estas coberturas aparecieron en los catálogos de varias aseguradoras de los Estados Unidos durante la segunda mitad del siglo XX. Eso sí, si bien no es difícil encontrar estas pólizas (que son absolutamente reales), no hay información sobre reclamos realizados con éxito, ya que las abducciones no se pudieron demostrar. Y esto es solamente la punta del iceberg; investigando un poco más, se pueden encontrar en el mercado los más insólitos seguros que se pueda imaginar. En mercados extranjeros, eso sí, porque en la Argentina, y según fuentes del sector, “la maraña burocrática para aprobar textos y nuevas pólizas hace muy difícil proponer coberturas fuera de lo habitual”.
En los años 90, coincidiendo con el auge del interés por los fenómenos paranormales, proliferaron las coberturas contra contingencias ocurridas por causas del más allá. Algunos casos saltaron a la fama, como el del dueño de un bar de Florida que, convencido de que los fantasmas que habitaban el local molestaban a sus clientes, decidió contratar un seguro para cubrir las posibles consecuencias. Lo mismo pasó en el Reino Unido, donde el propietario del pub Royal Falcon Hotel contrató un seguro para cubrir su negocio contra los desperfectos causados por seres del más allá. Lo hizo en la aseguradora Ultraviolet, con sede en Bristol: por una póliza de US$ 750 al año, la compañía se comprometía a pagar hasta US$ 1,5 millones si algún cliente o miembro del personal moría o quedaba incapacitado por causa de algún fenómeno paranormal. La misma aseguradora, en 2001, ofrecía también una póliza contra intoxicación por ántrax.
Pero entre todas las extrañas pólizas comercializadas a lo largo de la historia, destaca sin duda una suscrita en Escocia a fines de los 80, que protegía a tres hermanas en caso de un “embarazo divino”, garantizándoles US$ 1,5 millones en caso de quedarse embarazadas por obra, claro, del Espíritu Santo. Cabe destacar que las tres pertenecían a una secta muy preocupada por la proximidad del segundo milenio. En 2012, comenzó a preocupar también el apocalipsis, sobre todo entre los billonarios de las tecnologías estadounidenses que, hoy día, y según Fox News, invierten en seguros que los cubren contra el fin del mundo -en caso de que haya un colapso de los gobiernos mundiales o un desastre natural- El fundador de LinkedIn, Reid Hoffman, aseguró en una entrevista que el 50% de los millonarios de Silicon Valley tienen un seguro contra el fin del mundo (junto con armas y comida almacenados en sus sótanos).
Mundo de los vivos
Pero volviendo al mundo de los vivos, si hay un mercado que ofrece las más insólitas (y caras) coberturas, es el del Lloyd’s de Londres. Los sindicatos de este mercado británico parecen especializarse en asegurar aspectos que otras aseguradoras no tendrían en cuenta y sumas que no caben dentro de los límites de muchas compañías de seguros tradicionales. No hace mucho, el portal de noticias británico Telegraph.com.uk reunía los elementos más extraños asegurados por el Lloyd’s. Entre ellos se contaban la sonrisa de América Ferrera, la estrella de la serie televisiva Ugly Betty, que fue asegurada por más de US$ 13 millones; los dedos de Keith Richards, guitarrista de Rolling Stones; las piernas de Marlene Dietrich; la cintura de Bette Davis; la nariz de un productor de vinos holandés, que fue cubierta con una póliza de US$ 5 millones, como lo fue también la lengua del catador de café Gennaro Pelliccia, nada menos que por US$ 13 millones.
En la lista aparecen también la barba del Papá Noel de la tienda neoyorkina Macy’s y un juego de joyas utilizadas por una actriz de Hollywood se aseguró por más de US$ 35 millones, así como una compañía cinematográfica que contrató con el gigante británico un seguro por US$ 1 millón ante la posibilidad de que su actriz principal se enamorase y se casase abandonando la filmación. Y aunque parezca raro, Lloyd’s ofrece hoy un seguro para cadenas de cines que las protege contra la posible muerte en la sala de un espectador a causa de un ataque de risa y otra que cubre la pérdida de los vellos del pecho que puedan afectar a la carrera de una persona. Eso sí, para poder cobrar, el asegurado debe perder al menos el 85% del pelo de parte del cuerpo. Así las cosas, todo en esta vida es, en principio, asegurable. Sólo depende de que sea posible cuantificar las pérdidas que conlleva el riesgo que la póliza pretende cubrir. Lo que está claro es que siempre que una aseguradora esté dispuesta a asumir un riesgo que le proponga un particular, el seguro puede existir. Si no, que se lo pregunten a la gente de Lloyd’s.
Los famosos son también conocidos por contratar extravagantes coberturas. La pionera fue la estadounidense Bo Derek, la primera “celebrity” que aseguró su cuerpo entero -en US$ 1 millón- en los años 70. Desde entonces, la lista es interminable y hay ejemplos para todos los gustos: Diego Armando Maradona no dudó, hace ya años, en asegurar su magnífica zurda y las extremidades inferiores de Leonel Messi tienen un precio superior a los US$ 50 millones. Piernas, pies, labios, ojos, bigotes, dedos, en el caso de los ricos y famosos cabe todo lo que implique asegurar sus herramientas de trabajo. Así, la actriz norteamericana Julia Roberts, tiene asegurada su sonrisa en casi US$ 30 millones y Jennifer López no dudó dar cobertura a su cola por US$ 6 millones.
Los deportistas de élite son asiduos compradores de este tipo de pólizas, como el piloto español de Fórmula 1 Fernando Alonso, que tiene asegurados sus pulgares en más de US$ 11 millones, o David Beckham, cuyo cuerpo tenía el astronómico valor de US$ 180 millones.
El cantante Enrique Iglesias invirtió más de US$ 1 millón en asegurar su voz y lo mismo hicieron Madonna o María Carey, por US$ 3,5 y 6 millones respectivamente. Las modelos no se quedan atrás: Heidi Klum’s aseguró sus piernas en casi US$ 3 millones, mientras las de Taylor Swift valen casi 27 millones.
Después de abducciones, embarazos divinos y fantasmas, estas coberturas ya no parecen tan extrañas, ¿verdad? Ni siquiera la del cantante de Van Halen, David Lee Roth, que suscribió una póliza contra demandas de paternidad después de sufrir unas cuantas.
Falsas acusaciones
Pero más allá de las repercusiones que el furor por OVNIS, fantasmas y discursos apocalípticos de la segunda mitad del siglo XX y de la obsesión de algunos famosos (con muchísimo dinero) por asegurar partes de sus cuerpos, algunas de las coberturas que ofrece el mercado pueden parecer raras por poco conocidas, pero lo cierto es que resultan muy útiles. Es el caso del seguro de protección de pagos por divorcio o separación -nada extravagante en España- que tiene su origen en las estadísticas oficiales: cada tres minutos se rompe una pareja en el país. Se aplica en caso de fallecimiento, invalidez o desempleo del cónyuge obligado al pago de pensiones alimenticias. También habituales en Europa y los Estados Unidos son, por ejemplo, los seguros de cancelación de boda, que incluyen, entre otros adicionales, sesiones de terapia psicológica. El disgusto se ve, de este modo, compensado con una indemnización. Y en el Reino Unido proliferan los seguros que cubren a grandes empresas en caso de que a todos sus empleados les toque la lotería y decidan abandonar sus puestos de trabajo.
La lista continúa con seguros que cubren riesgos en los que uno suele pensar, como el que protege a los viajeros cuyo destino es Sri Lanka, Malasia o Australia, contra la caída de un coco en su cabeza -hay datos de asegurados que cobraron la indemnización. Y si vamos a Tailandia, comprobaremos que, para favorecer al turismo, el gobierno ofrece pólizas de US$ 10 mil en el caso de resultar herido a causa de un motín. Una aseguradora japonesa paga hasta US$ 1 millón a quien resulte herido por un ataque del cangrejo araña nipón que se puede ver en el acuario de Birmingham, en el Reino Unido y también en Japón, el año pasado, comenzaron a ofrecerse pólizas que cubren a los hombres contra falsas acusaciones de manoseo en el subte y ya hay cientos de asegurados. En California hay compañías que se especializan en cubrir el fracaso de un Bar Mitzvah o el cáncer de una mascota.
La revolución de Internet y las nuevas tecnologías también ha derivado en la llegada de nuevos seguros como el seguro para propiedades online que ya se comercializa en China, o los seguros para cubrir ciber riesgos, que siguen escalando posiciones.
La Argentina no parece momento de comercializar seguros “inusuales”. Según fuentes próximas a los grandes brokers locales, “acá no se comercializan seguros raros”. Sostienen que “coberturas de riesgo como variación del precio de los combustibles o riesgos políticos, por ejemplo, son pólizas poco habituales por el simple hecho de que no hay una cultura aseguradora profunda y de que la gestión de aprobación de tales coberturas demanda tanto tiempo que lo mejor es desistir. Además, la reducida lista de reaseguradores aprobados por la SSN deja fuera a muchos de estos suscriptores que están tomando coberturas inusuales”.
Un último dato curioso, no será sobrenatural pero igual viene del espacio: en 2011, se aseguró un meteorito chaqueño en US$ 30 millones para llevarlo a la muestra “Documenta” en Alemania.
Fuente: Estrategas.