«Ex economista y ex nerd.» Así se definió Leo Piccioli, el hombre que dirigió la filial local de Staples durante 18 años y que, tras ganar el premio al «Dirigente del año» de la Asociación Dirigentes de Empresas, dejó la vida corporativa para dedicarse a ser speaker. El «ejecutivo en rehabilitación» habló sobre los cambios en la carrera profesional y contó su aventura luego de abandonar la organización que lo acompañó casi dos décadas.
«El 27 de septiembre de 2016 me premiaron y tres días después me fui de Staples -comenzó-. Me di cuenta de que mi propósito es ayudar a los líderes a liderar mejor y con ese sueño pegué el portazo». Pero no todo fue fácil: entre tantos otros cambios, tuvo que vender su auto, conseguir una línea de celular personal (y no corporativa) y pagar por primera vez su obra social, y todo sin ayuda de su asistente. «Aerolíneas Argentinas me acaba de bajar de categoría Platino a Oro», señaló entre risas, y agregó: «Y así siguen pasando cosas y estoy feliz, estoy contento.»
Dejó unos tips de innovación en su carrera que lo ayudaron a definir sus jugadas. Señaló que cambiaría la frase «el pasto es más verde en lo del vecino» por «no mires el pasto del vecino sin antes mirar el tuyo». Recordó que, en su pasado, se comparaba con otros ejecutivos y pensaba lo que podía mejorar, hasta que decidió enfocarse en las pequeñas cosas del día a día que lo hacían feliz. «Todas tenían un poco que ver con la rebeldía: por ejemplo, abrir tiendas en la Argentina, en contra de lo que estaba pasando a nivel global», describió, y añadió: «En vez de pensar en el afuera, pensá en pequeñas innovaciones en lo tuyo, en cómo hacer para que sea un poquito mejor».
«Para la mayoría de las cosas que pasan, hay dos miradas. Ante las mismas situaciones que no podemos controlar, como por ejemplo, si nuestro jefe es un zapallo, se puede tomar una actitud de víctima y otra de protagonista. La actitud de víctima sería pensar que llegué tarde al trabajo por el tránsito. La de protagonista, que pasó eso porque salí tarde de mi casa. Es encontrar la manera para ser más feliz en vez de quejarse», señaló.
Explicó que, durante su carrera, le sirvió mucho hacerse cargo de los errores que cometía cuando se reunía con sus superiores y que eso le permitió ganarse la confianza de los demás. Luego, retomó el tema del pasto: repitió que es mejor regar el propio en vez del ajeno y que eso, justamente, se logra convirtiéndose en protagonistas.
«Cada vez que expongo algo que otros no contarían, genera una mayor conexión con quien me escucha. Es paradójico, porque la vulnerabilidad es inherente al humano: cuando nace, es la cría más débil del mundo animal. La sociedad nos llevó a mostrarnos perfectos. La capacidad de demostrar errores y lo que no sabemos hacer también es innovación», finalizó.