La otra cara de los accidentes

(f) La otra cara de los accidentes

Millones de pesos se mueven en torno de los choques y rutas. Existen profesionales, empresas, comerciantes y distintas actividades que se alimentan de las víctimas de colisiones, sean automovilistas, motociclistas, ciclistas o peatones.

Un estudio de Naciones Unidas sobre seguridad vial arrojó que cada año cerca de 1,3 millón de personas mueren en el mundo por accidentes de tránsito. Y se comprobó que más de la mitad de ellas no viajaba en automóvil.

Entre 20 y 50 millones de personas más sufren traumatismos. Y estos constituyen una causa de discapacidad en todo el mundo. El informe sostiene que el 90 por ciento de las muertes por accidentes de tránsito se produce en los países de ingresos bajos y medianos (tal el caso de Argentina).

Otro dato revelador es que entre las causas principales de defunciones de personas de 5 a 44 años figuran los traumatismos causados en siniestros viales.

Estiman que, de no adoptarse medidas inmediatas y eficaces, dichos traumatismos se convertirán en la quinta causa mundial de muerte, con unos 2,4 millones de fallecimientos por año. Ello se debe al rápido aumento del mercado de vehículos sin que haya mejoras suficientes en las estrategias sobre seguridad vial ni en la planificación del uso del territorio.

El estudio también indica que los choques tienen una repercusión económica de hasta el tres por ciento del producto interno bruto (PIB) de cada país, lo que asciende a un total de más de 500 mil millones de dólares.

Según informes oficiales, el PIB de Argentina para 2011 fue de casi 600 mil millones de pesos, de donde se desprende que los accidentes de tránsito le costaron al país unos 18 mil millones de pesos.

Frente a este grave cuadro, al que se agregan los dramas personales y familiares de quienes perdieron seres queridos o lamentan las incapacidades sufridas en siniestros viales, hay una realidad de la que nadie habla. Es que para muchos profesionales, empresas y comerciantes, los accidentes son un negocio o representan una fuente de ingresos.

Pandemia. Incluso se crean organismos estatales con presupuestos siderales que muy poco aportan a la prevención de lo que la Organización Mundial de la Salud ya considera una pandemia.

La participación de los seguros en el PIB alcanzó el 2,77 por ciento, lo que prácticamente coincide con las pérdidas que sufrió el país por accidentes de tránsito.

“Lo importante es saber cuánto, de cada 100 pesos que entran en una póliza, se destina a pagar siniestros. Las compañías que andan bien pagan entre el 60 y 70 por ciento de lo asegurado y si nos vamos al total de la facturación en bruto por autos, se verá que las ganancias son siderales. El seguro es obligatorio y la realidad demuestra que los controles policiales no existen. ¿O acaso a usted alguna vez le pidieron el comprobante del seguro? Y si no te pescan en una infracción ni siquiera el carné de conductor te piden”, explica Horacio Botta Bernaus, abogado especialista en accidentología vial.

Otros de los que se benefician con los siniestros viales son, precisamente, algunos abogados que persiguen de manera implacable a los familiares de las víctimas o a los propios internados en hospitales o clínicas, para que les firmen un poder. Estos individuos suelen aprovecharse del estado de shock de los potenciales clientes para iniciar juicios a veces millonarios y, cuando estos se ganan, esas indemnizaciones no llegan a los beneficiarios, que sólo reciben algunas migajas.

Además de los llamados “correambulancias”, que son contados, hay por cierto muchos abogados que se ocupan seriamente de los accidentes de tránsito. “Antes, se dedicaban a los juicios laborales porque se manejaban cifras muy importantes; después se inclinaron por los involucrados en delitos financieros y demandaban al Estado, pero hoy son los accidentes de tránsito los que pueden dar honorarios importantes”, admite Botta Bernaus.

De acuerdo con datos recogidos en Tribunales, lo mínimo que se puede pagar por una vida son 100 mil pesos, pero por lo general esa cifra se multiplica varias veces. Tiempo atrás, un matrimonio y dos de sus hijos murieron en un accidente, y a los chicos que sobrevivieron, porque no viajaban en el vehículo, una de las compañías más importantes de la ciudad de Córdoba los indemnizó con 3,7 millones de pesos.

Las empresas que también tienen ingresos por las muertes en accidentes viales son las funerarias. Un relevamiento realizado por este diario entre varias casas de pompas fúnebres permitió establecer que un 10 por ciento de los servicios que prestan son para personas fallecidas en choques. Cada uno de esos servicios oscila entre cinco mil y seis mil pesos.

Hay al menos una actividad que no existiría si no se produjeran accidentes de tránsito: los talleres de chapa y pintura. “A nosotros nos ingresan entre 7 y 12 autos por semana. Todos son chocados; ya nadie trabaja con autos ‘picados’, que sus dueños quieren recuperar. La realidad es que sin accidentes, nuestro trabajo no tendría razón de ser”, admite Jorge Lesta, dueño de un taller de este tipo.

Y los chapistas necesitan insumos de pinturerías y casas de repuestos, rubros que también se vinculan con la accidentología vial. En cuanto a los precios, los montos pueden llegar a ser siderales. “El capó de un Ford Focus cuesta unos 2.700 pesos; el de un Clio o un Peugeot 206 está en 1.800 pesos, pero el de un Audi ronda entre seis mil y siete mil pesos”, cuenta Lesta.

Al acecho. Los precios de los repuestos se han encarecido muchísimo como consecuencia de la suspensión de importaciones y la variación del precio del dólar. El actual escenario ha perjudicado a los comerciantes, pero los delincuentes están de parabienes. “Todo el año pasado se dedicaban a robar autos Renault 12 y Peugeot 504, coches viejos, de los que ya no hay repuestos. Eran desarmados y las piezas las encontrabas en las chacaritas. Hoy, el mercado negro se nutre de autos nuevos y de alta gama, porque no hay repuestos en plaza”, revela Lesta.

Ángel M. chocó un Ford Fiesta 0 kilómetro. “Primero lo llevé al chapista y después al mecánico. En la concesionaria faltaban repuestos. No pude encontrar un solo lugar que los tuviera y el mecánico me dijo que al día siguiente me conseguiría la pieza faltante, porque había dos autos como el mío en un desarmadero. Yo no soy delincuente, pero tuve que ir al mercado negro; si no, me quedaba sin auto”, reconoce esta persona, que reside en barrio Providencia de la ciudad de Córdoba.

Otros ítems que se vinculan económicamente con los accidentes de tránsito o la seguridad vial son los servicios de emergencia, los dueños de grúas, las ortopedias, las clínicas, los kinesiólogos, fisioterapeutas, médicos, enfermeras, los psicólogos que atienden a víctimas estresadas, los acompañantes terapéuticos, centros de rehabilitación y gimnasios, peritos judiciales, talleres de motos, vidrierías y el propio Estado, cuando los abogados cobran honorarios elevados en cheques y les descuentan Ganancias.

“No hay que olvidar la cartelería, agencias de publicidad, folletería, imprentas. Se mueve mucha plata en nombre de la seguridad vial. Están las empresas que proveen radares, alcoholímetros; hay toda una industria. Y nosotros vamos a comprar radares como locos y compramos lo peor, como le pasó a la Provincia. Recuerdo que a los municipios, en sociedad con particulares y con el asesoramiento de estudios jurídicos –cobraban el 10 por ciento de las multas que hacían por exceso de velocidad utilizando radares–, les iba bien”, agrega Botta.

El especialista en accidentología comenta que, según la Organización Mundial de la Salud, los siniestros viales “son la principal causa de muerte en los grupos de 15 a 29 años. Únicamente 15 países cuentan con leyes completas relacionadas con cinco factores de riesgo: velocidad, conducción, uso de casco, la utilización de cinturón de seguridad y el empleo de medios de sujeción. Se ha comprobado que las repercusiones económicas en cada familia pueden ocasionar el endeudamiento excesivo, incluso la reducción del consumo de alimentos”. Esto significa que a quienes obtienen ganancias con los choques podrían agregarse bancos, financieras y hasta prestamistas.

“Es monstruosa la cantidad de negocios, incluso de servicios nuevos. En Buenos Aires ya hay un servicio de remises para que te vuelvas y no manejes borracho. El remisero te lleva a tu casa y después se va a buscar tu auto. Hay un comercio de los accidentes y también con la prevención”, indica Botta Bernaus.

Ingreso y prevención

El 90 por ciento de los accidentes que se producen por año en todo el mundo se da en países cuyos ingresos per cápita son bajos o medios, indicó un estudio de Naciones Unidas. En esa franja figura Argentina.

(fuente: lavoz.com.ar –22/7/12- por Miguel Durán- Información hecha llegar por Gustavo Soria, muchas gracias Gustavo)

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