Frutas y verduras ¿qué nos dicen sus colores?

(f) El color de los vegetales puede influir en nuestra salud a distintos niveles, desde la protección cardiovascular, hasta la nutrición de la piel o la relajación muscular

El color no suele ser lo que nos hace elegir una fruta o una verdura. El sabor es en cambio, el elemento que equlibra la balanza. El color de los alimentos -en particular, de los vegetales- es una forma de clasificar lo que comemos. Desde el punto de vista científico, se puede reunir estos grupos de frutas y verduras por su similitud en una serie de compuestos con destacadas propiedades saludables, médicas y nutricionales. De hecho, una investigación americana propone que la clasificación de los vegetales en cuatro grupos cromáticos (verde, blanco, naranja-rojo y morado- azulado) se use en la versión más actualizada de MyPiramid, el sistema de orientación alimenticia americano (similar a la Pirámide de la Alimentación Saludable española).

Colores en el plato: cuáles y por qué

Un estudio dirigido por investigadores holandeses de la División de Nutrición Humana de la Universidad de Wageningen (Países Bajos) ha comprobado el efecto preventivo y protector para la salud vascular de los vegetales según su color. En dicho estudio prospectivo, de 10 años de duración, participaron 20.000 hombres y mujeres de entre 20 y 65 años y libres de enfermedades cardiovasculares al inicio de la investigación. El trabajo sigue el criterio de una de las investigaciones más relevantes en relación al valor cromático de los alimentos, la llevada a cabo por Pennington y Fisher. Un trabajo que busca asociar a esta clasificación por colores un beneficio fisiológico añadido al que ya proporcionan las frutas o las hortalizas en general como grupo de alimentos por su valor nutricional. Los autores del estudio catalogaron los vegetales en cuatro grupos cromáticos: verde, rojo-anaranjado, morado-azulado y blanco, e identificaron en cada caso sustancias con efectos funcionales relevantes en la salud.

• Vegetales verdes: magnesio y relajación muscular. Las verduras verdes como espinacas, brócoli, coles de Bruselas, lechugas (las de hoja más oscura), guisantes o judías son, en comparación con el resto, las más ricas en ciertos nutrientes como el magnesio. Una deficiencia del consumo de estos alimentos junto con el seguimiento de una dieta basada en alimentos refinados y un frecuente consumo de azúcares puede conducir a déficit de dicho mineral. El magnesio participa en el proceso de relajación muscular, de ahí que las consecuencias físicas de su deficiencia se manifiesten con sensación de cansancio sin una causa aparente que lo justifique, tensión muscular y calambres.

• Naranja-amarillo intenso: antioxidantes que nutren y protegen la piel. Los carotenoides -tales como betacaroteno, astaxantina, licopeno y retinolson- son derivados de la vitamina A. Estos compuestos son muy efectivos como antioxidantes y se ha documentado que contienen propiedades fotoprotectoras al contrarrestar las alteraciones inducidas por los rayos UVA. Esto se traduce en capacidad para reducir o minimizar la flacidez de la piel y las arrugas. Las zanahorias, la calabaza, el boniato, el mango y la papaya son los vegetales con mayor concentración de dichos compuestos. Le siguen en importancia otras frutas y hortalizas como los cítricos (pomelo, naranja y mandarina), el melocotón y el albaricoque.

• De color blanco: protección vascular. Los autores de la mencionada investigación holandesa comprobaron cómo un mayor consumo de frutas de carne blanca como las peras y las manzanas (las más consumidas por los participantes), se asoció a una mayor reducción del riesgo de accidente cerebrovascular o ictus. En este grupo cromático, además de frutas como las manzanas y las peras, se incluye el plátano y hortalizas y verduras como ajos, puerros, cebollas, endibias, pepino, setas y coliflor.

• Rojo-morado: salud cardiovascular. Los flavonoides son los pigmentos colorantes más sobresalientes en las frutas y hortalizas de color rojo intenso y/o morado. A estos compuestos antioxidantes se suma otro con idéntico efecto y de presencia indiscutible en este grupo cromático de alimentos: el licopeno, de color rojo intenso, abundante en el tomate. A estas sustancias se les atribuyen propiedades preventivas en la salud cardiaca y coronaria, como la mejora del perfil de riesgo cardiovascular, tal y como queda recogido en la revisión de estudios epidemiológicos y clínicos realizada por el Departamento de Ciencias Nutricionales de la Universidad Estatal de Oklahoma (EE.UU). En la misma línea de destacar las propiedades cardiosaludables se perfila el ensayo dirigido por Cassidy y colaboradores, en el que comprobaron que la ingesta habitual de alimentos ricos en antocianinas y otros flavonoides contribuía a la prevención de la hipertensión por sus propiedades vasodilatadores.También hay evidencia de que los carotenoides, pigmentos abundantes en este tipo de alimentos colorados, protegen la piel contra las quemaduras solares y aumentan la defensa contra la luz ultravioleta. Para lograr estos efectos saludables se aconseja la presencia diaria de alimentos coloridos como cerezas, uvas, fresas, bayas (frambuesas, moras, arándanos…), sandía. Entre las hortalizas se incluyen la remolacha roja, la col lombarda, el pimiento rojo (también el pimentón, un potente condimento antioxidante) y el tomate en todas sus presentaciones (al natural, en zumo y en salsa).

Un menú colorido y saludable

Innovar en la cocina, ponerse a prueba con nuevas y sencillas recetas, abrirse a nuevas combinaciones de alimentos, probar el sabor de otros alimentos o el contrapunto de las especias y las hierbas aromáticas, es una invitación a descubrir una nueva manera de comer. Se trata de una forma sana, divertida y placentera de entender la alimentación y la vida. A continuación se realiza una propuesta con el fin de disfrutar de este colorido menú:

• Desayuno. Té verde. Tostada de pan de cuatro cereales con aceite de oliva virgen extra. Zumo de limón, fresas y naranja (sin azúcar).

• Media mañana. Pan de cereales untado con tomate y queso, o láminas de tofu a las finas hierbas.

• Comida. Brócoli salteado con zanahoria. Lasaña de salmón y gambas. Infusión de frutos del bosque.

• Merienda. Tortas de arroz untadas con compota de manzana y ciruelas pasas.

• Cena. Ensalada de pasta (o arroz integral) colorida. Tortilla de boniato y cebolla. Puñado de frutos secos.

(fuente: http://revista.consumer.es/web/es/20130701/alimentacion/77330.php)

 

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