
(f) Vivimos tan de prisa, que sólo cuando caemos fatigados o totalmente quemados al final del día, nos damos cuenta que ha terminado. Claro, bajo el pensamiento de “ya casi es mañana y todo vuelve a comenzar”.
Desgraciadamente esta fatiga no desprende del esfuerzo físico, si fuera así, con un par de días de descanso todo se compondría, esta fatiga se debe a circunstancias mentales/emocionales, a agentes estresantes que han secuestrado literalmente nuestros recursos.
Lidiar con las consecuencias del estrés no es cosa fácil, pues es ampliamente malentendido. La mayoría vive en un estrés constante y ni siquiera se da cuenta de ello, bueno, hasta que el cuerpo les pasa la factura. Entonces sí pegamos de brincos y queremos solucionar todo de la noche a la mañana.
Cuando el estrés nos lleva a estos estados de fatiga o exhausto, ya estamos en niveles muy críticos, pues comenzamos nuestro día con una cantidad de energía, la poca o mucha que hayamos podido recuperar con el “descanso” nocturno, pero apenas abrimos los ojos, la empezamos a invertir en reacciones de estrés, preocupándonos porque ya se hizo tarde, porque el hijo(a) regó el jugo en la mesa, porque el esposo(a) me hizo una mirada extraña, porque hay mucho que hacer, por el tráfico, porque el jefe me va a gritar, porque mis compañeros de trabajo no hacen nada, etc, etc.
Cuando tu percepción sólo apunta hacia las cosas desagradables, es momento de hacer un alto y reevaluar lo que piensas y sobre todo lo que sientes a través de tu día. La situación es seria y necesita atención.
Recuerda, no llegaste ahí de la noche a la mañana y tampoco saldrás rápidamente, pero con disciplina, perseverancia y buena actitud, lograrás darle la vuelta al asunto y catapultarte a un mejor estado de tu ser.
Cuando te das cuenta y aceptas que es tu estado emocional el que causa el estrés en tu cuerpo, podrás empezar a hacer pequeños cambios que vayan corrigiendo la situación. Notarás como esta fatiga disminuye y tu estado físico en general, mejora ampliamente.
Algo que puedes implementar de manera sencilla es crear una lista de las cosas que te “estresan”, molestan o te hacen sentir mal, de manera regular en tu día, elige 3 o 5 y trata conscientemente de cambiar tu percepción sobre de ellas, es decir, que cada vez que sucedan, no te sientas tan mal o estresado(a) ante ellas. Como las pusiste en tu lista, te será fácil identificarlas y permitirte sentir y nombrar las emociones involucradas, logrando así generar el cambio a una mejor actitud. No se trata de evadir lo que sientes, ni de ignorarlo, se trata de aceptarlo y difuminarlo de una manera consciente y asertiva.
Para mejorar la experiencia de ese ejercicio, puedes agregar hacer respiraciones profundas, donde las exhalaciones sean más largas que las inhalaciones.
Este simple ejercicio te permitirá recuperar tu poder y dejarás de drenar tu energía en detalles para ser invertida en las cosas que valen la pena, TÚ.
Fuente: http://portal.codigosdelser.com/fatigados-y-exhaustos/
Aporte Patricia Aguilar, muchas gracias Patricia




