El mito del garaje una fábula del éxito que ya no va

appel garage 1976La historia se repite más o menos como sigue: dos jóvenes brillantes se reúnen a partir de una idea más brillante aún. Consiguen un garaje y empiezan a trabajar realizando múltiples ensayos sobre un nuevo producto. Al cabo de unos cuantos meses de concentración intensa abren la puerta, salen al mundo y se convierten en multimillonarios. Así de fácil. No obstante, Tom C. Avendaño es un periodista de El País que se puso a verificar si tales antecedentes eran ciertos y descubrió lo que da título a su nota: Lo del garaje era mentira.

Se había creado un mito que, como tal, tiene alguna parte de verdad. En 1938, William Hewlett y David Packard experimentaron en un garaje con dispositivos electrónicos y fueron creciendo hasta convertirse en la empresa informática que hoy conocemos. Walt Disney se inició en el garaje de su tío Robert en 1923.

Pero hasta acá llegamos, porque la mayoría, si no todos de los que hoy se exhiben como emprendedores milagrosos, debió pasar por la experiencia de trabajar en organizaciones, establecer contactos y lograr financiamientos, como en cualquier negocio que se desarrolla en la actualidad.

Según otro periodista, Dan Heath, especializado en estrategias empresariales, el mito del garaje «da una idea errónea de lo que se necesita para triunfar. Si quieres empezar una empresa, tus tareas son encontrar trabajo, aprender cómo funciona la industria y hacer contactos». Pero el mito del garaje persiste hasta tal punto que Google ya era una empresa millonaria cuando alquiló un garaje, en enero de 1999, donde trabajaron los nueve empleados que contaban. Duraron cinco meses y luego se trasladaron a oficinas convencionales.

Era necesario anclar sus orígenes en un lugar que se correspondiera a lo que se espera, una aventura iniciática en el mundo de los negocios de la actualidad, que poco tiene que ver con la realidad.

El mismísimo David Packard fue empleado durante muchos años en General Electric, que fue su verdadera escuela. Steve Wozniak, el primer socio de Steve Jobs, estuvo a su vez trabajando en HP, mientras Jobs desarrollaba los contactos. Podríamos deducir que la escasa formación de este último en temas organizacionales explica los desaguisados que quedaron a la luz cuando fue publicada, post mórtem, su biografía.

Los mitos no son nocivos por sí mismos, sino funcionales a lo que no puede entenderse de otro modo. Se explican en la historia de la humanidad como un modo de reemplazar el conocimiento y no hay mejor ejemplo que la vieja mitología griega. ¿Quién descubrió el fuego? A falta de una Wikipedia accesible, aparece Prometeo como culpable y traidor, pero gracias a él los hombres lograron grandes avances. ¿Cómo ser un emprendedor exitoso? Hay que tener una idea, pero en principio también un garaje, lo cual en estos momentos, muy particularmente en Buenos aires, implica una inversión inicial importante.

Detrás del mito del garaje se despliegan varios supuestos que no siempre se cumplen. Cualquiera puede acceder a la fortuna trabajando e innovando, lo que ratificaría la igualdad de oportunidades. No habría que olvidar que detrás de los éxitos deslumbrantes de Silicon Valley (Facebook, YouTube, Google, etcétera) hay infinidad de proyectos jamás concretados, lo que es parte del juego. De esto se trata. Todos somos potenciales ganadores de la lotería y posibles millonarios, pero sólo algunos, muy pocos lo logran.

Por Jorge Mosqueira  | LA NACION

(fuente: http://www.lanacion.com.ar/1746359-el-mito-del-garaje-una-fabula-del-exito-que-ya-no-va)

Lectura sugerida por Presidencia del CA – Muchas gracias María Belén Gomez por aportarla.

 

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