En Argentina, a diferencia de Estados Unidos y otros países del primer mundo, no es común contratar un seguro de vida. “La falta de activos y una moneda de ahorro para pensar en el largo plazo atentó contra esta industria que mueve cifras millonarias en el mundo. Y el golpe de gracia fue en la crisis del 2001, cuando el estallido de la convertibilidad pesificó 1 a 1 los ahorros que se habían acumulado en dólares”, explica Pablo Wende en Infobae.
La modificación fundamental que planea hacer el Gobierno para darle un nuevo impulso al sector y promover el ahorro a largo plazo entre el público, estará incluida en la reforma tributaria.
Desde 1999 que la extensión fiscal está fija en 996 pesos anuales. En aquel momento eran casi 1000 dólares, por lo que ahora ese piso “debería estar en el orden de los 17500 pesos por año”, explica Wende. De esta forma habría un incentivo para contratar un seguro de vida, porque lo ahorrado en este instrumento estaría libre del pago del Impuesto a las Ganancias.
El Ministerio de Finanzas es quien impulsa la iniciativa, e insiste con el rol clave que las aseguradoras tienen no solo para fomentar el ahorro, sino también para financiar inversiones de largo plazo. De hecho, hace pocos días les prohibieron a las compañías que sigan comprando Lebac con el mismo argumento. Si las aseguradoras de vida tienen compromisos de largo plazo, pueden ingresar en activos de la misma duración, de hecho, en Estados Unidos son casi los principales inversores institucionales, junto con los fondos de pensión.
La aparición de distintos activos en moneda local, que permiten el ajuste por inflación, también otorgaría mayor seguridad sobre la posibilidad de ir acrecentando el ahorro con el paso de los años. “Uno de los esquemas que mejor funciona para el seguro de vida es que las propias empresas fomentan el ahorro a largo plazo para sus empleados”, finaliza Pablo Wende.
Fuente: 100 % Seguro.