Los gobiernos están poniendo el grito en el cielo por el cifrado que ofrecen soluciones como WhatsApp o Signal: para ellos estas aplicaciones de mensajería son el recurso perfecto para la coordinación de ataques terroristas.
Se use o no en esos casos, lo que es cierto es que esa protección de las comunicaciones también se está usando de muchos otros modos. Como por ejemplo, para que los brokers de Wall Street filtren información confidencial entre ellos.
Ayer un ex-empleado de Jefferies Group LLC fue multado con 43.500 euros por compartir datos confidenciales de un cliente a través de WhatsApp. Básicamente le dio un soplo a un amigo sobre una operación que le beneficiaría, algo que está totalmente prohibido en los mercados financieros en los que la regulación sobre la protección de información privilegiada es especialmente dura.
Los sistemas de cifrado de aplicaciones como WhatsApp o Signal están haciendo que el control de tales filtraciones se haya vuelto mucho más complejo, y diversas fuentes anónimas de la industria han confirmado que este tipo de soplos se están produciendo gracias al manto de privacidad y anonimato que es posible lograr con estas aplicaciones.
Los operadores de bolsa evitan así que todo lo que hacen sea registrado y analizado para poder analizar su rendimiento y sus operaciones, y tienen además la capacidad de usar aplicaciones que no solo cifran los mensajes de extremo a extremo, sino que los borran automáticamente tras ser leídos, como ocurre con Dust, Confide o Signal.
El control de este tipo de comunicaciones encubiertas es posible a través de herramientas que precisamente detectan comportamientos extraños, pero para expertos como Erik Gordon, de la Escuela de Negocios de la Universidad de Michigan, esta práctica está convirtiéndose en parte del «juego» bursátil: «¿están las firmas [financieras] haciendo realmente esfuerzos para detener estas prácticas? ¿O están simplemente guiñándose unas a otras?». Difícil saberlo.
Fuente: https://www.xataka.com