Muchos argentinos ya están haciendo cuentas para calcular cuánto costará descansar fuera del país en la temporada 2017. Variables como la evolución del billete verde, las subas salariales y la inflación juegan un papel clave a la hora de planificar el destino. Comparativo según el país elegido.
Por Rubén Ramallo
Para muchos argentinos el dólar hoy está barato. Y no es una cuestión que involucre solamente a empresarios exportadores o a hombres de negocios que tomen decisiones estratégicas en función de la divisa estadounidense.
Hay otro sector de la población, sin distinción de actividad laboral o profesional, que mide la evolución de la divisa y su precio en términos estrictamente “turísticos”.
Son, en definitiva, quienes planean pasar las inminentes vacaciones de verano en el exterior. Para este segmento de la sociedad, el precio del billete verde es de vital importancia, así como también las expectativas generadas en torno a su cotización.
A la hora de sacar cuentas, vale destacar que este 2016 se vio impactado por dos variables que alteraron el plano financiero internacional: el Brexit y, más cerca en el tiempo, el triunfo de Donald Trump en los EE.UU.
Este último suceso provocó fuertes oscilaciones en las cotizaciones de las monedas de numerosos países de la región frente al dólar, como consecuencia de la salida masiva de capitales de los mercados emergentes.
En México, por ejemplo, apenas conocido el resultado de la elección, su moneda sufrió la mayor depreciación de su historia.
Otros signos monetarios, como el peso chileno, el real brasileño o el sol peruano, también se debilitaron, si bien en las últimas semanas recuperaron algo de terreno frente a la divisa estadounidense.
Ahora bien, ¿cuánto más caro o más barato resultará vacacionar en el exterior respecto del verano pasado?
Para llegar a una conclusión, deberán tenerse en cuenta algunos factores, como por ejemplo:
A partir de esta información, surge que el donde más se incrementó el costo de vida en dólares para los turistas argentinos fue en Brasil. Debe tenerse en cuenta que allí la moneda estadounidense pasó de los 4 reales en promedio en enero y febrero a los 3,45 reales actuales, lo cual implica una revaluación del orden del 16%.
Claro que a ese porcentaje habrá que agregarle que los precios al consumidor en dicho período subieron alrededor de un 7,5%.
Esta ecuación arroja que, de el verano anterior a este que está por arrancar en pocos días, el costo para consumir bienes y servicios en dólares se habrá incrementado poco más del 22% (ver cuadro).
Por debajo de Brasil se ubican Uruguay, con el 15,5% para enero y casi 19% para febrero y Colombia, que en promedio se encareció un 12%.
En tanto que Chile y Perú muestran aumentos más leves, del orden del 9% y 4% en promedio para ambos meses, respectivamente.
El otro punto a tener en cuenta es analizar la evolución del poder de compra del salario en términos de dólares para los turistas argentinos.
Si se toma en cuenta que a lo largo del año los ingresos crecieron, en promedio, alrededor del 28% y que el dólar subió un 20% frente a enero y casi 9% contra febrero, esto implica que:
-Hoy un turista podrá comprar un 6,5% más de dólares que en enero (tras el aumento salarial).
-En tanto que podrá adquirir casi 16% más que en febrero, cuando el billete verde promediaba los $14,80.
Si se cruzan todas estas variables (poder de compra en dólares actual versus el verano pasado y valor de la divisa estadounidense más inflación en los países de destino) se obtiene que:
-Quien hoy viaje a Brasil verá que su gasto en billetes verdes se habrá incrementado un 18% -de mantenerse las variables estables- respecto de enero de 2016. Esa diferencia se achica a un 8% si el comparativo se realiza contra febrero
-En el caso de Uruguay, la cuestión es menos desfavorable, pues el costo de vida en dólares para el turista argentino se habrá encarecido un 10% y 5%, respectivamente.
-Finalmente, en el caso de Chile, frente a enero, la diferencia en contra es del 5%, pero frente a febrero, el poder adquisitivo mejoró en igual proporción.
Claro que, de cara al verano próximo, habrá que tener en cuenta también la variación de precios que se registrará en los destinos domésticos, especialmente con una inflación acumulada del orden del 40%.
Cabe recordar que en enero de 2016, pese a la devaluación, se registró un boom de argentinos veraneando en el exterior, en contraposición a una Costa Atlántica que atravesó uno de sus peores arranques de temporadas en años.
Guía para implificar cuentas
A la hora de calcular gastos, quien viaje a Brasil encontrará que el dólar en enero probablemente esté cotizando en los niveles actuales, del orden de los 3,4 reales, según se desprende de las proyecciones del banco Itaú.
Por lo tanto, los argentinos que deseen estimar cuál será el valor (en pesos) de todos aquellos bienes y servicios que adquieran pagando «cash» en moneda brasileña el próximo verano, deberán multiplicar los precios casi por 5 ($16,40 proyectados para enero / R$3,45 = 4,7 veces).
Así, para citar un caso cotidiano, si un viaje en taxi desde el aeropuerto de Rio de Janeiro a Copacabana cuesta unos 70 reales, en términos de moneda argentina equivaldrá a unos $330.
Para quienes elijan como destino a Uruguay, la fórmula será muy similar, ya que se deberán comparar los $16,40 estimados para el dólar con los $29,50 uruguayos a los que cotiza el billete verde en Montevideo.
En este caso, el resultado en términos de moneda local surgirá de multiplicar el precio del otro lado de la orilla por 0,6, aproximadamente.
Siguiendo con el ejemplo del taxi, si el costo de este servicio asciende a 500 pesos uruguayos, esto implica una erogación de 300 pesos argentinos (500 por 0,6).
Donde las cuentas resultarán un poco más complicadas es en Chile, país en el que un dólar vale 650 pesos chilenos.
De la conversión surge que el factor sería 0,025, algo un poco más difícil de hacer mentalmente y que seguramente requerirá tener a mano la calculadora del celular.
¿Comprar aquí o en destino?
Para quienes dejan todo a último momento y se van con la billetera llena de pesos con la esperanza de poder cambiarlos por dólares una vez en el país de destino, deberán saber que el poder de compra de esos pesos es mucho más bajo en el exterior.
Es por ello que es conveniente conocer los valores que están manejando las casas de cambio y bancos del exterior para quienes no realizaron el cambio en la Argentina y quieren hacerse de billetes verdes.
En la ciudad uruguaya de Colonia, por ejemplo, para adquirir un dólar hay que desembolsar $20,90, mientras que en Montevideo esta cifra es apenas 20 centavos menor por unidad.
Así, comprar divisas en el país vecino -a valores de hoy- implicará tener que pagar incluso un 30% más que hacerlo en el circuito blue de Buenos Aires.
Este valor surge porque un turista que cruza el charco y vende sus pesos argentinos recibirá a cambio, por cada unidad, 1,40 pesos uruguayos.
Dado que en esa plaza el dólar cotiza en promedio a 29,40 pesos uruguayos, se deberá dividir esta última cifra por 1,40, lo que arroja el valor final de $21.
En tanto, quienes viajen hacia Brasil y quieran hacerse de billetes verdes se encontrarán con un panorama un poco más favorable, ya que en las principales casas de cambio de una plaza veraniega por excelencia como es Rio de Janeiro, la cotización se ubica en los $19,90 por cada dólar que se quiera comprar.
En el comparativo regional, Santiago de Chile surge como el destino en el que las cotizaciones se acercan más a los valores vigentes en el microcentro porteño, dado que allí por cada divisa que se pretenda adquirir habrá que desembolsar $17,50.
Ahora bien, ¿por qué es tan amplia la brecha entre el precio que se pacta en Montevideo, Santiago de Chile o Rio de Janeiro? El motivo obedece casi exclusivamente a la dimensión del movimiento turístico de un lado a otro de la frontera.
Esto es consecuencia del caudal de ciudadanos de esos países que necesitan hacerse de pesos argentinos en cada una de las diferentes plazas.
Así, en caso de que haya una mayor demanda, entonces el precio de la moneda local no sufrirá tanto la depreciación frente al dólar.
La respuesta que dan los responsables de las casas de cambio de países vecinos es siempre la misma: una vez que estas entidades adquieren pesos argentinos, en general tienen problemas para volver a colocarlos, lo que lleva a que se trate de desalentar este tipo de operaciones.