Suma adeptos la posibilidad de subirse a una bicicleta para dirigirse a la oficina; las empresas ofrecen comodidades e impulsan la tendencia.
Gustavo del Castillo, dueño de Anyx, demora entre 37 y 45 minutos para llegar a la oficina. Haya mucho tránsito o piquete pedalea 14 kilómetros hasta su trabajo, y al llegar, luego de refrescarse y cambiarse la ropa, está impecable -café de por medio- para empezar con la vorágine. La noche anterior deja la bici, el casco, los guantes y los auriculares, todo preparado en el garaje, y a la mañana «está listo» para salir a una velocidad de entre 20 y 22 kilómetros por hora, cuenta. «Te activa el metabolismo y estás bárbaro no bien llegás a la oficina», dice.
Sebastián Mercado Martínez también viene a su oficina en Hasar Sistemas en bicicleta desde hace seis meses. Son unos 7 kilómetros desde su casa, lo que le implica un viaje de unos 20 minutos por la ruta 202 hasta Marcos Sastre, en la provincia de Buenos Aires. La empresa le da la posibilidad de tener la bici bien resguardada bajo techo, seguridad en el predio y baños amplios para poder cambiarse y asearse. Más allá de la salud, ahorra tiempo «porque antes demoraba igual o más en el auto, y si venía en colectivo tardaba una hora. En plata, eran 500 pesos semanales en combustible al venir en auto o 35 pesos semanales en colectivo. Hoy en bicicleta ese gasto extra no existe», relata.
Cada vez son más las empresas que apoyan y fomentan el traslado de sus colaboradores en bicicleta al trabajo. Google implementó un estacionamiento subterráneo privado para las bicis de los trabajadores, habilitó vestuarios con duchas y hasta les dio a los empleados bicicletas propias. Coca-Cola ofrece bicicleteros, duchas y organizó charlas explicando los beneficios de moverse en bicicleta. Iniciativas por el estilo tienen Global Crossing, IRSA, Loma Negra, Telefónica e YPF, entre muchas otras.
Por supuesto, esta tendencia va de la mano no sólo de los cambios culturales, sino también de las posibilidades que brinda el desarrollo urbanístico. En la ciudad de Buenos Aires, por citar un caso, el 3,5% de los desplazamientos se realizan en bicicleta, lo que representa 280.000 viajes por día, según datos de la Secretaría de Transporte del gobierno de la ciudad,
La Red de Ciclovías y Bicisendas Protegidas ya cuenta con 195 km de extensión y alcanza a todas las comunas de la ciudad. El año próximo la red tendrá presencia en todos los barrios de Buenos Aires. «El crecimiento siempre se realiza en forma de red para ir conectando los nuevos tramos con los anteriores y pasando por sitios estratégicos de la ciudad», explicaron en la Secretaría.
Desde abril de 2011, Banco Galicia se sumó a la política de Movilidad Sustentable, lanzando «Mejor en bici». El área de Beneficios se puso al hombro el desafío de incentivar el uso de la bicicleta como medio de transporte diario, y hoy más de 140 colaboradores, entre la Torre y Plaza Galicia, usan los bicicleteros. «Disminuye el estrés, mejora el estado físico, se ahorra en transporte y, lo que no es menor, generamos menos dióxido de carbono», afirma Laura Fernández, líder de Beneficios.
Aprovecharon la cochera vecina a las oficinas para poner a disposición de los ciclistas un espacio equipado que asegure el cuidado de las bicicletas de forma gratuita. «Lanzamos en nuestra plataforma online un evento de inscripción, y eso fue todo», simplifica Fernández. «Lo que más me gusta es que me da la posibilidad de arrancar el día de otra manera: llego al trabajo más relajada y no tengo que pensar en si hay demoras en el subte o algún corte en la calle. Es un momento de desconexión», describe Sofía Coqueugniot, una empleada del banco que viene desde Belgrano en bicicleta.
En Plaza Galicia, la nueva sede sustentable en el barrio porteño de Chacarita, la implementación de «Mejor en bici» fue distinta. Al diseñar el edificio desde cero, se pudo construir una cochera propia equipada con un vestuario con duchas para quienes vienen pedaleando desde lejos.
Nestlé, si bien no tiene una política formal al respecto, alienta a sus empleados al uso de las bicicletas. Habilitó duchas y vestuario con casilleros para que se puedan cambiar de ropa antes y después de la jornada de trabajo, y un bicicletero en el estacionamiento de las oficinas. Además, tiene un convenio con una bicicletería aledaña, donde se puede resolver cualquier eventualidad con un descuento en los gastos incurridos.
Santiago Monsegur, ejecutivo de Recursos Humanos de la empresa suiza, se movió toda su vida en bicicleta, desde que iba a la facultad. Hoy, hace 9 kilómetros cada día hasta su oficina. «En verano pongo el pantalón y la camisa en la alforja junto con la toalla para bañarme. En invierno, en cambio, voy ya vestido pero con un rompevientos y una remera debajo de la camisa. La vestimenta es clave para no transpirar mucho. A la ida me cuido más. A la vuelta le pongo velocidad y a veces vuelvo subiendo y bajando unas barrancas que hay de camino a casa como para entrenar un poco», describe.
Comenta que entre los que vienen al trabajo en bici se armó una especie de cofradía, en la que intercambian tips sobre dónde comprar repuestos o caminos alternativos. «Es una sociedad de usuarios de bicis y eso te une mucho», señala Martín Hussey, gerente de Compensaciones y Beneficios de Nestlé, que también viene en dos ruedas. «Puedo ir en auto o en tren, pero en la bici llegás con la cabeza más relajada. No sólo disfrutás del viaje, sino que hasta es un momento terapéutico. A la ida, vas procesando qué tenés que hacer en el día, y si es a la tarde, vas digiriendo el estrés de la oficina y te enfocás en lo que queda, que es estar en familia», cuenta.
Otra opción para ir a la oficina en bicicleta es usar Ecobici, el sistema público de CABA que actualmente tiene 2500 bicicletas en circulación, 200 estaciones distribuidas en distintos barrios de la ciudad, 250.000 usuarios registrados y alrededor de 9000 viajes diarios. Una alternativa para ahorrar y sentirse bien.
Fuente: La Nación