El dato sobre esta modalidad delictiva surge del relevamiento en casas de repuestos. Cuáles son los lugares más críticos.
Actúan las 24 horas del día. No importa si hace calor o frío, si llueve o no. Son todoterreno, pueden “trabajar” a pie, en moto o en auto y están en todas partes. Son los “rompevidrios”, que destruyen las ventanas de vehículos para sustraer carteras, bolsos, celulares, computadoras y cuanto objeto de valor encuentren.
Aunque no se conocen cifras oficiales (hace años que la Policía, la Fiscalía General, el oficialismo en la Legislatura y el Gobierno no dan a conocer estadísticas de delitos), un relevamiento realizado en distintos locales dedicados a la venta de parabrisas, lunetas y vidrios de puertas de automotores arrojó que hay más de un centenar de víctimas por día en la ciudad de Córdoba.
Las casas del rubro no dan abasto desde que abren a las 8.30 hasta que cierran a las 18.30. Los datos recogidos por este diario son contundentes. “Estamos cambiando entre 40 y 45 vidrios de puerta por día y 35 son producto de robos. Entre el 85 y 90 por ciento de nuestros clientes han sido víctimas”, revela Jorge Marcelo Rossa, encargado general de Ventas de La Casa del Parabrisas.
El fenómeno delictivo ha derivado en una “avalancha” de automovilistas a las aseguradoras para que sus pólizas incluyan la destrucción de vidrios. “El 81 por ciento de los parabrisas, lunetas o ventanas de puertas que cambiamos ingresa a través de las compañías de seguro”, indica Diego Emidi, vicepresidente de la firma Parautos.
Según Emidi, para la colocación de nuevos parabrisas o vidrios, concurren entre 45 y 50 clientes, el 12 por ciento de ellos como consecuencia de los delincuentes.
Rossa conoce al dedillo las modalidades de los “rompevidrios”, dónde y cómo actúan.
“El sector donde más casos se registran es en Colón y Zípoli. Parece una zona liberada y las víctimas sienten una impotencia bárbara porque los delincuentes actúan a metros del puesto permanente que tiene la Policía. Las playas de los supermercados también son blanco de los asaltantes. En uno ubicado sobre avenida Colón hubo 17 hechos en un solo día”, comenta.
Bulevar Los Andes, la avenida Gauss y las inmediaciones de restaurantes en el Cerro de las Rosas también son consideradas zonas críticas, aunque los “rompevidrios” se mueven en toda la geografía urbana.
Testimonios y rumores
“A mí me robaron el sábado 14 en Octavio Pinto, frente a la YPF, mientras esperaba el verde del semáforo. Me rompieron el cristal derecho (del acompañante) de mi Citroën C3. El día anterior, a las 14.30, precisamente en ese lugar, le sucedió lo mismo a un señor que manejaba una camioneta. Le destruyeron el vidrio trasero izquierdo y le robaron un maletín”, cuenta el periodista Carlos Roberto Muhana.
“Más allá de la similitud de los hechos –continúa–, el conductor me dijo que, en una ampliación de la denuncia, dejó constancia que llamó a la Policía, que aportó los datos del vehículo del que descendió el ladrón, pero nunca llegó algún uniformado. Las denuncias están en la Unidad Judicial 18”.
Testimonios como el de Muhana pueden escucharse en cualquiera de las “vidrierías” del automotor.
“Un tercer caso del que me enteré mientras esperaba que me cambiaran el vidrio sucedió el 24 de febrero en Rosedal. Al conductor de un Volkswagen Gol le quisieron robar la unidad y al resistirse le dispararon varias veces (hay orificios) y una de las balas impactó en la parte izquierda de su espalda. La Policía detuvo a tres menores y a los días fueron dejados en libertad”, puntualiza Muhana.
Él lejos está de ser el único damnificado. En un lapso de cinco días, dos choferes y una periodista de La Voz del Interior también resultaron víctimas de esta modalidad delictiva.
Un caso llamativo ocurrió en Argüello, en enero, cuando los ladrones sólo rompieron los vidrios de dos de los siete vehículos que estaban estacionados frente a una casa en la que se desarrollaba una reunión. Los delincuentes fueron justo a los autos que tenían computadoras escondidas.
¿Fue obra de la casualidad, o los ladrones cuentan con elementos tecnológicos que el ciudadano común y la Policía ignoran?
Al respecto, Rossa tiene una posible respuesta: “He escuchado comentarios, aclaro que sólo comentarios, de que los delincuentes tienen inhibidores de alarmas y aparatos que a través de una determinada frecuencia les permite detectar si en los autos hay celulares o notebook , lo que a mi no me consta”.
Víctimas mujeres
“Si tenemos que diferenciar por sexo a las víctimas de este tipo de malvivientes, las mujeres son mayoría. Están al apresto en los bancos. Estudian todo. Cuando sale una señora con cartera y mirando para todos lados, algo nerviosa, la siguen varias cuadras, principalmente en moto o en auto. Aguardan que paren en un semáforo y adelante haya otro auto esperando la luz roja”, explica Rossa en base a los testimonios que a diario escucha en su oficina de bulevar Las Heras.
Este comerciante todos los días cuando llega para abrir su negocio a las 8.30 ya se encuentra con cuatro, cinco y hasta nueve o 10 personas esperando.
“Las tengo que mandar de vuelta, darles un turno para el día siguiente o después. Me haría falta un predio como el de Fecor para cubrir las demandas, entonces sí podría atender 150 vehículos diarios, no nos da el espacio físico”, apunta.
Hoy, la mayoría de las compañías de seguro cubren un cristal por año. Pero la duda surge sobre qué va a suceder si esta modalidad delictiva continúa sin freno en la ciudad.
El precio de los vidrios de los automóviles se incrementó en un 10 por ciento en octubre, otro ocho por ciento en noviembre, el mismo porcentaje en enero y entre el ocho y nueve por ciento en febrero.
Emidi, de Parautos, explica que los parabrisas “van de 1.200 a 15, 20 y hasta 30 mil pesos”. “Las lunetas oscilan entre 1.800 a 2.500 y las de alta gama llegan a 18.600”, amplía y revela: “Acaba de entrar una camioneta a la que le rompieron el cristal de la puerta izquierda, cuesta más de 27 mil pesos”.
“Con esta plata te podés comprar un Dunita”, concluye para dimensionar las pérdidas que ocasionan estos robos que todos los días se multiplican por 100 en la ciudad de Córdoba.
Los “rompevidrios” tienen un ingenio poco común entre el universo de “especialidades” delictivas.
“Estos tipos se dan maña para todo, conocen a la perfección las características de cada modelo que va a salir a mercado”, explica Jorge Marcelo Rossa de La Casa del Parabrisas.
“Fíjese que cambiábamos dos cristales de puertas del Toyota Corolla por semana, pero hubo una partida del modelo 2014 que si usted no tiene una alarma alternativa, la de fábrica no se acciona si le rompen un vidrio. Hemos cambiado 30 en una semana. Ellos –los delincuentes– están atentos al modelo y en consecuencia actúan”.
El empresario agrega que la destrucción de los cristales de puertas del referido modelo tiene como objetivo la sustracción de las ruedas de auxilio que están en el baúl. “Una vez adentro del habitáculo llegan al auxilio y se lo llevan”, resume.
Por Miguel Durán– para La Voz del Interior del domingo 29-3-2015
Colaboración de Daniel O Almada- Agencia Córdoba, muchas gracias Daniel