(f) Cerca del 30% de los siniestros son fraude y este se adapta a los cambios del mercado
La incidencia promedia del fraude en la industria del seguro a nivel mundial es del 10%, gracias a las políticas que se llevan a cabo para combatirlo y a los estudios que determinan con exactitud cuál es el impacto de este delito en el sector. Sin embargo, en Argentina el problema es aún mucho mayor que la estimación mundial: “Calculo que cerca del 30% de los siniestros son fraude”, asegura Gabriel Iezzi, abogado penalista, socio del estudio Iezzi & Varone y miembro de la Asociación Americana de Examinadores de Fraudes (ACFE). Además, sostiene que existen compañías que piensan que la investigación de un siniestro es un gasto y no es tomada como una inversión.
En opinión del especialista, según se hace eco el diario ‘Buenafuente’, este delito ha sabido adaptarse a los cambios del mercado y “al haber ampliado los niveles de cobertura también hay nuevas modalidades de fraude”, variando según el ramo, asevera. A su juicio, “cada negocio tiene su fraude, cada objeto social lo tiene, por lo tanto una empresa de seguros también, y dependiendo del riesgo se verá de qué patología se trata. No es lo mismo el fraude en auto que en seguro de vida, combinado familiar, etcétera”.
Iezzi sostiene que si bien las aseguradoras argentinas tienen asumido un coste de pérdidas por fraude, se da el caso de “ciertas compañías que piensan que la investigación de un siniestro es un gasto y no lo ven como una inversión. Es cierto que puede llegar a salir tanto o más que el siniestro, pero la investigación de un siniestro no tiene solo una mirada investigativa sino también una mirada disuasiva que ayudará a evitar futuros casos”. Así, revela que “el fraude empieza con la suscripción del riesgo”, por tanto, “para evitarlo es importante la tarea del suscriptor” y para poder combatirlo “es necesario invertir en la capacitación del personal que trabaja en las compañías, como así también, dar a conocer el trabajo que se realiza desde el sector en la lucha contra este delito”.
Finalmente, confirma que a pesar de que las compañías detectan los casos fraudulentos, se da la falta de casos llevados ante la justicia, dándose un desentendimiento por parte de la aseguradora que no lleva a cabo la acción judicial por los costes y el tiempo que supone. Además, denuncia que se da el caso de ciertos abogados que trabajan en complicidad con policías y médicos tratando de obtener ganancias de los siniestros. “En los últimos 15 años hubo un grupo de abogados que se avocó al ‘chaperío’. Por lo tanto empezaron a contactar a terceros que los habían chocado, los mandan a reparar en determinados talleres y piden que les cedan los derechos así ellos se encargan del reclamo. A esto se le sumó también el invento de los latigazos cervicales que generaron millones de demandas al sector”, detalló.
(fuente: Por redacción BDSAL – 25/07/2012)