(f) Sociedad de los Probos Pioneros de Rochdale
Una población cercana a Manchester, Gran Bretaña, en 1844, fue precedida por diversas experiencias; sin embargo, es justamente reconocida como la iniciadora del movimiento cooperativo moderno porque expuso y aplicó en forma sistemática los principios que rigen todos los tipos de cooperativas y diversas normas técnicas que corresponden a las cooperativas de consumo, logró un éxito notable, fue la base a partir de la cual se desarrolló el movimiento cooperativo británico de consumo y sirvió de inspiración y ejemplo a las organizaciones cooperativas del mundo entero.
La iniciativa partió en 1844 (el 21 de diciembre), de un núcleo de veintiocho modestos trabajadores de la población de Rochdale; la mayoría eran obreros tejedores, mientras que los demás tenían diversos oficios, tales como impressor, mecánico, cargador.
Agobiados por los problemas que, afligían a caso todos los trabajadores durante las primeras etapas de la «Revolución industrial», los Pioneros se decidieron a fundar una cooperativa, formando su capital mediante el ahorro metódico de una pequeña suma por persona.
El programa que se propusieron cumplir los Pioneros de Rochdale y que se incluyó en su estatuto primitivo de 1844, era muy amplio. A despecho de sus limitadísimos recursos iniciales, aspiraban a abarcar las actividades más variadas, comenzando por la distribución de sus asociados de artículos de consumo, para luego proveerlos de casa, facilitarles fuentes de empleo mediante la organización de establecimientos fabriles o agrarios y, bajo la influencia de las ideas de Owen, a construir colonias autosuficientes y autónomas.
Ese programa no fue realizado en su totalidad, pero la cooperativa creada prosperó notablemente, sobre todo en vinculación con su actividad inicial de distribución de artículos de consumo.
Las disposiciones estatutarias y reglamentarias adoptadas por la Cooperativa de Rochdale contienen las normas que sirvieron de base para la formulación de los «Principios Cooperatvos» (designados frecuentemente con el nombre de «Principios de Rochdale»).
En su pequeño local alquilado en 1844 la cooperativa operó inicialmente con su horario restringido, contó con la dedicación personal y desinteresada de sus asociados y concentró entonces sus actividades en el abastecimiento de artículos de primera necesidad, como manteca, azúcar, harina de trigo y avena. Los comienzos fueron difíciles; pero paulatinamente, se agregaron nuevos artículos para su distribución y se amplió el horario de atención a los asociados; se alquilaron los tres pisos y el desván del edificio que ocupaban, destinándose un piso para salas de reuniones y para diversas actividades de carácter educativo, se fundó otra cooperativa y colaboró con otras cooperativas que, estimuladas por el ejemplo de Rochdale, se organizaron en otras poblaciones del país; y comenzó a editarse un Almanaque o publicación anual especializada, con propósitos de difusión y educación cooperativas.
Ya se advertía una notable influencia sobre los asociados y un mejoramiento en sus condiciones de vida. Reinaba en la cooperativa un espíritu de comprensión y de apoyo mutuo; los asociados aprendían a administrar sus actividades comunes, compraban al contado sus mercaderías de calidad y acrecentaban sus ahorros en la cooperativa, revelaban más seguridad en sí mismos, adquirían hábitos de orden y economía, y tenían ocasión de desarrollar plenamente su personalidad y su sentido social.
El ejemplo de Rochdale cundía y, en 1863 ya existían en Gran Bretaña alrededor de quinientas cooperativas de consumo, muchas de ellas decidieron asociarse entre sí, a través de una federación o entidad de segundo grado, encargada de las actividades al por mayor que se denomina actualmente Sociedad Cooperativa Mayorista (C.W.S.); y tanto el capital como el elemento humano de la organización federativa fueron inicialmente proporcionados, en gran medida por la cooperativa de Rochdale.
El movimiento de las cooperativas de consumo británicas progresó en forma agigantada y también la cooperativa de Rochdale, que diera impulso a ese movimiento, continuó progresando firmemente, pues instaló un amplio local central y sucursales en diferentes barrios, organizó instituciones de previsión, creó una entidad encargada de construir viviendas e intensificó la aplicación de diversos métodos de educación popular.
El movimiento Cooperativo en la Argentina.
El Movimiento Cooperativo de fines de siglo XIX que se desarrolló en Europa, se conoció en la Argentina gracias a la acción de los inmigrantes que llegaron.
Las primeras experiencias no fueron muy exitosas porque :
1/- No se conocía en profundidad su carácter y principios.
2/- El medio social no apoyaba la realización de la experiencia.
3/- No existió una legislación que estableciera normas concretas de organización.
En 1884 se crea la primera «Sociedad Cooperativa de Almacenes», en 1898 un grupo de agricultores franceses funda la «Sociedad de Seguros Agrícolas y Anexos Ltda.», en Pigüé Bs. As, en 1900 se funda la primera cooperativa agraria «Sociedad Agrícola de Lucianville Cooperativa Limitada», en Basavilbaso, Entre Ríos, en 1906 se organiza «La Mutual Agrícola» Ltda Sociedad Cooperativa en Santa Fe, en 1905 se crea la cooperativa de Consumo, Edificación y Crédito «El Hogar Obrero». Las Cooperativas de segundo grado nacen en nuestro país en 1913 con la Confederación Entrerriana de Cooperativas, la más exitosa experiencia que aún perdura es ACA (Asociación de Cooperativas Argentinas) como cooperativa de grado superior, habiéndose agregado después casi medio centenar de nuevas entidades de este tipo.
La Ley 11.388 reguló las cooperativas respondiendo a las exigencias de la realidad, frente al nacimiento de diversas cooperativas y mutuales. En 1972 se sanciona la Ley 20.337 que fija las disposiciones vigentes para las cooperativas.
(De la página de Cooperar. www.cooperar.org.ar )