
Hoy, jueves 22 de mayo, se conmemora el Día Internacional de la Diversidad Biológica establecido en el año 2000 por la Asamblea General de las Naciones Unidas con el fin de informar y concienciar a la población sobre la importancia de preservar la variedad de seres vivos que nos rodean y aseguran el equilibrio en los ecosistemas que sustentan la vida en la Tierra.
Para celebrar este día, te compartimos esta nota elaborada por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) con el que Río Uruguay Seguros (RUS) junto al Gobierno de Misiones y organizaciones civiles de esa localidad, crearon el primer seguro del mundo para proteger al yaguareté y fortalecer la convivencia con los seres humanos.

DONDE RUGE LA ESPERANZA:
El primer seguro del mundo que ayuda a los jaguares y a las personas a vivir en armonía
Diego es criador de ovejas y dirige un rancho familiar. Hilda se dedica a la ganadería con su esposo Juan y su hijo Hugo. Adenir es agricultor. Todos viven en Comandante Andresito, un pueblo de la provincia de Misiones, ubicado en la frontera argentina entre Brasil y Paraguay. Juntos, enfrentan el mismo desafío: convivir con jaguares.
«Todas las mañanas revisamos a los animales para asegurarnos de que estén todos aquí, sobre todo porque sabemos que uno de los jaguares está en la zona», dice Hugo. Su madre, Hilda, añade: «No salgo por la noche porque estas criaturas suelen moverse al amanecer o al anochecer».

El jaguar es el felino más grande de América y el tercero más grande del mundo, después del tigre y el león. Su nombre proviene del guaraní y significa «el que mata de un salto«. Durante siglos, este majestuoso animal ha simbolizado poder, grandeza e incluso espiritualidad para muchas culturas indígenas.

En Argentina, se le conoce como yaguareté. Habita principalmente en los densos bosques de Misiones, y sus huellas, a veces visibles en el barro blando, grabadas en la corteza de los árboles o apenas perceptibles por un repentino crujido entre la maleza, infunden temor en quienes viven y trabajan cerca de su territorio.

Adenir recuerda cuando un jaguar atacó a su mascota: «Cuando llegué y levanté la cabeza del perro, vi toda la sangre… Inmediatamente pensé que solo podía ser un yaguareté».
Este no es un incidente aislado. En varias ocasiones, vacas, caballos, cabras y perros han sido atacados, y la caza en represalia se ha convertido en una de las principales causas de muerte de jaguares. Muchos agricultores toman medidas drásticas para evitar más pérdidas, considerando al jaguar una amenaza directa para su sustento. Para colmo, la caza furtiva y la pérdida de hábitat también contribuyen a la creciente tensión.

El yaguareté comenzó a ser monitoreado en el siglo XIX, cuando su área de distribución se extendía desde el sur de Estados Unidos hasta la costa argentina. Sin embargo, para 2020, su población había disminuido un 50 %. En Argentina, la situación es aún más grave. Se estima que se ha perdido el 95 % de su hábitat original. Por ello, en 2001, el país lo declaró Monumento Natural Nacional , otorgándole el máximo nivel de protección. A pesar de estos esfuerzos, solo quedan unos 250 yaguaretés.

Pero Diego señala: «Como productor, y creo que hablo en nombre de la mayoría de los ganaderos de la zona, es tranquilizador que se estén tomando medidas para mantener el problema alejado de nuestro ganado».

Se refiere al primer seguro de protección contra el yaguareté del mundo.
Esto está diseñado para convertir el conflicto en coexistencia. Si se confirma un ataque, el ganadero recibe una compensación económica inmediata. Pero el verdadero valor del programa va más allá. Una vez verificado el ataque, se proporciona apoyo técnico, que incluye visitas periódicas, ayuda con el manejo del ganado y mejoras de infraestructura para prevenir futuros incidentes.
El seguro está financiado por el gobierno provincial y se ofrece gratuitamente a los agricultores. No tiene deducible, y la verificación de los casos la realiza una organización especializada en la conservación de la biodiversidad, lo que garantiza un proceso transparente y justo.
Hilda, Juan y Hugo sienten que su trabajo ya no es en vano. Dicen que antes, dedicaban «año y medio a criar un ternero, y el yaguareté venía y se lo comía en una sola noche».

El seguro fue desarrollado por el PNUD Argentina en colaboración con la Iniciativa de Financiamiento para la Biodiversidad y el Mecanismo de Seguros y Financiamiento de Riesgos , financiado por el Ministerio Federal de Cooperación Económica y Desarrollo de Alemania. Gracias a la estrecha colaboración entre el PNUD, el Gobierno de Misiones, Río Uruguay Seguros (una compañía de seguros local) y Aves Argentinas (una organización de conservación), se han creado nuevas oportunidades de coexistencia.
No es solo una herramienta financiera, sino un salvavidas para la especie. Al ofrecer compensación y apoyo técnico a los agricultores que sufren pérdidas, ayuda a transformar el miedo en cooperación y el conflicto en coexistencia.
El yaguareté desempeña un papel ambiental vital. Controla las poblaciones de herbívoros, ayuda a prevenir el sobrepastoreo y la erosión, y mantiene el delicado equilibrio de la selva. Estudios recientes estiman que los servicios ecosistémicos que brindan los hábitats del jaguar tienen un valor de hasta 4.000 millones de dólares estadounidenses al año en Latinoamérica. En 2024, la Administración de Parques Nacionales de Argentina valoró la pérdida de un solo yaguareté en más de 1.700 millones de pesos argentinos , equivalentes a unos 1,8 millones de dólares.
El costo de perder un yaguareté es incalculable desde un punto de vista ecológico y económico, pero también cultural y espiritual. Por eso, su conservación también se ve influenciada por acciones cotidianas. Se está empoderando a las comunidades con herramientas sencillas pero efectivas: luces intermitentes para ahuyentar a los depredadores por la noche, campanas para señalar peligro, cercas eléctricas para proteger al ganado o refugios seguros para perros guardianes.

El seguro de protección del yaguareté es un modelo con potencial de replicación, y será monitoreado y evaluado de cerca con el objetivo de expandirlo a otras partes del país e incluso de la región. Como explicó la conservacionista brasileña Yara Barros, ganadora del Premio Whitley , que reconoce los esfuerzos de conservación sobresalientes en el Sur Global, tras su trabajo protegiendo a los jaguares en la triple frontera entre Argentina, Brasil y Paraguay, la clave para proteger a estos grandes felinos es «transformar el miedo en fascinación».
Eso es exactamente lo que el Comandante Andresito está mostrando al mundo; una comunidad donde el rugido del yaguareté resuena en el bosque, no como una amenaza, sino como símbolo de equilibrio, armonía y esperanza.





1 Comment
Que buena iniciativa!!
Los felicito!!