Cincuenta años atrás nada definía mejor el entorno laboral del trabajador medio como la oficina. La mera idea de trabajar estaba asociada a desplazarse varios kilómetros para llegar a un puesto laboral, a un cubículo, donde compartías ocho horas al día con tus compañeros y tus superiores. Era algo tan definitorio del siglo XX como el mismo fin de la oficina del XXI: un hecho consustancial a su mundo laboral.
Varias décadas después la realidad es distinta. Aunque la vasta mayoría de empelados de las grandes tecnológicas continúan trabajando desde oficinas tan lujosas como las de Apple, el telecommute, el trabajo remoto desde el propio hogar, se ha convertido en una norma más que asimilada. Tan es así, que empresas como Automattic, la compañía detrás de una de las plataformas de publicación más importantes del mundo, WordPress, las está poniendo a la venta.
¿Sus motivos? Nadie las usa.
«Compramos unas oficinas alrededor de seis o siete años atrás, bastante buen precio de alquiler, pero nadie va allí. Cinco personas van y tienen 1.300 metros cuadrados para ellos. Algo así como 270 metros cuadrado para cada uno… Hay tantos juegos de mesa como gente».
Las palabras anteriores pertenecen a Matt Mullenweg, el CEO de la compañía radicada en San Francisco. Las publicó en su blog personal a principios de este año, cuando el destino de las lujosas instalaciones de Automattic parecía sellado. Varios meses después, la compañía ha optado definitivamente por poner a la venta su gigantesco, moderno, acondicionado espacio para el trabajo.
Céntrico y modelo, las oficinas de Automattic son el ejemplo perfecto de lo que le puede suceder a muchos otros puestos de trabajo físicos si la automatización del trabajo permite a más y más trabajadores realizar sus tareas desde el hogar. Automattic es un caso especial: permitía a sus empleados elegir entre currar desde casa y desplazarse hasta las oficinas. En ambos casos, tenían a su disposición unos 250$ al mes para estipendios varios (fundamentalmente, comida).
¿Por qué es interesante el caso de Automattic? Porque ante la tesitura de una opción u otra, sus empleados han optado por continuar con su trabajo desde el hogar. Para muchos es una opción más cómoda: dota de mayor flexibilidad, es compatible con otras tareas del hogar (desde poner una lavadora hasta cuidar eventualmente al hijo en caso de día libre en la escuela) y ahorra los costos de desplazarse hasta la oficina de turno. ¿Las sinergias? Son importantes para las empresas, no para los currelas.
Sinergias vs. la felicidad del empleado
Lo que no significa que los empleadores estén satisfechos con el proceso. Un mero vistazo a los entornos laborales del presente indica que las grandes compañías siguen favoreciendo el presencialismo y el traslado desde el hogar hasta un puesto de trabajo. Apple es el ejemplo más evidente: sus nuevas y relucientes oficinas en Cupertino diseñadas por Norman Foster aspiran a revolucionar el concepto de «espacio de trabajo», haciéndolo más abierto, permitiendo más interconectividad entre departamentos y favoreciendo el flujo de ideas.
La apuesta de Apple es tan espectacular como millonaria, y había sido anticipada por otras compañías con anterioridad. IBM, por ejemplo, revocó hace escasos meses su ya célebre política de telecommute en favor de una mayor presencia de sus trabajadores en la oficina. Yahoo se ha mostrado igual de beligerante con la posibilidad de que todos o casi todos sus empleados se batan día a día en sus trabajos desde casa. ¿Los motivos? Juntos, codo con codo, funcionamos mejor.
¿Es así? Se pueden elaborar diversos argumentos en contra. Si bien los procesos telemáticos no ofrecen el mismo grado de sinergia que trabajar los unos al lado de los otros y pueden ralentizar los procesos, medioambientalmente son mucho menos lesivos. En TreeHuger explican cómo la huella que dejamos en el planeta es mucho menor si el único desplazamiento laboral que afrontamos día a día va de la habitación al despacho. Menos coches, más felicidad para el planeta.
Pero no es únicamente una cuestión verde, sino también de productividad: un estudio de la Universidad de Stanford sobre la gigantesca compañía china Ctrip (más de 13.000 empleados) descubrió que aquellos que trabajaban desde sus casas eran marginalmente más productivos. Para la empresa, además, era todo ventajas: se ahorraba espacio de oficinas (que suelen ser poco asequibles) y aumentaba la felicidad de sus empleados (que se declaraban más satisfechos).
Más felices, más verdes, más trabajadores
Más ventajas, como las glosadas por otros estudios: los trabajadores que se desempeñan desde el hogar llegan menos cansados o estresados a sus quehaceres diarios (el traslado desde casa hasta las oficinas suele estar repleto de atascos, trampas y prisas) y ofrecen tasas de absentismo mucho menores (trabajar desde casa es más cómodo y más factible en situaciones de enfermedad leve). British Telecom ha calculado que sus 10.000 telecommuters producen un 20% más.
Hay reticencias, por supuesto, y surgen de la clásica concepción del trabajo: durante dos siglos, las empresas han tenido al trabajador bajo su amparo en oficinas y entornos laborales controlados. De algún modo, la idea de hacerlo desde casa implica cierto grado de libertad que puede derivar en libertinaje. De ahí que en lugar de plantear el futuro del trabajo de forma remota, muchas empresas hablen de innovaciones en la oficina, eliminando espacios vetustos y clásicos como las oficinas de los superiores y buscando entornos laborales que adopten las comodidades del hogar.
De un modo u otro, el futuro vira hacia una mayor flexibilidad. Aunque el teletrabajo no será una realidad para todos los puestos laborales (aquellos que no puedan realizarse vía telecomunicaciones, como la extracción de recursos o la construcción de infraestructuras, jamás se realizarán desde el hogar), el entorno laboral camina hacia mayores oportunidades de elección y menores restricciones clásicas. Ya sea en la oficina o en casa.
En Automattic ya han decidido, eso sí. Será en casa.
Fuente: https://magnet.xataka.com