La nueva generación de empresarios cuenta con un conocimiento de primera mano de los clientes más jóvenes, pero a la vez reconoce el desafío de vencer la desconfianza que despierta por la edad.
Matalon, Sakkal, Neumann, Rosental y Bastitta Harriet; puede que estos apellidos aún no resulten una referencia inmediata al rubro argentino de la construcción, pero con distintos grados de avance vienen a poner su sello en una industria que en las últimas décadas estuvo signada por desarrolladores de la talla de Costantini, Elsztain, Khafif y Sutton Dabbah.
A la nueva legión de emprendedores sub-35 del real estate no sólo los une la juventud, también supieron escoger nichos de mercado y rodearse de equipos de trabajo profesionales.
Para la dupla formada por Alex Sakkal (28) y Andrés Neumann (30), de NS Desarrollos, la importancia del armado de un equipo es fundamental en este tipo de empresas. «A su vez salimos a buscar lo que creemos que es la novia perfecta para cada una de las partes que representan nuestro negocio, desde un contador hasta los abogados», puntualiza el más joven de la legión y agrega: «A nivel estratégico buscamos desarrollar una empresa orientada al mercado corporativo y ya no sólo pensando en las necesidades de ese mercado, sino también a las personas de nuestra franja de edad y aquellos que trabajarán en esas oficinas».
NS Desarrollos lleva entregados dos edificios en Parque Patricios y avanza a todo vapor con lo que significa, en sus propias palabras, su obra consagratoria, denominada Tesla Patricios II. Será una mole de 30.000 m2, en dos módulos funcionales, con un rooftop a uno de los pulmones verdes más grandes de Buenos Aires. Sólo en esta última obra, la inversión ascenderá a US$ 60 millones.
Para José Rozados, director de Reporte Inmobiliario, en el mundo desarrollador y la industria de la construcción la barrera de entrada puede parecer baja, pero el costo de salida puede resultar muy alto. «Encarar un desarrollo inmobiliario es una tarea ardua, que puede empezar como una idea en la cabeza de un emprendedor, pero luego requiere alcanzar con éxito distintos objetivos, desde conseguir interesados en invertir, lograr las aprobaciones pertinentes hasta lidiar con la baja productividad argentina a lo largo de la construcción. Y ninguna de las etapas anteriores resulta sencilla», analiza Rozados. «Sin embargo, también es real que es una de las industrias más atomizadas que existen, donde nadie tiene el control absoluto y eso es sano para el mercado», agrega el especialista. A modo de referencia, ya que no existen cifras oficiales, las empresas constructoras que funcionan en el país son 22.262, un 1,5% menos que hace un año, si se toman las cifras de agosto, relevadas por el Instituto de Estadística y Registro de la Industria de la Construcción (Ieric).
Eduardo Bastitta Harriet (35), CEO de Plaza Logística, tenía apenas 27 años cuando con algunos negocios frustrados a cuesta pensó en dejar el país. «Cuando decidí quedarme, empecé a buscar activos vinculados a bienes reales, es decir, negocios con premisas sólidas, y me encontré con el real estate», recuerda, quien acaba de anunciar una inversión de US$ 210 millones para sumar cuatro nuevos parques logísticos (300.000 m2) a los tres que ya opera la compañía. Plaza Logística, con ingresos por $ 139 millones en el primer semestre, tiene socios locales (40%) e internacionales (60%).
Su fundador reconoce que ingresó a una industria poco explotada en el país. «En este negocio, nosotros invertimos por nuestros clientes. En la práctica es como tener muchos platitos en el aire, la tierra, la obra, los bancos; uno no se puede descuidar porque se cae todo», afirma Bastitta Harriet, que tiene como socio al estadounidense Benjamin Griswold, miembro de una familia pionera en la industria de los fondos comunes de inversión. «Hace años, una prima mía se casó con un primo de Benjamin y se quedó un tiempo en casa», marca el punto de encuentro y explica: «Este negocio no es divisible, como sí sucede con proyectos residenciales u oficinas. No es posible buscar inversores vía fideicomisos, porque una gran nave logística no se puede dividir».
Ante esta realidad, los fundadores apelaron a inversores más audaces que vieron la oportunidad de desarrollar sobre un territorio poco explotado, y tras conseguir los primeros US$ 10 millones obtuvieron un préstamo por US$ 5 millones más del Banco Patagonia. «En 2008, cuando conseguí la opción de compra por el primer terreno, en Pacheco, cayó el Lehman Brothers y con él nuestros inversores. Fue la primera crisis, antes de arrancar. Por suerte nos repusimos y conseguimos el préstamo», resalta el ahora CEO de una empresa con 150.000 m2 de naves y 40 empleados.
Rosental Inversiones es un holding diversificado entre el mercado de capitales, la apuesta a un sinnúmero de compañías y con una pata firme en el rubro de bienes raíces. «La gran habilidad que tuvo mi papá, que fue el mentor de esta empresa, es que supo elegir socios estratégicos para cada rama de real estate», afirma Lisandro Rosental (31), al frente de la compañía con 100 empleados, que fundó Miguel «Miky» Rosental. «Estoy haciendo lo que siempre soñé, pero lo soñé en otras circunstancias», aclara el joven, que ingresó a la firma familiar en 2007, pero a causa de un problema de salud de su padre, a partir de 2011 y con tan sólo 26 años, tuvo que acelerar su proceso de aprendizaje para adelantar la sucesión al frente de Rosental Inversiones.
En Rosario, la compañía tiene finalizados, en construcción o pronto a lanzar, parques industriales, centros logísticos, áreas comerciales, un barrio cerrado y hasta una serie de complejos residenciales. Sólo con estos últimos, conocidos como Condominios del Alto, lleva construidos de la mano del estudio Fundar, de la misma ciudad, 120.000 m2 (vendibles) desde 2004, casualmente sobre terrenos que le compró a Eduardo Elsztain, uno de los históricos del sector. Ahora proyecta 60.000 m2 más en otros puntos de la ciudad.
«Mi papá siempre que le preguntaban cuál era su profesión decía agente de Bolsa y después hacía todo lo demás. Creo que hoy la empresa trata de adaptarse a las necesidades de los inversores y las oportunidades del mercado», afirma Rosental, que en el rubro hotelero también tiene puestas unas fichas como accionista de Fën Hoteles, con marcas como Dazzler y Esplendor.
Con un breve historial en el mundo de la comunicación -trabajó en la productora Mandarina, en ese entonces de Andy Kusnetzoff, Mariano Chihade y Juan Cruz Ávila-, Pablo Matalon (32) lleva seis años en el rubro inmobiliario. «Tenía unos 30 contactos entre la familia y amigos del club, y pensé que una inmobiliaria podía resultar», reflexiona el ahora desarrollador de la firma MTL Group, creadora de la marca Boschetto. «Tuve una serie de operaciones que marcaron la diferencia y en 2010, una inmobiliaria me llama para ofrecerme un terreno, que resultaría el inicio de mi primer desarrollo», agrega. Matalon también se apoya en socios experimentados para concretar sus ideas. El arquitecto Carlos Levit, amigo de su padre, aporta lo suyo en la sociedad. Tras la entrega de Boschetto Sucre, en Belgrano Chico, MTL Group tiene dos obras en carpeta: Boschetto Ramsay (4000 m2 de venta), a pasos de la primera obra, y Boschetto Salguero (6500 m2), en Seguí y Salguero, donde ahora hay una pizzería.
«Entrar a una inmobiliaria con 26 años y decir que estás buscando un terreno de US$ 2 millones hace que te miren raro», reconoce Matalon y agrega: «Hay que saber transmitirle al interlocutor confianza, que no estás solo y jamás creértela». Uno de sus secretos, asegura, es ser «un perro de caza», ya que pasa muchas horas en la calle buscando las oportunidades, algo que los players más grandes no persiguen. Además, su pasó por la TV le enseñó a no quedarse con el no: «Si no conseguís la nota no hay material y algo similar sucede con los desarrollos y la tierra», afirma.
Para Neumann hay espacio para una empresa chica, técnica y muy ágil como la suya, porque resultamos útiles para las grandes empresas, ya que somos nosotros, los propios dueños, los que tomamos las decisiones asumiendo la responsabilidad cara a cara. NS Desarrollos tiene entre sus clientes a YPF, Techint, Cardinal Servicios, tres de las cuatro big four y acaba de cerrar un deal por 6000 m2 con Mercado Libre.